PARRA Nobel. Muy temprano para África. El tal Wole Soyinka (premiado por la academia sueca en 1986) es el negro más feo que jamás he visto. El Nobel más feo de todos. ¿Cómo escribirá? Según un amigo “tiene” que escribir como Mariano Latorre, un cierto costumbrismo, un criollismo africano, nigeriano. Veremos. No hago planes para leerlo. Hay tantos Nobeles con nombres extraños, polacos, checos, llenos de puras consonantes, que no sólo no los he leído sino que ni siquiera logro memorizar sus nombres (lo que no prueba nada, ciertamente). Parra, Borges, Octavio Paz. El “estocolmizamiento” de la literatura sigue. ¿Uno por continente? ¿Preferidos los luchadores sociales, los marxistas, los de la vanguardia izquierdista? ¿De qué se trata? ¿Buscan el pintoresquismo? ¿Por qué no Khadafi? ¿O el Ayatollah Komeini. Cada uno ha publicado su personalísimo manual de Carreño, Sabato, Graham Greene, en la larga lista. Digo que Nicanor Parra lo merece. Bajo esta Parra edificaré mi Iglesia. Sin antiparras vuelvo a ver el sol. Parra soy y en Parra me convertiré. Todo Parra desplaza el volumen de lo que reza. Parra que no haz de leer, déjalo comer.

Por todas partes

No se trata de un fenómeno local. Ante mis ojos tres de sus últimas publicaciones: la primera, en griego, hecha en Atenas, “Poemas y Antipoemas” circulando desde 1982. La segunda “Sermons and Homilies of the Christ of Elqui” (U. of Missouri Press, traducción al inglés de Sandra Reyes), aparecida en 1984. Y la última: “Antipoems: New and Selected”, editada por New Directions de New York, recién el año pasado. Las traducciones a cargo de los más grandes poetas norteamericanos de hoy: Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Edith Grossman, Thomas Merton, William Carlos Williams, W.S. Merwin, James Laughin, etc.

Es decir, no estamos soñando nada. Parra va por el mundo con su risa. Entendió a tiempo que ésta era para no llorar, payador, predicador, imitador de Cristo, su risa le servía para ganarle el quien vive a la muerte.

Honor para un crítico

“Alone” fue virtualmente el descubridor de Gabriela Mistral. Y, luego, el sembrador a todos los vientos de Chile de la poesía romántica de Neruda; “Alone” se encandiló con ambos poetas. Hizo bien. Eran de primera agua.

“Ignacio Valente” ha hecho lo propio con Nicanor Parra, diseminando el polen de su antipoesía. Sospecho que fui extremadamente crítico y hasta cruel con el poeta José Miguel Ibáñez Langlois, en reciente crónica. Es cierto que no me entusiasmé con su “Libro de la Pasión”. Pero —reitero— jamás quise entregar la idea del plagio en un poema. Apenas, evocar voces que flotan iguales como vilanos en la atmósfera de la poesía y que recogen los poetas. Tal vez la idea del “solo un hombre ha sido esto o aquello” o mejor “uno solo ha sido todos”, la unicidad en el dilatado plural, esté en San Agustín, o en libros sagrados, o en poetas místicos. Y Borges e Ibáñez Langlois sólo han vuelto a tomarla. “Todo lo hacemos entre todos”, pero somos impares. No hay otro alcance en mi comentario. Nunca el de negarle talento a Ibáñez Langlois que lo tiene y lo luce. Y el que le celebramos, fraternalmente.

Sentimental ecológico

Parra es una confesión, La beauté. La confesión será convulsiva o no será. Espigamos:

—¿Duerme bien?

—Eso sí que con los ojos abiertos.

—Se ve muy arrugado.

—Soy + viejo por dentro que x fuera.

Nos habla del Tao Te King, de dietas micro y macrobióticas, de ventanas sin ozono que se abren a la eternidad, por las que entran los rayos ultravioletas. La Violeta lo entristece aún. Los rayos ultravioletas le ponen sus escasos y mefistofélicos pelos, de punta. Rostro de payaso (como el que se nos pone a todos) de máscara de alguna ópera, más que de payaso, de tony viejo (uno de sus hermanos trabajó por años en este noble oficio liberal):

DEMASIADAS ESTRELLAS

al Creador se le pasó la mano: con la mitad habría de sobra.

Entonces el pequeño burgués, el tonto solemne que vive en un paraíso

de cartón piedra, se rasca la cabeza y se asegura: “Este es un imbécil”.

PACIENCIA MUJER

El Padre Eterno tiene sus días contados

(“Además, irreverente. No respeta nada”).

—Ya no se parece al Cristo de Elqui

—Me libré de todos mis complejos.

—¿Qué le parece el Festival de Viña?

—Esto es lo más serio que sucede en Chile.

Mucho más importante que la propia Parada Militar.

¿Cómo podemos confiar en alguien semejante? Y algunos críticos andan diciendo que es la maravilla del siglo, que además, es un buscador de Dios.

—Dios: ¿lo ha encontrado?

—Niet.

El transeúnte burlón

—¿Por qué vive en Europa?

—De día solamente.

—Todos mis sueños ocurren en Chile.

—¿Homosexual?

—Eso sí que es platónico.

—¿Posaría desnudo para Dalí, don Domingo?

—Siempre que él se empelotara primero.

Domingo es el Cristo de Elqui, Domingo Zárate Vega, el alterego de Nicanor Parra, Parra es el sello de Domingo Zárate, el “ellos”, su voz habla y predica en el desierto del corazón humano, va por la arena tentando con la risa, y ofrece esa ponzoña mortal para el hombre, y que es su sangre y su oxígeno y lo que le hace vivir: el pensamiento.

TIENE RAZÓN HOMERO

Cuando un hombre se roba una mujer

arde Troya por los cuatro costados si no la devuelve en un plazo prudente.

La niñita enamorada

En diciembre de 1985 Nicanor Parra estaba en Buenos Aires. Dio varios “recitales”. Lecturas las llama, prudentemente, él. En una, la mayor, una niñita se le aproximó y... pero dejemos que “La Nación” de esa ciudad (8-XII-85) lo informe:

“El final fue un apoteosis —que es la elevación de un dios— con el público, que se abalanzó sobre el poeta y le regalaba libros y le pedía que firmara ejemplares ya muy leídos, viejos libros con la poesía de Parra. Una chica de catorce años se le acercó al oído, le dejó un libro y le dijo: «Estoy enamorada de usted»”.

Beatrice. Y sin duda lo estaba. La verdad de la palabra justa recrea y enamora.

—¿Cómo definiría la verdad?

—Esa anciana decrépita que no pasa de moda.

Parra, por propia confesión, dice estar mucho más cerca de Huidobro que de Neruda. Cree que el lenguaje del poeta está en el aire, en la vida misma, que las palabras no son palabras: La mamá me enseñó a leer. Y no en un libro, sino en las hojas de periódico con que estaba empapelada la pieza donde vivíamos en un conventillo de Santiago.

—Yo pensaba que su padre, maestro primario, era quien le había enseñado a leer.

—Mi padre me enseñó a leer en otro sentido. La mamá me enseñó a leer el alfabeto, pero el papá me enseñó a leer en el libro de la naturaleza, en el libro de la comunidad. Lo que yo hago, la antipoesía, no fue inventada por mí.

La horma de su zapato

CATASTROFISTA, CLARO QUE

SÍ, pero moderado.

—No enteramente. En declaraciones a “La Razón” (15-XII-85) razona:

—Hubo un momento en que mi compromiso era con la libertad, con la imaginación, con la vida misma. Yo sentía esa “alegría de vivir” que se nota en mis primeros poemas que no adscrita a ninguna ideología, a ninguna doctrina. Pero ahora estoy en una especie de “nuevo realismo socialista”.

—¿En qué consiste eso?

—¡He encontrado la horma de mi zapato! Estoy muy asustado por lo que ocurre en el mundo. Ya no se puede seguir jugando. La antipoesía es muy Indica. (Yo antes decía: “la verdadera seriedad es la cómica”) Pero ahora veo dos fantasmas espantosos en el horizonte: “el colapso ecológico y el holocausto nuclear”.

Y entonces grita:

—Tercer y último llamado:

Capitalistas y socialistas del Mundo, uníos

antes de que sea demasiado tarde.

Salvar la Tierra. De los hombres, otra vez. Ahora no es una guerra que dure cien años, o la de las dos rosas, o la de Troya, y las guerras médicas o púnicas, o la Gran Guerra... La pelea se da en secreto. Los enemigos son las máquinas, flechas que surgen de subterráneos, de silos hipócritas enterrados, con poder de aniquilar miles de personas, que brotan del fondo del mar. La guerra está en las aguas envenenadas, en los químicos inventados para terminar con bosques y praderas y casitas en la pradera. La guerra está en los hondos vientres oceánicos, y en las alturas, en los vacíos donde flotan las plataformas que nos llenarán de láseres. A los setenta y pico de años Nicanor Parra no ha perdido la felicidad de estar encendido de inteligencia en un mundo de absurdos.

MITOLOGÍA GRIEGA

Para qué tantos dioses, digo yo,

cuando con uno solo basta y sobra.

No me interesa la muerte

En ciertos hombres-hombres la muerte tiene otro sabor.

Cuando se hace una vida, cuando se la vive de modo tan rico que morir “parezca injusto” como dice Unamuno, cuando abrimos las puertas, las ventanas, cuando entregamos “alma, corazón y vida” valseando con el presente, abrazados a las pasiones como enfermedades contagiosas, de la libertad, el amor, la verdad, sin ceder en nada sustantivo, la muerte es apagar la luz, cuando hay ya demasiada y hiere la vista, es el anti-Goethe esta muerte:

EN CASO DE RESURRECCIÓN haga girar la tapa del ataúd en sentido contrario a los punteros del reloj éste es un ataúd automático.

Stürm und Drang.

Pródiga es la tormenta que desencadena Nicanor Parra en la poesía del mundo, y fecundo los muchos impulsos que ofrece a las nuevas generaciones, a sus alumnos:

Estimados alumnos

adiós estimados alumnos

y ahora a defender los últimos cisnes de

cuello negro

que van quedando en este país

a patadas

a combos

a lo que venga: la poesía nos dará las gracias otra medida revolucionaria perdonar todos los delitos de amor amnistía sexual.

¿Quién quiere perder a Nicanor Parra? Nadie, digo yo.

“Ya no me queda nada por decir/ todo lo que tenía que decir ha sido dicho no sé cuántas veces”. Pero no es cierto. O es cierto, pero hay que volver a decirlo no sé cuántas otras veces. Hay que subirse al tren que lleva instantáneamente de Santiago a Puerto Montt e imaginar al hombre imaginario que “en las noches de luna imaginaria/ sueña con la mujer imaginaria”, allá en las altas colinas de La Reina, entre laureles y acacias que hoy están llenas de flores blancas, donde el poeta continúa alzando sus construcciones imaginarias, glorietas metálicas para las rosas, nuevos pórticos para unir las piezas de su laberinto, luces en escaleras que llevan a su palomar hacia lo alto, abriendo nuevas puertas que conducen al vacío vegetal, inaugurando sitios de combate, escritorios, bancos de colegio en los que colocar sus cuadernos de niño para recoger, heliofísico, la luz del sol de una poesía que sale del medio del esmog del ponzoñoso valle allá abajo, como un volantín y sube hacia su selva clara a enredarse en medio del camino de su vida que mueve las nubes y las estrellas.

Porque le he conocido una vida entera. Y lo he admirado de sorpresa en maravilla. Por lo que hizo, lo que está haciendo y lo que hará. Por la calidad de su alma, por la carne y la sangre y los huesos de este fino ser humano, yo pido el Premio Nobel para Nicanor Parra. Más que para tantos. Se lo negaron a Borges. No cometamos la ignominia, en el año que viene, de robárselo a la voz de la Tierra. No la voz de nuestra tierra. La de toda la Tierra.

LEER MÁS
 

aries

En el ámbito afectivo, abre tu corazón sin prejuicios, límites ni tabúes. P. clave: Confiar.

Tauro

Logras resolver dudas en lo efectivo, eso te permite iniciar una nueva etapa en la relación de pareja. P. c.: Avances.

geminis

Un tanto despistado y con tendencia a subestimar tus sentimientos. Palabra clave: Atención.

cancer

Momentos de expansión y experiencias de pareja divertidas y muy amenas. Palabra clave: Alegría.

leo

En el ámbito afectivo, etapa para disfrutar y divertirse. Palabra clave: Atracción.

Virgo

No cuentes con la suerte para resolver problemas que tú mismo has generado, en lo afectivo.

P. clave: Responsabilidad.

Libra

En el ámbito afectivo, lima las diferencias, utilizando un trato agradable. P. clave: Diplomacia.

Escorpión

Es preciso enfrentar el momento que estás atravesando en lo afectivo, en vez de aferrarte a la ilusión. P. clave: Aceptación.

Sagitario

La soledad es mejor que la mala compañía, siempre. Palabra clave: Reflexión.

Capricornio

En el ámbito afectivo, lo más importante en esta etapa es que no dudes de tus sentimientos. Palabra clave: Confianza.

Acuario

No calles nada, pero procura la mejor forma de hacerlo. Palabra clave: Sinceridad.

Piscis

El ámbito afectivo estará repleto de pequeñas obligaciones que te llevarán a una convivencia armónica. P. clave: Ánimo.

LEER MÁS