8

de los actuales funcionarios tienen más de 70 años.

El mayor

tiene 81.

alejandro BALART

Reducir los costos en personal —en los que se gastan al mes $1.333 millones— es una de las principales medidas del plan de reestructuración que, con apoyo de la comisión de Régimen Interno, diseñó Raúl Guzmán tras asumir como secretario del Senado, el pasado 8 de mayo.

El exfiscal —quien tiene un sueldo bruto de $13 millones 193 mil (15% menos que su antecesor)— ya definió junto al administrador público Sebastián Rivas Anguita (el único asesor que llegó con él)— las otras áreas en que se puede ajustar el cinturón.

Por eso partió con una minuciosa revisión de los contratos de proveedores y de aquellos pagos excesivos, que implicó, por ejemplo, terminar con la compra de vinos y licores (que se servían en los comedores), que sumó un gasto de $30 millones en los últimos cuatro años.

“Todavía hay mucho paño que cortar”, asegura el senador David Sandoval (UDI), miembro de la comisión de Régimen Interno. Cuenta que también hay pagos desmesurados en el traslado de funcionarios desde Valparaíso a Santiago los días en que se sesiona en la capital: “Es legítimo que haya necesidad de transporte, pero en lugar de contratar un taxi por persona, se puede buscar una van para varios. Eso reducirá gastos”, dice.

Pero el foco —por su impacto en el presupuesto— es la planilla de sueldos de los 346 funcionarios (entre planta y contrata). De los cuales 23 reciben —sumadas todas las asignaciones— sueldos superiores a la dieta mensual de cada senador ($9 millones 349 mil).

“Los sueldos de los funcionarios están por sobre los de cualquier institución pública”, plantea Jaime Quintana (PPD), presidente del Senado, quien asegura que a partir de ahora no habrá “nunca más sueldos exorbitantes”.

Desde 1994 que no se revisaba la estructura de la planta ni la de las remuneraciones. Esa vez, una comisión bicameral —que lideró el presidente de la corporación Gabriel Valdés junto a su par de la Cámara, Jorge Schaulsohn— elaboró una organización ideal del Congreso, con 220 cargos para el Senado. Esa planta incluía dos cupos complementarios: edecán y contralor interno (que jamás se concretó).

Hoy, 25 años después, la mesa del Senado está empeñada en crear la Unidad de Auditoría Interna (heredera del contralor original). Y por eso el pasado domingo 11 de agosto se publicó en El Mercurio el llamado a concurso para jefe de la nueva unidad.

“No era posible que tuviéramos un solo auditor para examinar el presupuesto del Senado que es de $44 mil millones. Eso es absurdo. Porque todo lo relacionado con las asignaciones de los parlamentarios es totalmente transparente, pero en el 92% del presupuesto restante, nadie se había metido antes”, asegura Quintana.

Lo que había, recuerda Sandoval, eran contratos con auditorías externas —desde 2009— y “que nunca pudieron determinar la cantidad de situaciones que había que regularizar”. Tales trabajos también llegarían a su fin.

Achicando remuneraciones

Con la búsqueda de un jefe de auditoría debuta un nuevo sistema de reducción de gastos.

Como el cargo no existía, se utilizará el cupo de la exjefa de finanzas de la Corporación, Cristina Araya, despedida el 10 de julio. Y si bien ella tenía grado E del escalafón de profesionales, el nuevo funcionario llegará en calidad de F.

“Hay dos cargos de Auditoría, uno el jefe del departamento y otro que le sigue. Ambos van con una rebaja de grados bien significativa. De aquí en adelante la tónica será que cualquier cargo que se llame a futuro se hará siempre por un tramo y renta inferior”, dice Quintana.

Las nuevas contrataciones de auditores implicarán una reducción de $1 millón menos al mes por cada cargo, pues junto con tener un sueldo base más chico también recibirán menos dinero por asignación de responsabilidad, dado que esta está indexada al salario base.

Al igual que Raúl Guzmán, el nuevo prosecretario interino, Roberto Bustos, ganará menos que quien tenía el cargo y de lo que él mismo recibía como secretario de comisiones ($13 millones 134 mil brutos).

“Fue nombrado interino por dos años porque le queda poco tiempo para jubilar. Y él sabe que su remuneración va a ser inferior a la que tiene”, asegura Quintana.

Los recortes también incluyeron al edecán. Figura que la mesa quería suprimir tras despedir al excapitán de navío Roberto Berardi, que estuvo en el cargo 9 años con un sueldo mensual de $8 millones. Finalmente contrató a un oficial en retiro por $2 millones.

Además de la rebaja de grados se decidió que, cuando se produzca una vacancia, se estudiará caso a caso si se llena el mismo cargo o si se ocupará en otras áreas. La finalidad es evitar que aumente la cantidad de funcionarios.

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