Un momento de unidad nacional con dos selfies. El 2 de octubre de 2018, el Presidente viajó a Antofagasta para celebrar el fallo de La Haya frente a Bolivia. Sin embargo, Paulina Núñez (abajo a la izquierda) y Karen Rojo (más arriba a la derecha) optaron por retratarse por separado.

Desde adolescentes han convivido relativamente cerca. Paulina Núñez, actual vicepresidenta RN y diputada, estudiaba en el Instituto Santa María de Antofagasta. Karen Rojo, hoy alcaldesa de esa ciudad, iba al Hrvatska Skola San Esteban. Ambos colegios estaban ubicados a menos de 300 metros de distancia.

Sin embargo, se conocieron años después, en el primer gobierno de Sebastián Piñera. En marzo de 2012, Núñez ya era secretaria regional ministerial de Gobierno (seremi de Segegob) cuando Rojo fue nombrada seremi de Salud.

Al inicio, la relación era buena. Hacían dupla. Núñez (abogada, 36 años) acompañó en más de una ocasión a Rojo (químico farmacéutica, 39 años) en sus fiscalizaciones sanitarias en terreno. En esas acciones, rodeada de prensa local, la alcaldesa se hizo famosa.

No obstante, después de siete años, las exseremis, hoy convertidas en las principales figuras políticas de Antofagasta, tienen una irreconciliable rivalidad que podría seguir escalando e, incluso, contagiar a todo Chile Vamos.

Ambas tienen aspiraciones de llegar al Senado en 2021. Núñez —esposa del ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg— es apoyada por RN, mientras que Rojo —quien anteriormente era cercana a ese partido, salió electa como independiente y tuvo un acercamiento con la Nueva Mayoría—, hoy es la protegida de la presidenta UDI, Jacqueline van Rysselberghe, quien la fichó dentro de la bancada de alcaldes del gremialismo.

Las declaraciones cruzadas entre ambas han llegado a tal punto que hay quienes ven el riesgo de que el problema salga de la región y lleve una conflicto nacional entre la UDI y RN.

Por ejemplo, en julio, Rojo pidió que Cristián Monckeberg “no use su ministerio para hacer la campaña de su esposa”. Dijo que “es el ministro que más visitas hace y el que menos avances presenta”.

La diputada, en tanto, le suele recordar a la edil sus problemas judiciales: “(Rojo) ha pasado más en tribunales que en la municipalidad. Está formalizada por fraude al fisco, abandono de deberes y malversación de fondos públicos. No le reconozco ninguna superioridad moral, y menos que me venga a emplazar”, dijo la diputada el 24 de junio.

El origen de la pelea

La rivalidad no surgió por un hecho puntual. Más bien fue un distanciamiento que comenzó en 2012, cuando ambas integraban el gabinete regional. Según relata una fuente que prefiere no identificarse, las rencillas surgieron por la figuración mediática de la químico farmacéutica, que escapaba al molde comunicacional que pedía La Moneda.

Luego vinieron una serie de episodios que llevaron a Rojo a romper lazos no solo con Núñez, sino con todo el equipo de la intendencia de Antofagasta en esa época.

Por ejemplo, la edil atribuyó a una persecución política su salida del gabinete regional en julio de 2012, debido a que Contraloría estimó que no tenía los requisitos técnicos para ser seremi.

Luego Rojo quiso ser alcaldesa, pero una ficha de militancia en RN, con una firma que ella nunca reconoció, puso en suspenso su postulación. Al final el Tribunal Calificador de Elecciones dictaminó que ella era independiente y así pudo competir y ganar la alcaldía. Tras el hecho, la jefa comunal acusó que poderes fácticos en el Gobierno trataron de dañarla.

Núñez, que en 2013 salió electa diputada, asumió una postura defensiva frente a las críticas al primer gobierno de Piñera y se transformó en una de sus principales fiscalizadoras.

Por su parte la alcaldesa se acercó al gobierno de Bachelet y apoyó a Alejandro Guillier en la última presidencial.

Pero el interés de Rojo de postularse al Senado en 2021 se convirtió en la declaración definitiva de guerra, dado que eran conocidas las aspiraciones de Núñez de dar un salto a la Cámara Alta.

En la UDI creen que ambas podrían volver a hacer dupla, ya que en Antofagasta se eligen tres senadores y ellas por su potencial electoral podrían perfectamente ganar dos escaños para la derecha. No obstante, en RN desconfían de Rojo y creen que así como fue piñerista, luego guillierista y hoy es partidaria de Joaquín Lavín, en el futuro podría cambiar de bando.

“Espero que esto (su rivalidad) no genere una dificultad en la coalición”, dice Pablo Toloza (UDI), exintendente de la región, quien trabajó con ambas.

El exsenador y presidente del Centro de Estudios Estratégicos de la masonería, Carlos Cantero, se declara amigo de ambas y cree que “si se hace un buen trabajo de coordinación, el sector se puede quedar con dos senadoras. Eso significa que estas dos personas no pueden seguir confrontándose, sino que en algún momento tienen que sumar su potencial electoral”. “En Antofagasta va a haber un mujerazo, porque los senadores de la región están en el absoluto descrédito”, añade.

Su peso electoral

En 2012, Rojo compitió como independiente, sin el apoyo de la derecha, y se quedó con el municipio tras lograr 35.110 votos (47,9%), casi 14 mil sufragios más que la alcaldesa de la época, Marcela Hernando. En 2016, fue reelecta con 18.157 preferencias (28,13%), dejando en segundo lugar al UDI Manuel Rojas.

Pero sus detractores le reprochan un estilo populista y ambigua en lo político. Sobre ella pesan, además, investigaciones judiciales. Está formalizada por fraude al fisco y negociación incompatible.

Paulina Núñez, por su parte, en 2013, en su primera elección parlamentaria salió segunda al obtener 20.565 votos (18,52%, tras Marcela Hernando con 24,52%). Pero en 2017, en la reelección, pegó el salto, alzándose como la primera mayoría con 37.768 (20,98%) e incluso arrastró a su compañero de lista, José Miguel Castro (RN).

A su haber también tiene las redes que ha construido dentro de RN. Uno de sus aliados es el senador Manuel José Ossandón y su esposo es el ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg.

“Tienen perfiles políticos bastantes parecidos. Ambas son mujeres de edad similar, profesionales, apuntan a casi el mismo electorado: muy cercano a lo popular, a las juntas de vecinos. Y ambas lograron votaciones muy importantes. Eso lógicamente genera (disputas)”, añade Toloza, quien cree que Rojo tiene ventaja en caso de que solo una llegue al Senado.

A juicio de Cantero, “la Paulina Núñez tiene ventajas en esto, es más solvente con mayor basamento electoral, más institucional. En cambio la Karen Rojo es una apuesta a su persona”.

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