Osos hormigueros, zarigüeyas y ocelotes son algunos de los mamíferos que habitan la cuenca del Orinoco colombiano. Allí conviven junto a una vasta cantidad de especies y ecosistemas, ya que el Llano Oriental, una de las seis regiones naturales de Colombia, abarca extensas áreas de sabanas, humedales y pastizales nativos e introducidos que permiten la biodiversidad. No obstante, el hogar de estos animales está bajo amenaza: los bosques ribereños, hábitats diversos y complejos que sirven como nexo entre los sistemas terrestres y acuáticos, están fragmentándose a causa de la rápida expansión del monocultivo de palma aceitera.

La también denominada palma africana es de las plantaciones con mayor crecimiento en el planeta debido a que su aceite se comercializa para uso comestible y elaboración de cosméticos, entre otros. El fuerte desarrollo de la Elaeis guineensis (su nombre científico) en Colombia es evidente: las áreas de cultivo aumentaron de 354 mil hectáreas en 2014 a casi 500 mil hectáreas este año, lo que convierte a ese país en el tercer productor a nivel mundial. Sin embargo, esta acelerada expansión provoca importantes alteraciones en el hábitat de la fauna local.

En todo el mundo, el rango geográfico de distintos mamíferos se ha reducido en aproximadamente un 30%, especialmente en aquellos paisajes donde el ser humano realiza actividades intensivas como lo es la agricultura. Sin embargo, las llanuras orientales son particularmente significativas, porque Colombia, con 518 especies registradas, clasifica internacionalmente entre los cinco países con mayor diversidad animal. “Los monocultivos reemplazan un hábitat natural y desplazan a las especies que los habitan”, asegura Ariel Farías, investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (Capes UC).

Debido a que el crecimiento agrícola es uno de los principales factores de la pérdida de hábitat y del desplazamiento forzado de animales, un estudio publicado en la revista Nature evaluó la capacidad de diferentes mamíferos terrestres de la Orinoquía para adaptarse a paisajes que fueron alterados por el monocultivo de palma aceitera. De acuerdo al informe, de las 23 especies estudiadas en la zona, solo el oso hormiguero gigante y el zorro cangrejo fueron avistados haciendo uso de más del 70% de aquellos cultivos, seguidos del puma yaguarundí, que se detectó en casi el 40%. En cambio en el hábitat no intervenido por el hombre, como los sitios boscosos aledaños a las plantaciones de palma, siete mamíferos fueron avistados en más del 70% del territorio: el oso hormiguero melero, el armadillo de bandas, el ocelote, la rata espinosa, el agutí negro, la paca común y la zarigüeya.

Hábitat heterogéneo

Las zonas ribereñas son conexiones perfectas entre distintos hábitats porque actúan como corredores ecológicos que permiten la conectividad de paisajes y la migración de mamíferos y aves. Como estos variados ecosistemas son amenazados por actividades agrícolas, los investigadores determinaron la importancia de alcanzar un manejo sostenible de la palma aceitera, para que los monocultivos sean más amigables con la fauna y disminuyan sus efectos negativos en la biodiversidad.

Así, más especies podrían convivir en paisajes alterados por la acción humana, considerando que los cultivos de esta planta pueden contener en promedio solo un 47% de la diversidad de mamíferos que tiene originalmente un bosque.

Como las plantaciones de palma por sí solas no son suficientes para la persistencia de la fauna, los expertos concluyen que los cultivos podrían ser más apropiados si es que se intercalan con vegetación nativa de bajo crecimiento, ya que esto tuvo un efecto positivo en el uso del hábitat en ocho especies.

“Los bosques naturales son estructuras muy complejas y cuando se reemplazan por monocultivos se transforman en simples. Muchas especies dependen de una estructura compleja del hábitat, por eso lo que se ha realizado con bastante éxito es generar algún tipo de heterogeneidad”, explica Farías de Capes UC.

Otra de las estrategias que contribuyeron a la diversidad de los ecosistemas, según el estudio, fue mantener los corredores ribereños en las proximidades de los terrenos cultivados y conservar lagunas y humedales intactos dentro de ellos.

“Si los monocultivos (de palma aceitera) no están asociados a una diversidad de plantaciones, se pone en riesgo la estabilidad de la agricultura y la biodiversidad”, dice Rodrigo Medel, académico del departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile.

Llevar a cabo técnicas sostenibles de manejo de tierra para que los cultivos agrícolas no alteren la diversidad de los ecosistemas, concluye el estudio, influiría positivamente en que osos hormigueros, zarigüeyas, ocelotes y otros mamíferos del Orinoco tengan menos probabilidades de perder su hogar.

Los bosques albergan más del 80% de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos.

El caso de los orangutanes de Borneo

El orangután de la isla de Borneo, en el sudeste de Asia, está en peligro crítico de extinción. Un estudio, publicado en la revista especializada Plos, mostró que las poblaciones de este mamífero se mantenían “estables” dentro de los bosques donde está permitida poca caza. Por el contrario, el número de orangutanes en las áreas que comprenden cultivos extensos de palma de aceite, disminuía de manera considerable. “Durante los últimos 50 años, la tala extensiva y la eliminación de tierras para la agricultura causaron la pérdida del hábitat y la fragmentación de los orangutanes de Borneo, lo que llevó a una disminución drástica en su número”, afirmó la investigadora Donna Simon, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y autora del estudio.

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Como un colibrí que se detiene de flor en flor. Así operan los drones de la empresa chilena UWorks. Van de caja en caja leyendo códigos que identifican cada uno de los paquetes y su ubicación. Así pueden hacer el inventario en un centro de distribución de una multitienda, un supermercado o una ferretería, por ejemplo.

El sistema se llama UControl y ya ha sido probado en dos empresas de logística. En agosto comienza a operar en una multinacional.

“La tarea de hacer inventarios es tediosa, larga y peligrosa. En las grandes bodegas se requiere de personal que tiene que elevarse en grúas para escanear con dispositivos las cajas”, dice Ana María González, directora de soluciones de UWorks.

De ahí que las empresas opten por distanciar en el tiempo la realización de este proceso. “Lo ideal es hacerlo mensualmente, pero hay empresas que lo hacen dos veces al año por lo caro que resulta y por que tiene costos asociados como, por ejemplo, detener toda la operación del centro de distribución mientras se realiza la tarea”, aclara González.

Pero mientras más se tarda una empresa en hacer esta tarea, las pérdidas de productos y las inconsistencias entre lo que dice el inventario y el lugar en que realmente están las cajas se hace mayor. UControl busca que las empresas pierdan menos tiempo en el proceso, que este sea más barato y, por lo tanto, lo hagan con mayor frecuencia.

La innovadora solución chilena se inicia como parte de un programa del 3IE, la incubadora de negocios de la U. Santa María. “Buscaban soluciones para la industria de la logística. Decidimos abocarnos al tema del inventario ya que, según nuestros estudios, en Chile se producen US$ 3 millones en pérdidas producto de mermas por esta razón”, dice la ejecutiva de Uworks.

La primera aproximación fue hacerlo con sensores de Internet de las Cosas (IoT) que pudieran rastrearse y ubicarse con facilidad. Pero al poco tiempo se dieron cuenta de que era inviable por su alto costo.

Así llegaron a la solución del dron. Para ello adaptaron un lector de códigos de barra o QR a un dron de una conocida marca. Mientras la cámara integrada originalmente al aparato les sirve para captar imágenes que, luego, son procesadas con un software que ha sido entrenado —mediante aprendizaje de máquinas o machine learning— para distinguir las cajas que están en mal estado.

“Tras 12 horas de operación se puede escanear una bodega completa de unos cinco mil bultos. Con el método tradicional, eso lleva 48 horas”, dice González.

Según Juan Alberto Fierro, mentor del proyecto en el 3IE, la propuesta de UControl es innovadora, lo que es todo un logro, pero a veces juega en contra. “En Chile es difícil vender soluciones innovadoras a las grandes empresas porque los gerentes prefieren los sistemas ya probados —aunque sean más caros— para minimizar riesgos”, agrega.

Para ser más competitivos y llegar a compañías consolidadas se están aliando con una empresa que ofrece software de administración de bodega (WMS, por su sigla en inglés). “El dron mejora increíblemente los tiempos. Al integrarlo a una solución ya probada como la nuestra se puede usar el escaneo tradicional en aquellos productos que, por ejemplo, están a ras de suelo o en la parte posterior de un rack y a los cuales el dron no puede llegar”, dice Luis Santander, gerente de Consultoría de Valgreti.

Si bien con el uso del dron se requieren menos operarios, una opción es reconvertirlos laboralmente. “Usar el dron no es difícil. Nosotros ofrecemos el servicio y vamos a hacer el inventario. Pero también podemos habilitar la tecnología en la empresa, y ellos se hacen cargo de su operación con sus propios trabajadores”, concluye González.

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