El próximo viernes será un día clave para la organización gremial Abogadas de Chile A.G., nacida en 2011 con el propósito de abogar por una mayor representación de las mujeres en las diversas áreas del ejercicio profesional, con un sesgo feminista. Desde entonces ha corrido agua bajo el puente, y hoy las mujeres son mayoría en el Consejo del Colegio de Abogados, que ya tuvo una mujer presidenta (Olga Feliú entre 2011 y 2015). Incluso dos de las tres presidentas que ha tenido Abogadas de Chile, María de Los Ángeles Coddou (que sucedió a Paula Vial) y Magdalena Atria (quien actualmente ejerce el cargo, en la foto), hoy son consejeras del colegio. Además, surgió una nueva asociación, Abofem, integrada por letradas más jóvenes y de posturas feministas más radicales.

Desde un tiempo a esta parte Abogadas de Chile A.G. tiene caída su página web, y sólo se manifiestan a través de Twitter. A las 19 horas de este viernes, en la oficina de la abogada Coddou, la directiva definirá cómo se rearticularán. Están convocadas Paula Vial, Magdalena Atria, Verónica Encina, Teresa Rey, Joanna Heskia, Patricia Muñoz y Valentina Durán, además de la anfitriona. Debatirán cómo potenciar la dinámica que se ha dado entre la organización y el movimiento Abogadas x Abogadas, en que unas 150 profesionales del derecho interactúan proactivamente en un chat de whatsapp propendiendo a la promoción de sus integrantes a diversos cargos. Las opciones son fusionarse, refundarse, fundar una nueva entidad, o seguir cómo están. De las conclusiones de esta reunión surgirán las propuestas que formulará Abogadas de Chile A.G. a Abogadas x Abogadas. “Y después nos tomaremos el Colegio de Abogados”, bromea una de sus integrantes.

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En medio de la crisis que enfrenta el PS, desatada tras las elecciones internas y los supuestos vínculos entre militantes y el narcotráfico, el pasado lunes se realizó una “instancia de reflexión” para la bancada de senadores de la colectividad.

La cita en el edificio del ex Congreso contó con la participación del sociólogo Manuel Antonio Garretón; el economista y ex presidente de Codelco, Óscar Landerretche; y el también sociólogo Manuel Canales, quienes fueron convocados por el senador Carlos Montes para abordar el momento actual del partido.

Canales (60), académico de la U. de Chile y doctor en Sociología, hoy no milita en ningún partido pero mantiene relación con algunos PS tras participar activamente en política desde 1977, cuando ingresó a estudiar y fichó por la Izquierda Cristiana, donde estuvo hasta la transición a la democracia.

—Por lo ocurrido en las últimas semanas, pareciera que el PS ha perdido su rumbo. ¿Qué cree que ocurre con el eje histórico del partido?

—El PS, al igual que algunos partidos de izquierda, inició el ‘78 un giro necesario y fundamental, porque la sociedad que venía era fundacional. De esa manera comenzó a fraguarse lo que hoy podría ser la crisis del PS y de la izquierda, que nunca más llegó a verse como tal, con voz clara y distinta, sino que como una suerte de identidad difusa. Llegó a imaginarse en ese constructo tan distinto que es la centroizquierda. Incluso hubo quienes se definieron de centroizquierda, como si eso pudiera existir. Se puede ser de ‘izquierda moderada' o de ‘centro', pero de ‘centroizquierda' no creo. Eso solo indica una actitud de liviandad ideológica.

—¿Cómo se explica ese giro del PS a la centroizquierda?

—Por una serie de prudencias que tenían como intención hacer política sin cometer los mismos errores del pasado.

—¿Qué solución sugiere?

—La izquierda, en general, no ha tenido un proceso de refundación que entregue una alternativa al neoliberalismo. Mientras eso no ocurra, no se puede ordenar la discusión en el país: ya nadie habla de educación, de salud o de justicia; se habla de elecciones, de clientes. El PS debe hacer una reflexión refundacional que sea capaz de interpretar, de modo sensible y conectado, el alma popular. Tienen que escuchar más a la sociedad chilena, porque no veo que hoy interpreten el sentir popular.

—¿Ha contribuido la irrupción del Frente Amplio a que el PS se posicione más al centro del espectro político?

—No, en ningún caso. Más bien, la aparición del FA refleja la poca capacidad de los actores políticos clásicos de interpretar el malestar que se fue acumulando en sujetos hiperexplotados, los jóvenes, que eran los más integrados al nuevo orden. Aunque también aparecen interpretando a la clase media y a todos los estratos más abajo, pero de nuevo sin una alternativa al modelo neoliberal. La intentan eso sí, en eso el FA no se confunde: busca esa exploración y creo que el PS también puede participar de eso.

“Es coherente” que el PS se margine de los acuerdos

—¿Qué rol juega el PS en una oposición cada vez más proclive a generar acuerdos con el Gobierno?

—Habría que preguntarse qué giros están haciendo algunos partidos, como la DC o el PR. No vaya a ser cosa que allí latan sólo intereses partidarios o de posicionamiento para mantener una cierta dignidad dentro del escenario político. De todos modos, leo ese movimiento de algunos partidos como la manera de consolidarse y crecer, porque se ocupa una geografía política interesante: estar en el centro siempre te da mucho movimiento de piernas. Sin embargo, el PS se ha mantenido al margen y en ese sentido, está en una posición coherente. No veo por qué se esperaría que el PS no fuera oposición de un gobierno neoliberal.

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