Me sentía cómodo compitiendo como desafiante y no como favorito. Los ‘gringos' se veían presionados. Aunque hay que decir que nunca iban con la mejor gente, iba el equipo B”.

Gert Weil

Los Juegos Panamericanos son para nuestro país la meta más real a nivel del continente, dada nuestra condición de país subdesarrollado”.

Alberto González, velerista.

C on el presidente argentino Juan Domingo Perón y su esposa Eva en las tribunas del estadio Monumental de Buenos Aires, la selección chilena de equitación brilló en los primeros Juegos Panamericanos, en 1951, consiguiendo cuatro oros que impulsaron al país al cuarto lugar, su mejor presentación en el megaevento (ver medallero).

Joaquín Larraín, de 92 años, recuerda la hazaña. “Era mi primer concurso internacional. Era subteniente y tenía 23 años, así que para mí fue bastante impresionante. Ganamos cuatro oros y les arruinamos la fiesta a los argentinos. Le hubiera visto la cara a ‘Evita'…”, cuenta.

Entre las ediciones de Sao Paulo 1963 y San Juan 1979, Chile osciló entre el octavo y el 19° lugar —en México 1975 obtuvo su peor actuación—, pero surgieron emblemas del atletismo como Eliana Gaete y Marlene Ahrens —ambas bicampeones panamericanas—, además del tenista Luis Ayala y el ciclista Fernando “Lobo” Vera.

En los Juegos de Caracas 1983 emergería otra de las grandes figuras del atletismo nacional, Gert Weil. El exlanzador de bala totalizó cuatro medallas en cinco ediciones. “Debuté en 1979 en Puerto Rico, pero ahí pagué el noviciado. Y en Venezuela gané una plata panamericana que para mí no fue real medida, porque no se presentaron los lanzadores de Estados Unidos y Canadá”, se sincera.

En Indianápolis 1987 tuvo su revancha. “Les gané a los ‘gringos' en su casa. Si bien no eran los mejores del país, sí había locales de gran nivel”. Repitió cuatro años más tarde en La Habana. “Fue muy duro por el calor”, recuerda.

Mar del Plata 1995 vio consagrarse a Marcela Cáceres en el patín carrera, un logro que “me cambió la vida y me abrió muchas puertas. Recorrí todo Chile y firmaba cientos de autógrafos por día”, relata la patinadora.

En Winnipeg 1999 fue el turno de otra mujer, la maratonista Erika Olivera, la última medalla dorada para Chile en atletismo. “Recuerdo que con mi técnico dijimos que podíamos ganar el oro y no nos creyeron, pero yo sabía que podía lograrlo”, evoca la hoy diputada.

Con diez Juegos Panamericanos a la espalda entre 1979 y 2015, el velerista Alberto González, el deportista chileno más exitoso en la cita (suma tres oros), aporta una reflexión: “Los Panamericanos son para nuestro país la meta más real a nivel del continente, dada nuestra condición de país subdesarrollado. Yo siempre di todo y jugué a ganador”, cierra.

16

oros ganó Chile

entre 2003 y 2015.

El ciclismo, el remo, la vela y figuras

como Kristel Köbrich, Felipe Miranda y Bárbara Riveros han impulsado al país en las ediciones de las últimas dos décadas.

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