Clasificar récords es un pasatiempo adictivo y recopilarlos es una afición extrema.

Héctor Velis-Meza sostiene: “El ser humano siempre ha tenido la manía de compararse con otros y sus realizaciones. Todo el mundo hace listas de lo que sobresale en su entorno y todos llevamos una contabilidad secreta de nuestros récords. Hacerlo es una fascinación de la que nadie se resta, pero que no siempre se reconoce. Así lo entendieron sir Hugh Beaver, en 1951, cuando encargó la realización de los récords Guinness; Irving Wallace y sus hijos cuando concibieron en 1977 su ‘Libro de las listas”'.

En Chile, “El libro de los récords de Chile”, de Jaime René Muñoz, registra más de 1.000 de ellos, en distintas áreas y sólo en territorio nacional. La mayoría son curiosos, increíbles, pero ciertos.

Tocando sin parar

Roberto Merino recuerda la hazaña de la banda chilena Los Jockers, nuestra versión local de los Rollings Stones en la época pre Nueva Ola.

En 1968, Los Jockers se propusieron superar la marca de los holandeses The Astronauts, que en la revista Billboard anotaban 52 horas tocando sin parar.

Cuentan que en el subterráneo de la antigua Feria del Disco, en el Paseo Ahumada, Los Jockers lograron angustiosamente tocar durante 54 horas. El Presidente Eduardo Frei Montalva los invitó a La Moneda, a donde llegaron como héroes.

Mil goles en 120 horas

No fue hace mucho, en 2016, Chile entró al Récord Guinness futbolero. En el Estadio Bicentenario Municipal de La Florida se jugó el partido de fútbol con más jugadores de la historia: 2.357 hombres para un encuentro que se extendió por 120 horas. Las reglas permitían a solo 22 jugadores en cancha y se podían realizar 22 cambios, cada 10 minutos. Un vibrante 505-504 cerró el marcador. La marca anterior pertenecía a Inglaterra, donde en 2015 se disputó un encuentro de 105 horas.

Platos y cosas gigantes

Buin y Calera de Tango se pelean por la autoría de la cazuela más grande. Pomaire intentará próximamente superar la marca. El último registro lo tiene Calera de Tango, donde, en 2014, hicieron una versión del típico plato chileno con 780 kilos de posta negra, 5.500 trozos de choclo, 480 kilos de papas y 30 kilos de porotos verdes, entre otras decenas de vegetales.

El año 2013, en Valparaíso, los alumnos de la carrera de Gastronomía del Liceo María Luisa Bombal hicieron una bandera chilena con 23 mil cupcakes. Midió 17 metros de largo, 11 de ancho y superaron a una de 20 mil pasteles hecha en Nueva Zelandia.

La empanada más grande de Chile, según consignan varios sitios, pesó 3.400 kilos, y hay registro de un anticucho de medio kilómetro en el Parque Centenario de Los Andes en 2001, que se hizo con 250 kilos de carne, 100 paquetes de vienesas, chorizos y 120 kilos de cebolla.

En Villarrica, el choripán más grande del mundo midió 500 metros, acompañado de 500 litros de pebre.

En 1995, los habitantes de Puerto Montt elaboraron el curanto más grande, del que se tiene registro, en un agujero de 210 metros cuadrados y necesitó seis toneladas de mariscos, verduras y carnes.

Chile registró, en 1984, el Récord Guinness del racimo de uvas más grande del mundo. Pesó 9,4 kilos.

Y según consigna EducarChile, en la comuna de La Ligua se hizo un chaleco de 10 metros de alto, 7,5 de ancho que pesó 90 kilos. Fue en 1996.

Pomaire ostenta un chanchito de greda de 300 kilos de peso y un tamaño de 1.95 metros por 90 centímetros.

La lista es larga y fecunda. Hay marcas y hazañas para todos los gustos. Chile país de récords insólitos.

LEER MÁS