Horas después de que a pocas cuadras de su oficina, en barrio República, miles de profesores, estudiantes y asistentes de la educación marcharan tras un nuevo rechazo a la propuesta del Mineduc para terminar con el paro docente, la doctora en Educación de la Universidad de Melbourne y directora ejecutiva de Educación 2020, Alejandra Arratia, pregunta preocupada: “¿Ha pasado algo más hoy con los profes y la ministra?”. “Es difícil mantenerse al tanto con todo lo que está sucediendo”, admite. Casi cada hora aparece una nueva noticia que cambia el rumbo del paro nacional docente, que ya cumplió cinco semanas sin soluciones.

Mientras el foco de los docentes está puesto en tres ejes fundamentales: deuda histórica, pago a parvularios y educadores diferenciales, y el cambio en el currículo obligatorio, desde el Ministerio de Educación insisten en instalar en la agenda los conceptos de Aula Segura y Admisión Justa como “caballos de batalla” de esta administración. En Educación 2020, advierte Arratia, creen que la agenda de la ministra Marcela Cubillos —quien lleva casi 11 meses a cargo— es más “comunicacional” que “propiamente educacional”.

“Echamos de menos una conversación más sustantiva de lo que está pasando en las salas de clases”, dice Arratia, quien por estos días trabaja en el programa Innovar para Aprender, iniciativa que cambia las dinámicas de enseñanza y aprendizaje dentro de las salas y que ya se ha implementado en 33 escuelas a lo largo del país. “Para nosotros, el foco debería estar puesto en cómo transformamos la experiencia educativa de los jóvenes para que tengan una formación más positiva, y así puedan desarrollar los aprendizajes que como país queremos”, explica.

¿Qué efectos pueden llegar a tener en la calidad de la educación pública políticas como Aula Segura o Admisión Justa?

Nosotros creemos que estos proyectos no apoyan a la educación pública. De Aula Segura lo que nos preocupaba y nos sigue preocupando es que solo aborda la punta del iceberg. Estamos todos súper de acuerdo en que hay manifestaciones de violencia en los establecimientos educacionales que son totalmente inaceptables, pero creemos que la forma de abordarlas no es la que se propone, porque si un niño de 16 años tiene esas conductas, significa que nosotros como adultos fallamos en la formación que teníamos que darle. En el caso de la, a nuestro juicio, mal llamada Ley de Admisión Justa, no compartimos el principio en que se funda, ya que busca seleccionar a aquellos alumnos que creemos que son los que pueden aprender. Nuestro rol como sistema educacional es ayudar a que todos los niños aprendan, porque todos tienen derecho a asistir a escuelas que sean un espacio de oportunidades para abordar la inequidad en Chile. Esto es como si tuvieras un hospital súper bueno, pero solo admitieras gente sana. No tiene sentido.

¿Cómo evalúan el impacto de Aula Segura tras episodios como el de Fuerzas Especiales de Carabineros ingresando a las salas del Instituto Nacional?

Los hechos lo ratifican: Aula Segura no resuelve el problema. Se cree que por haber una amenaza los jóvenes van a dejar de hacer ciertas cosas, y esto es una perspectiva netamente punitiva, cuando este tema tiene que ser abordado desde una perspectiva formativa. En Educación 2020 no nos gusta la política de “estos niños sáquenlos de mi municipio”, porque los sacamos de ahí, pero van a irse a otro lado. Por eso después tienes escuelas que se convierten en espacios donde llegan los que han tenido problemas en otros colegios, y el ciclo de la violencia se sigue repitiendo. Hay que preguntarse qué estamos haciendo mal y cómo lo podemos resolver. No basta con atacar el síntoma. Es como tener una infección y tratarla a pura aspirina. Hay muchos casos de jóvenes que han estado involucrados previamente en situaciones de conflicto y violencia, y con mayor razón hay que abordar el tema. ¿Acaso nos da lo mismo que ese joven después maltrate a su pareja o a su hijo, por ejemplo? Estas son las personas que estamos formando. Ese es el rol principal de la educación, y no hay que perderlo de vista.

Uno de los principales motivos del paro de profesores tiene que ver con quitar Historia y Educación Física del currículo obligatorio. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?

Creemos que habría sido bueno que el tema se hubiera discutido en espacios de participación con los actores involucrados, porque todos nos enteramos por una portada del diario cuando la decisión ya estaba tomada. Es más, el cambio en el currículo viene de mucho antes, pero esta versión fue mandada al Consejo Nacional de Educación desde el Gobierno tres veces para su aprobación. Sería bueno que la ministra Cubillos apoyara la conversación respecto a este nuevo currículo y cómo implementarlo, de manera que todas las escuelas tengan la mayor cantidad de información para hacer el tránsito. Eso sí, no deberíamos quedarnos en la conversación de cuántas asignaturas para qué, o cuántas horas para quiénes. Sí, es complicado que tengan que salir asignaturas, pero entendemos que esto pasa porque no hay más horas disponibles.

El ministerio dice que la medida busca brindar a los jóvenes “espacios de libertad”. ¿Es esta la forma?

A nosotros nos gustaría que en vez de discutir si los niños necesitan más o menos asignaturas, habláramos de cómo hacemos un currículo interdisciplinario que permita aprendizajes significativos para todos, de modo que haya más espacio para la innovación en las aulas. Tenemos muchas señales de que el sistema educativo chileno no está siendo capaz de adaptarse a las nuevas demandas. Los jóvenes dicen que van al liceo, y sienten que lo que están aprendiendo no les sirve para la vida real. Tenemos que resolver cómo hacemos para que la experiencia educativa sea adecuada a lo que los estudiantes necesitan, tanto ahora como en el futuro. Y para eso, como país tenemos que hacer una serie de reflexiones: ¿qué Chile queremos construir?, ¿queremos una sociedad en que las personas solo produzcan? ¿O queremos que todos nos comprometamos como ciudadanos a construir algo en común? Si soñamos con una sociedad y una educación más inclusiva, más democrática y más justa, debemos construirla desde una experiencia en las aulas que vaya en esa línea.

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