“Lo estamos viendo, no es tan fácil”, respondían esta mañana en el Ministerio de Educación, al ser consultados sobre la posibilidad de retirar el Premio Nacional de Educación 1995 al fundador del Colegio San Esteban y exdiácono del Saint George, Hugo Montes Brunet, reconocimiento por el cual percibe alrededor de $1 millón mensual de manera vitalicia.

En la Secretaría de Estado consultaban con sus abogados, quienes estudiaban las posibilidades del Gobierno de reaccionar al reportaje de anoche, en Canal 13, donde testigos y víctimas acusaban supuestos abusos sexuales, de quien también es tío de la Primera Dama, Cecilia Morel Montes. Ya el 9 de abril el Ministerio de Vivienda anunció el cambio de nombre al Parque Renato Poblete por Parque de la Familia, por denuncias similares en contra del fundador del Hogar de Cristo.

Finalmente, la ministra Marcela Cubillos informó pasadas las 11:00 horas que no será ella quien decida —al menos no sola— la suerte del reconocimiento.

Primero recordó que “el Premio Nacional de Educación, al igual que el resto de los premios nacionales, no los otorga ni un ministro ni un presidente. Sergio Molina, como ministro de Educación el año 1995 era uno más del jurado que otorgó el premio a Hugo Montes durante el gobierno de Eduardo Frei. Es un jurado quién lo define y que está compuesto en función de sus cargos”.

Y luego explicó la fórmula a la que llegó el Gobierno: “El jurado para el Premio Nacional de Educación 2019 está compuesto, aparte de la Ministra de Educación, por el Rector del la Universidad de Chile, dos académicos designados por el Cruch y por el último galardonado (Abraham Magendzo). El lunes 22 de julio se constituye este jurado y esa debería ser la instancia para que, existiendo nuevos antecedentes respecto de alguien que ha obtenido el premio, o hechos que no se tuvieron a la vista en el momento de su otorgamiento, el jurado actual pueda hacer una completa revisión y emitir una opinión”.

Las acusaciones

El reportaje entrevistó a un grupo de ex alumnos, que se juntó para visibilizar el caso para lo cual se acercó a la Fundación para la Confianza. Se activaron luego de que en el allanamiento del fiscal Emiliano Arias al Arzobispado de Santiago en junio de 2018 apareciera una investigación conducida por el padre Raúl Hasbún a partir de 2010, que dos años después concluyó que Montes protagonizó acercamientos que pudieron traspasar el umbral de confianza de algunos alumnos de varias generaciones, pero que no se pudo comprobar dolo ni un delito canónico.

Sin embargo, el canal accedió a testimonios que hablan, por ejemplo, de un adolescente de 16 años (Manuel, quien falleció en 2004) que, según sus padres, “fue invitado junto a otros dos compañeros a un fin de semana a la parcela de Pomaire… En una de esas noches Hugo Montes invitó al joven a despedirse para dormir con la siguiente frase: venga a darle las buenas noches al tío Hugo… comenzó a besar la cara del joven” y luego habría guiado su mano hacia las partes íntimas.

Diego Troncoso, de la generación 2011 contó que el diácono entraba en los camarines y lo instaba a sacarse la ropa. “Era bien meloso”.

Una víctima cuenta —en el archivo de Hasbún— que “en una ocasión me invitó a su oficina a conversar… intentó meter un dedo en mi boca, lo cual me molestó, a pesar de que era una costumbre reiterada hacia los alumnos. Me pidió un abrazo de amigo, forzándome los brazos, inmovilizándome, ante lo cual intentó besarme con violencia. Estaba enceguecido y con mucha fuerza. Me zafé e intenté huir porque estaba la puerta de su oficina cerrada con llave”.

Montes a su turno negó cualquier mala intención. “Este joven estaba pasando por algunas dificultades familiares y tuvo bajas notas… Dice que lo abracé, eso lo hago muy a menudo, pero con el ánimo de ayudarlo y animarlo. Efectivamente yo le di un beso en la mejilla. Él señala que habría sido en la comisura de los labios y que habría sido un abrazo muy estrecho y con contacto pélvico… Jamás pensé que esto iba a significar las consecuencias de una acusación antes la justicia civil. … Jamás alguna persona me dijo que le molestara este modo de tratar a los alumnos”.

José Ignacio Vicuña, ex compañero de Manuel, recordó que en un consejo de curso el adolescente explotó y contó que hubo abuso sexual en su contra.“Escuchamos, nos miramos, la profesora escuchó y quedó ahí, nada más que darle un golpe en el hombro. La profesora a cargo no dijo nada por el miedo de perder el trabajo”.

Que la Iglesia lo haya suspendido por dos años como diácono y que el informe de Hasbún haya sido aprobado por el cardenal Ezzatti, es catalogado por el abogado de la Fundación para la Confianza, Juan Pablo Hermosilla como una prueba de “encubrimiento”. El caso también remeció el ambiente político. El diputado Matías Walker (DC) comentó en Twitter que este tipo de hechos refuerza el proyecto de ley que declararía imprescriptibles los abusos sexuales en contra de menores; la ex senadora Lily Pérez escribió “no todo lo q brilla es oro; mucho título, mucho premio” y la Red Sobrevivientes Abuso Eclesiástico Chile posteó: “Emplazamos al Gobierno de Chile a tomar cartas en el asunto”.

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Con sus 93 años, Hugo Montes no estaría en condiciones de responder las consultas de la prensa. Sin embargo, sus hijos enviaron un comunicado a Canal 13, en el que empatizan con las víctimas y hablan del aflictivo momento que viven.

“Los hijos de Hugo Montes Brunet, con la mayor y toda la solidaridad hacia los posibles afectados, respaldamos que se investiguen las acusaciones de abuso sexual y actitudes impropias que se han realizado en contra de él”, reza el escrito.

Y concluye: “La vida nos ha puesto ante una de las situaciones más delicadas que hemos tenido que enfrentar y como familia Montes Ibáñez buscamos que se encuentre verdad, justicia y sanación”.

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