Esquivo resultó el nuevo dueño de la Hacienda Santa Martina.

Munir Hazbún Rezuc (53) prefirió que su abogado, Roberto de la Fuente, respondiera presencialmente, pero en la medida de lo posible, al decir del fallecido expresidente Aylwin, un cuestionario enviado por escrito.

Entre los datos aportados está la duración de las negociaciones: partieron en noviembre y terminaron en mayo. Hazbún compró el 100% de Santa Martina a Ricardo Aguad, su fundador, en un precio no revelado. Y se hizo cargo del total de pasivos, que tampoco informó.

Aguad declaró a La Segunda en diciembre que sus deudas ascendían a $14 mil millones, mientras que exgerentes cifraron el monto en $20 mil millones.

“No puedo dar la cifra exacta”, sostiene el abogado.

—¿Y aproximada?

—Tampoco.

Solo precisa que hay acreedores bancarios y también empresas de factoring.

SMS Consultores fue contratada por su cliente para el due dilligence. No está claro si Hazbún compró junto a otros socios, ya que su abogado afirma que en la operación participaron tres sociedades —Patagonia SpA, Inversiones Norte SpA e Inversiones Sur SpA—“en las que él es el controlador”.

—¿Hazbún podría tener el 50,01% y el resto ser de minoritarios?

—No estoy diciendo eso.

Santa Martina fue levantada en 730 hectáreas en el camino Pie Andino, a continuación de Los Trapenses en La Dehesa. Adquiridas por Espir Aguad, uno de los diez socios o “mezquitas” del Banco Osorno, para su haras de caballos, con el tiempo tomaron otro destino. Su hijo Ricardo decidió hacer un club. Pensó en grande: cancha de golf de 18 hoyos, ocho piscinas, ocho canchas de tenis, 40 caballerizas y ocho salones para eventos. Como vendió 400 hectáreas en 2013, ahora tenía 330 hectáreas.

—¿Por qué se interesó su cliente: por el club o porque tiene permiso para construir un hotel?

Es un club único por su emplazamiento y potencialidades que permiten a cualquier inversionista convertirlo en el mejor club familiar de Chile. Hay un plan de inversión por US$12 millones para mejorar las instalaciones y duplicar el número de socios.

Hoy son 1.100 familias que para entrar deben pagar una membresía que cuesta entre $7 millones y $12 millones, y luego aportan cuotas mensuales.

Arcoíris político

Munir Hazbún y su padre, Juan Hazbún Readi, se hicieron conocidos por el negocio educacional. Oriundos de Concepción, son socios del Instituto Profesional Valle Central, que desde enero de 2014 no cuenta con acreditación. Por ello, su matrícula cayó de 10.586 en 2013 a 4.809 alumnos en 2018, pues quienes ingresan a una de las diez sedes no acceden al CAE.

Bien contactados, al parecer, han tenido un arcoíris político entre sus autoridades. De la DC, la ex subsecretaria de Educación, Marigen Hornkohl; y del PS, el ex vicepresidente de la Enami Jaime Pérez de Arce, en la junta directiva. En la rectoría, el fallecido exministro DC Alex Figueroa; el exmiembro de la Comisión Nacional de Acreditación Luis Horacio Rojas, muy cercano al PR, exjefe de gabinete y socio de José Antonio Gómez (PR). Y desde hace varios años, Héctor Valencia, excandidato a concejal por el subpacto RN en Viña del Mar.

El actual prorrector de Valle Central es Skandar Hazbún Rezuc, quien lleva los mismos apellidos, pero es primo, porque sus padres y madres son hermanos (as). Él es el nuevo CEO de Santa Martina.

Skandar también es prorrector de la Universidad Bolivariana, nunca acreditada y que pertenece a Munir Hazbún. Como son 10 sociedades —dice su abogado— controladas por su cliente las que nombran a la junta directiva, no es posible saber si existen otros en la propiedad.

Cuando estalló el escándalo de las becas Valech, cursos de dudosa utilidad y muy caros que varias universidades impartieron a víctimas de la Comisión Valech, sus hijos o nietos, la Bolivariana apareció como la quinta que más recursos estatales recibió, con $1.568 millones.

De las seis investigaciones, ninguna llegó a puerto.

El elegido

Menos historiados y más conocidos son los colegios The Wessex. El primero, fundado en 1989, fue el gancho para impulsar Vilumanque, una urbanización para el segmento alto en Concepción, desarrollada por Juan Hazbún, el padre, en 500 hectáreas, desde 1993.

En los dos colegios bilingües, uno en Concepción y otro en Chillán, tiene dos socios: el rector inglés Terrence Martin, quien ocupó el mismo puesto en el tradicional Saint John's, y Alberto Sauer Rosenwasser, ligado a la quebrada Confecciones Sauer y padre de Daniel y Ariel, a su vez dueños del factoring Factop y directores de la corredora STF, controlada desde hace un año y medio por Álvaro Jalaff, cabeza del Grupo Patio.

Algo parecido a Patio hace Munir Hazbún: compra edificios y los arrienda a empresas en Santiago, Talca y Concepción. Su abogado no da nombres de arrendatarios por confidencialidad.

Casado con Alejandra Muñoz y padre de cuatro hijos, Munir dejó Concepción en 2015 para radicarse en Santiago y pronto trasladará su oficina al moderno edificio CV en Alonso de Córdova y Vespucio.

No ha tenido negocios con sus hermanos Faik —también de 53 años, porque es apenas diez meses menor— y Alexia, de 51, corredora de propiedades. Él es el mayor y, a juzgar por los hechos, el único que ha hecho negocios con su padre.

Munir Hazbún Rezuc, el nuevo dueño de la Hacienda Santa Martina.

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