“La Moneda en llamas” (1989), de Nemesio Antúnez.

La fumarola cubriendo el cielo, mientras las llamas se estiran para alcanzarlo. Abajo, el palacio de gobierno yace tras el embate de los Hawker Hunter. Al reverso, la dedicatoria de Nemesio Antúnez a Carlos Altamirano Orrego. La litografía, que retrata una de las escenas más icónicas del 11 de septiembre de 1973, fue obsequiada por su autor a la recientemente fallecida figura histórica de la UP y se subastará el sábado.

El remate contempla un centenar de piezas, entre pinturas, esculturas y objetos, pertenecientes a la colección del exdiputado y senador PS, que revelan una de sus pasiones menos conocidas.

“Era un hombre de gran cultura y refinamiento estético, humanista y amigo personal de Pablo Neruda, Roberto Matta, Nemesio Antúnez, y de muchos intelectuales. Su ojo de coleccionista se concentró en objetos de arte popular, arte africano y de vanguardia. También hay piezas con una emotividad política propia de la época, que hablan de un Chile profundo y modesto en vías de desaparición”, sostiene Francisco Monge, director de Monge & Cía., empresa responsable de la subasta, que exhibirá las piezas desde mañana.

Buen olfato

François Boisrond, Robert Combas, Orrego Luco, Pablo Burchard, Alfredo Valenzuela Llanos, entre otros, forman parte de una colección que se avalúa en cerca de $150 millones, siendo la litografía del irlandés Francis Bacon, “Estudios para una corrida de toros”, la de mayor cotización, con un piso de $39 millones.

Procedente de una familia humanista y liberal, al abogado “le fascinaban las ideas nuevas, el arte folk, más popular, con más calle, como Basquiat”, explica su hijastro, el fotógrafo y viñatero Julio Donoso. “Lo curioso no es que fuera un intelectual sino que fuera dirigente político”, agrega.

Tanto en Chile como en su residencia en Europa, ya fuera con su primera esposa, Silvia Celis, o con su cónyuge definitiva, Paulina Viollier, Altamirano recorría los mercados de pulgas, las ferias y las pequeñas galerías. En ocasiones apeló al trueque, intercambiando, por ejemplo, un Orrego Luco, heredado por su abuela, por un novel Boisrond. “Carlos tenía una pensión muy pequeña. No era una persona de dinero. Pero era muy busquilla y tenía buen olfato para encontrar artistas con futuro”, detalla Donoso.

Sus amigos artistas incentivaron esta afición. “Con (el arquitecto chileno) Sergio Larraín García-Moreno solían irse de excursión a Perú a buscar piezas precolombinas”, cuenta su hijo, Juan Carlos Altamirano Celis. Mientras que Roberto Matta le impregnó el gusto por el arte africano. “Una vez fuimos a la casa del pintor surrealista en Londres y mi papá vio que tenía tres pájaros de madera, de la tribu Senufo de Costa de Marfil. Le preguntó dónde los consiguió y apenas volvimos a París, salió a buscarlos”, cuenta Altamirano Celis.

En otra oportunidad, Altamirano sorprendió a Neruda obsequiándole uno de los balaustres de madera que pertenecían a la infraestructura histórica del Palacio de La Moneda y los cuales obtuvo rescatándolos entre los desechos que dejaba el proceso de recambio del techo de la casa de gobierno, en la década de los 50's. Tanto la columna como la carta y la oda a la pieza que el poeta envió a Altamirano a modo de agradecimiento serán parte de la subasta.

La distancia que separa a los hermanos Orrego Celis —Alejandra y Francisca viven fuera de Chile—, entre otros factores, han llevado a la familia a rematar los objetos. “Entre tantos cambios, uno en la vida ha aprendido a desprenderse de lo material”, dice Juan Carlos Altamirano.

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Balaustro de

La Moneda

Rescatada de los desechos, por Altamirano, tras la remodelación del techo del Palacio de gobierno, en los años 50's, la columna de madera tornada se remata en $2.5 millones. El abogado le obsequió una a Pablo Neruda.

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Figura de pájaro en madera

La escultura de madera, procedente de la tribu Senufo, de Costa de Marfil, se transformó en una obsesión de Altamirano, una vez que la vio en casa de su amigo Roberto Matta, en Londres.

El arte popular africano fue una de las pasiones del dirigente político, quien lo descurbió de la mano de la obra de Picasso.

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“Estudio para una

corrida de toros”

La litografía del destacado artista irlandés, Francis Bacon, es la pieza más cotizada de la colección de Carlos Altamirano Orrego. Su valor mínimo es de $39 millones. Seguido a ella, se encuentra “Bodegón de flores”, del artista francés de la figuración libre Robert Combas, avaluada en $10 millones.

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