“No me gusta eso, ya lo sabes. No me gusta eso. Si vas a toser, por favor, abandona esta habitación”. La frase del Presidente de EE.UU., Donald J. Trump, estaba dirigida a su jefe de personal de la Casa Blanca, Mick Mulvaney. Y fue registrado el pasado 17 de junio por la cadena de noticias ABC, ya que estaban en medio de una entrevista en la oficina oval.

Tras dos años y medio en la Presidencia de a poco se comienzan a conocer otros rasgos de la personalidad del hombre más poderoso del planeta. Y su actitud en la entrevista hizo revelar otro. Su aversión a los gérmenes. Una actitud que aparece en reuniones en la Casa Blanca, en la campaña y a 10 mil metros sobre la tierra en el Air Force One. Y todos los que están cerca del Mandatario la conocen.

La germofobia, también conocida como misofobia, suele estar ligada al trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que implica para quienes la padecen, limpiar todo varias veces al día y lavarse las manos reiterativamente.

Sin embargo sus cercanos, según publicó el sitio Politico.com, la germofobia, ya admitida en el pasado por el Trump, hoy está apareciendo de forma pública y mucho más nítida.

Los trabajadores de la Casa Blanca defienden su actitud: para Trump mantener sus manos limpias es una buena manera de evitar que él o su personal se enfermen. De hecho, muchos Presidentes, asegura el sitio, han tratado de evitar los gérmenes, usar desinfectante para manos y tomar otras precauciones después de saludar a mucha gente a lo largo del día. Sin embargo, también reconocen sus colaboradores, Trump a menudo lleva esta práctica al extremo.

Por ejemplo, cuenta, que si alguien del personal de la Casa Blanca está visiblemente enfermo o está ronco, debe mantenerse alejado de un Presidente que no quiere estar cerca de alguien que tenga ningún tipo síntoma.

Pero eso no es todo. Otras actitudes que ha tenido el Mandatario respecto al tema de los gérmenes revelan que la cosa es seria. Es sabido que el Mandatario no le gusta saludar estrechando manos.

Con desinfectante a mano

Y al parecer, Trump anda con el Lisoform en la mano. El Presidente a diario sigue religiosamente los protocolos de del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.: lavarse las manos antes de comer, después de comer, después de tocar a alguien enfermo, después de usar el baño, etc. Y no lo hace una vez, sino varias veces antes de sentarse a la mesa. Y en los almuerzos y cenas de la Casa Blanca, los asistentes a menudo también sacan pañuelos.

Además, la persona que sirve o manipula la botella de vino que van a tomar en la comida lleva un desinfectante de manos y lo usa en todo momento. Y según un ex funcionario de la Casa Blanca, antes de que Trump coma o estreche la mano durante una reunión Trump para saludar, rápidamente se desinfecta.

A 10 mil metros

Otro de los dolores de cabeza para Trump y su germofobia son los vuelos en avión. Mucha gente, en un espacio reducido, y con un aire que circula por cada rincón de la nave es un problema para él. Y esto pasa en un vuelo comercial como también en el Air Force One. Al interior del avión presidencial, los empleados evitan acercarse al Presidente. Y algunos incluso evitan ir en los viajes si tienen un atisbo de un posible resfriado. Tampoco lo hacen si es que tienen una alergia.

Esto porque cuando alguien tose o estornuda en presencia de Trump al interior del Air Force One, rápidamente el Mandatario asume lo peor. “¿Estás enfermo?”, pregunta de inmediato.

“Si estás junto a él, y vas a tocar algo en su escritorio, y te chupas el dedo índice para tomar un papel o tratar pasar de una a hoja a otra , te dice ‘qué asqueroso eres'”, aseguró Anthony Scaramucci, ex secretario de Comunicaciones de la Casa Blanca.

Tema asumido

Pero, al parecer, esta fobia es un tema asumido para el Presidente. Trump incluso admitió que su germofobia “podría ser un problema psicológico”, como dijo durante una entrevista en 1993 en la que también dijo que se lavaba las manos “tantas veces como sea posible” durante el día. Y en 2007 incluso aseguró que le tenía miedo a su propio hijo, Barron, cuando era guagua y se enfermaba. “Cuando tiene un resfriado, simplemente lo mantengo alejado de mí”, dijo ese año.

En The Angeles Times trataron de ir más lejos para explicar este comportamiento de Trump y publicó que su bisabuelo paterno, Frederick Christ Trump, murió prematuramente a los 49 años durante la epidemia de gripe española. “Ello pudo haber incrementado su miedo a contaminarse”, agrega el diario.

En su libro “The art of the Comeback”, Trump escribió que “una de las maldiciones de la sociedad americana es el simple acto de estrechar las manos. Me siento mucho mejor después de lavarme las manos, lo que hago tanto como puedo”.

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