“Match Laboratorio de Genética” es la identificación y ubicación de ADN en el sitio del suceso, explica desde el Laboratorio de Carabineros (Labocar), el coronel Luis Rozas, al abordar el trabajo que realiza esta unidad creada en 1989.
La unidad investiga con la fiscalía distintas causas que requieren pericias genéticas, dactilares y balísticas. Así se identificó, por ejemplo, al condenado por terrorismo Juan Flores. Su huella genética quedó en una mochila en la estación Los Dominicos del metro. Hoy también es parte de las últimas investigaciones por atentados con sobres explosivos, como el instalado en un paradero del Transantiago en Vicuña Mackenna en enero pasado.
Rozas dice que este trabajo no solo permite establecer participación en un hecho delictual sino que también descartarla: “Las pericias que efectúan las policías pueden ser utilizadas a favor de lo que investiga el Ministerio Público o también pueden ser utilizadas como elemento contraprobatorio”.
En lo que va de 2019 se han obtenido 27 coincidencias. Pero en cuatro años estos “match” se elevan a 407.
El coronel explica que “al establecerse que la muestra corresponde a una persona podemos, por ejemplo, saber si es que este ADN corresponde a una persona sospechosa o no”, aunque —advierte— hay algunos obstáculos, porque las pruebas genéticas no se realizan en condiciones óptimas. “En el ámbito forense las muestras que uno levanta son muestras que están contaminadas, son producto de un hecho delictual, no son las muestras ideales que uno levanta en condiciones especiales en un laboratorio, por ejemplo, para paternidad o cosas más médicas”.
El ADN no es el único medio de identificación. Están las huellas dactilares, la identificación mediante reconocimiento facial, entre otros. Pero el “ADN —dice Rozas— es hoy uno de los elementos principales que se utilizan en el ámbito forense para identificar, por la especificidad que tiene y la certeza que entrega al respecto al propietario de esa muestra”.
Indica, con todo, que la mayor cantidad de identificaciones es por huella. Solo en 2019 estas arrojaron 182 coincidencias.
Ese trabajo se realiza con el sistema Morphobis, que es un
En este tipo de pericia trabaja un perito dactiloscópico y se utiliza la base de datos dactilar del Servicio de Registro Civil e Identificación, permitiendo obtener respuestas oportunas en los delitos de mayor connotación social (violentos y contra la propiedad).
IBIS para armas
El “match” en ADN, “hits” en el Sistema de Identificación Balística, IBIS. Desde su implementación en 2016 ha arrojado 186 coincidencias.
¿Para qué sirve? Permite adquirir imágenes en 2 y 3D de las microseñales impresas por un arma de fuego, tanto en la zona del culote de una vaina y en el interior de las estrías de un proyectil balístico. Esas imágenes, luego, se envían a un concentrador de datos que las relaciona con posibles “candidatos” de evidencias balísticas, que han sido almacenadas previamente y, de esta forma, poder establecer la identidad balística.
Así se consigue relacionar la participación de un arma de fuego en dos o más delitos diferentes, logrando establecerse, tipo, modelo, calibre y georreferenciación de la misma.