La ciencia ha comprobado que los humanos y los chimpancés comparten el 99% de sus genes, por no decir que dichos primates también son capaces de reírse como los humanos, de sonreír en silencio, de jugar, de distinguir

lo justo de lo injusto y de cultivar la amistad, entre otras semejanzas. Pese a ello, hay porfiados que todavía dudan del parentezco entre ambas especies. Para ellos surge una prueba irrefutable: según un estudio de investigadores del Instituto Max Planck y de la Universidad de Duke, publicado en Procedings of the Royal Society B, los grandes simios —chimpancés y bonobos— también tienden a reunirse y vincularse más cuando ven videos juntos. La única duda que surge es si ello prueba de que el camino de la evolución va alejando al ser humano de los monos o si por el contrario, como muestran también los automovilistas que adelantan por la berma o los ciclistas que circulan por la vereda, cada día vamos pareciéndonos más a ellos.

LEER MÁS
 

“Mientras el mercado para la droga continúe existiendo, el negocio de la distribución seguirá funcionando”.

Condenado a cadena perpetua más 30 años, y sin posibilidad de libertad condicional. Fue la sentencia que el juez federal Brian Cogan, de la corte de Brooklyn, determinó este miércoles en contra de Joaquín “Chapo” Guzmán. El narcotraficante más poderoso de la última década, y por años el más buscado por la justicia de Estados Unidos, cumplirá su condena en la cárcel más vigilada de ese país, denominada el “Alcatraz de las Rocallosas”, ubicada a 150 kilómetros de Denver, en Colorado.

Allí compartirá prisión con algunos de los prisioneros más afamados de América del Norte, como Theodore J. Kaczynski, el llamado Unabomber, que pasó décadas enviando cartas bombas. También están allí uno de los planificadores del atentado de las Torres Gemelas, el autor del ataque explosivo de la maratón de Boston y, también, algunos de los enemigos directos de Guzmán en el negocio de las drogas. El severo régimen carcelario solo les permite a los presos salir al patio durante diez horas al mes, confinados en jaulas de seis metros de alto. El resto del tiempo deben permanecer en celdas de 3,5 por dos metros, por las que van rotando permanentemente.

Antes, en México, el antiguo jefe del Cartel de Sinaloa había escapado en dos oportunidades desde cárceles, supuestamente, de alta seguridad, en los años 2001 y 2015. Allí contó con la ayuda de ingenieros en túneles que le permitieron salir directamente desde su celda. La construcción de pasadizos subterráneos es justamente una de las técnicas que utilizó para introducir la droga a Estados Unidos por debajo de la frontera. Su extradición, en 2017, fue de hecho una admisión tácita de las escasas garantías que había para que fuese enjuiciado, condenado y cumpliese la pena en su propio país.

Más de 25 años llevando cocaína y marihuana al otro lado de la frontera, con los medios más variados —como aviones y helicópteros—, le permitieron a Guzmán acumular una fortuna estimada en más de 14 mil millones de dólares, que le hicieron un lugar en las listas de los hombres más acaudalados del planeta. El juez Cogan también lo condenó a pagar 12.600 millones de dólares, correspondientes a las ganancias por el envío de 1.213 toneladas de cocaína y 49.800 kilos de marihuana.

En sus descargos, aparte de quejarse por no recibir un juicio justo, el narcotraficante acusó a EE.UU. de no ser mejor que cualquier otro país corrupto. Advirtió también que nada cambiará tras su condena. Es evidente, en ese sentido, que mientras el mercado para la droga continúe existiendo en ese país, el negocio de la distribución seguirá funcionando, canalizando la producción procedente, principalmente, de Bolivia, Colombia y Perú. Signo de eso es la fragmentación del Cartel de Sinaloa, la multiplicación de las organizaciones rivales y la sangrienta batalla por la sucesión del Chapo Guzmán.

LEER MÁS
 

Vacaciones

Señor Director:

¿Qué es lo que se nos viene a la mente cuando pensamos en vacaciones? Esta pregunta nos remite a reflexionar sobre qué es lo que aspiramos a hacer y disfrutar en nuestros tiempos de libre disposición. Inmediatamente algunos se tentarán a homologar este tiempo con el ocio, pero debo advertir que estos conceptos no son de modo alguno un sinónimo. Más allá de la idea popular o extendida de que ocio es un equivalente al descanso, el ocio se ha entendido a lo largo de la historia de la humanidad —salvo en los últimos 400 años aproximadamente— como un camino privilegiado para el conocimiento, la búsqueda de la verdad y de la felicidad.

Estas semanas de libertad emergen como un tiempo privilegiado para el ocio. Lo habitual es que en los primeros días se piense en descansar. Salvo excepciones, esta recuperación, al menos desde el punto de vista físico, se puede lograr en poco tiempo, cambiando la rutina, durmiendo un poco más y liberándose de obligaciones.

Un descanso de calidad se puede lograr visitando un lugar natural. No solo se ha comprobado la propiedad restauradora de la experiencia en la naturaleza, sino que en los últimos años se ha probado que si estas experiencias las desarrollamos con familiares o amistades, los lazos que se forjan son de un carácter más duradero y profundo. Tal parece que el hecho de compartir en un lugar donde las jerarquías y las normas no son las mismas que en la vida formal y cotidiana hace que las personas desarrollen relaciones más honestas y horizontales, lo que facilita la generación de una experiencia de comunidad y cercanía extraordinaria. Hay que aprovechar ese tipo de experiencias de ocio en las que el cuerpo se reconforta, los vínculos entre las personas se estrechan y se crean memorias que nos unen.

Andrés Ried

Doctor en Ocio, académico Campus Villarrica UC

Llegar a la Luna

Señor Director:

Al conmemorarse 50 años de la llegada del ser humano a la Luna, es interesante recordar una anécdota que relata Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook. Señala que el Presidente John F. Kennedy, al visitar el Centro Espacial de la NASA, preguntó a un conserje qué estaba haciendo. Este le respondió: “Señor Presidente, estoy ayudando a poner un hombre en la Luna”. La lección que ofrece esta anécdota es que todos somos parte de esta hazaña de la humanidad, incluso quienes no habíamos nacido en esa época. EE.UU. hizo historia en nombre de la humanidad entera, demostrando que el ser humano puede ir más allá de los límites materiales conocidos si es capaz de soñar y perseverar.

Derribemos también los obstáculos que no nos dejan avanzar hoy en día, queda mucho por conocer y la vida es corta como para desperdiciarla. No tengamos miedo de soñar ni tampoco temamos a las dificultades, hace 50 años que eso fue superado.

José Ignacio Concha

Osorno I

Señor Director:

Mientras se discute si se caduca la concesión a Essal, ya deberían estar sobre la mesa las renuncias del Superintendente de Servicios Sanitarios y, al menos, del presidente y gerente general de la concesionaria. Todos ellos son responsables de la existencia de una condición tan frágil en una empresa regulada en la que, supuestamente, un individuo por error abre una llave o hace una conexión equivocada y provoca un desastre.

El superintendente (s) no puede decir: “Las autoridades del país creyeron en la palabra de Essal y comunicaron que se había solucionado la crisis. Y nos salen… con este ‘pastel' intolerable”. Si la superintendencia es engañada incluso durante la crisis, no está cumpliendo su papel de ser contraparte técnica de la empresa a la cual regula.

José Luis Hernández Vidal

Osorno II

Señor Director:

A raíz de lo acontecido en Osorno con la planta de agua de Essal, urge que se le dé mayor importancia y celeridad a la legislación relacionada con Infraestructura Crítica (IC), considerando todo el espectro que esta abarca, y no solo la infraestructura de información o en la ciberseguridad. Si bien la tecnología actual nos lleva hacia allá, en este caso las causas de este desastre no tuvieron que ver con un ataque de un hacker, con la manipulación de un software ni con un fenómeno natural que halla afectado a un centro de control, sino que por algo más simple: un “error” de hardware.¿Cuán preparados estamos para afrontar estos “errores” u otros que puedan venir?

Harry Klenner Ferrada

Vicepresidente Asociación Internacional de Gestión de Emergencias (Aigelac)

LEER MÁS