Jueves 13 de junio. Día lluvioso, de cambio de gabinete y de la encuesta CEP que pone nervioso a todo político con aspiración presidencial. Esa tarde, Óscar Landerretche Moreno (46) estaba en otra dimensión; no aparecía en el sondeo (no ha sido medido en ninguno) y lanzaba su último libro, “Chacota”, en la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile.

Sus obras previas habían convocado a más de 100 personas; esta vez, vía inscripción online se anotaron 650 y llegaron más de 300. Muchos de pie presenciaban los comentarios de los periodistas Mónica Rincón, Lorena Penjean, Cony Stipicic y Daniel Matamala. “Algo hay aquí”, sintieron sus cercanos, que mastican una conversación que ronda en la élite.

“Es el candidato presidencial que el Partido Socialista necesita para volver a tener un proyecto político respetable”, sostiene el antropólogo e investigador del IES Pablo Ortúzar desde Inglaterra.

Pero el escenario para toda la centroizquierda es más que adverso, como lo mostró esa CEP. Lo saben varias cartas que en el último tiempo han desfilado expresando su interés, sin éxito. Y en el mismo PS —ya sabemos, con una tan difundida crisis— el ex ministro Máximo Pacheco intentó “prender” los ánimos socialistas recorriendo el año pasado todo el país con su libro “Revolución Energética en Chile”; pero no hubo resultado.

No obstante, el socialismo igualmente necesita un candidato y hay dos corrientes: los que buscan en lo que ya está y se remiten al mismo sondeo CEP, donde el mejor posicionado —descontando a Michelle Bachelet— es José Miguel Insulza (73% de conocimiento; lugar 16 de 28, con 26% de evaluación positiva y 32 negativa); o tomarse el tiempo para construir un liderazgo más joven para la elección subsiguiente.

Y entre los rostros nuevos está el expresidente de Codelco que barrió con varios enclaves de la cuprera estatal; y que sufrió el 13 de enero de 2017 un atentado en su casa, aún no resuelto. Un laguista que vivió en el exilio en Inglaterra y Colombia, y que comenzó a escribir “cuando se me acabó el cinismo y me di cuenta de que tenía que tomarme más en serio yo mismo y mis ideas”.

Los hitos y la declaración

Algunos sostienen que la percepción de un Landerretche presidenciable ronda en algunos círculos desde hace dos años. Pero no fue sino hasta junio que se catapultó y un factor natural fue ese lanzamiento de “Chacota” (escribe en promedio un libro al año, incluyendo infantiles), donde alerta sobre ciertas desviaciones de nuestra clase política y el populismo.

Previamente, este socialdemócrata liberal, como se define, venía hablando con dureza de la izquierda. “Una joya de entrevista a @OLanderretche, muy recomendable”, posteó el diputado frenteamplista Gonzalo Winter, sobre un artículo en The Clinic, aunque el economista expresaba en él uno de sus mantras: que ni la derecha ni la izquierda tienen proyecto de desarrollo, “¡no lo tiene!”.

Ya con el lanzamiento, llegaron 30 entrevistas más. Y el tercer hito vino con dardos al empresariado. El 4 de junio, Bernardo Larraín, titular de la Sofofa, reclamaba en su columna en “El Mercurio” lo que pierde el país “con cada proyecto paralizado, porque sus méritos terminaron cediendo frente al panfleto o la consigna”. Landerretche respondió por la misma vía: “El modelo de desarrollo que Chile ha seguido por casi medio siglo se agota y la próspera élite política y empresarial no lo quiere aceptar”.

Pronto fue invitado a la Sofofa (se concretó el 26 de ese mes), donde el economista del MIT habló de removilizar a los sectores que no votan. Y recibió un llamado de la CUT, en agenda por concretar.

Para entonces, Rocío Montes, en el Diario Financiero (17 de junio), ya lo había confrontado a una incursión presidencial: “Yo creo que sí, me inquieta. Me atrae el desafío, pero solamente si es que hay condiciones para hacerlo”.

“Simpatía en la otra vereda”

“Creo que sí tiene pasta de candidato. Tiene un nivel de rechazo muy bajo, puede despertar simpatías no solo en su propia coalición, sino al otro lado de la vereda”, opina Nicolás Freire, académico de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central. “Hablo de los consensos, más que de encuestas. El haber liderado Codelco es significativo, es visto con expertise por otros sectores políticos. No ponen a una persona caprichosamente ahí; tiene que ser alguien reconocido y por amplios sectores”, explica el cientista político.

Para la presidenta del directorio de Chile 21, Gloria de la Fuente (PS laguista como Landerretche), un nombre como el suyo puede aportar a reconstruir “una identidad de centroizquierda progresista, al estilo de lo que estamos viendo en el PSOE con Pedro Sánchez; una socialdemocracia pero renovada, con nuevas ideas, con nuevos rostros”.

“El problema interno del PS lo beneficia, tiene que buscar justamente gente que no haya estado en algún tipo de problemática”, complementa Freire.

“Este no es el momento de reducir todo a ‘quién es el candidato mañana'; es momento de ir produciendo liderazgos que representen un nuevo impulso a la sociedad”, dice Carlos Montes, uno de sus cercanos en el PS y gestor de la cita realizada el lunes de la semana pasada en el ex-Congreso, en la que Landerretche y los sociólogos Manuel Antonio Garretón y Manuel Canales expusieron ante los senadores socialistas insumos para rearmar una agenda programática. Añade que “en el mundo del socialismo democrático, hay muchas figuras potenciales y dentro de eso destaco a Óscar como una persona que puede ser un gran aporte en levantar un nuevo proyecto político”. Por lo mismo, llama a “cuidarlo” y “proyectarlo”, como a otras figuras que puedan surgir.

Los contras

El economista conoce sus limitaciones (ver entrevista en página siguiente). A mediados de junio, en T13 Radio, dijo que en la ciudadanía hay “cero conocimiento” de su figura, aunque eso no le impidió bromear sobre un eslogan “Un Oscar para Chile”. Título que el viernes pasado recogió Cristóbal Bellolio, académico de la UAI, en su columna en Capital: “No concita la adhesión de las masas, no recorre matinales y su porcentaje de conocimiento fuera de la élite debe ser bajísimo. Sin embargo, es capaz de motivar una reflexión ideológica y generacional muy necesaria”, señaló el doctor en filosofía política.

Freire añade que “le falta justamente lo que podría ser su principal virtud: no haber estado vinculado en la política de a pie, territorial, partidista. Y el juego político interno es esencial. A Alejandro Guillier, esa virtud se transformó en su principal problema (...) Pero eso no depende de él, sino que de la madurez de la coalición que quiera llevar a un candidato con esas características y no ponerle el bastón entre las ruedas como a Guillier”.

El economista sí es conocido en las huestes socialistas y cuenta con una amplia red de contactos y amistades (ver infografía). En 2005 fue secretario ejecutivo de la campaña de Michelle Bachelet y la apoyó en 2013. En 2009, coordinador programático de Eduardo Frei. Pero especialmente se le reconoce su cercanía con el expresidente Ricardo Lagos, quien fue de los primeros en visitarlo tras el atentado y con quien coeditó el libro “El Chile que viene” (2011). Mientras su padre, Óscar Landerretche Gacitúa, fue vicepresidente ejecutivo de Corfo bajo ese mandato.

“Su biografía está íntimamente vinculada a la del PS, pero no deja, desde esa plataforma, de prospectar el futuro. No es un nostálgico, tampoco un tecnócrata sin identidad”, dice Ortúzar, para quien “su diagnóstico es mucho más realista que el del ‘Otro Modelo' y la ‘Retroexcavadora'”.

Para Freire, “siempre es bueno tener apoyos de quienes fueron presidentes, más allá de los problemas a los que puedan haber estado vinculados. Pero buscar esos apoyos sería un error; él debería ser la carta nueva de su sector político”.

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