(La eliminación al Mundial de Rusia) influyó en el clima de pesimismo, que había en general”,

Daniel Matamala, periodista.

El fútbol invita a salir de la rutina; se produce un fenómeno de una mirada más positiva”, Catalina Carreño, Activa Research.

En esta ocasión no hubo banderazo de parte del Presidente Sebastián Piñera para la selección masculina de fútbol, que hoy debuta en la Copa América.

A diferencia del equipo femenino, que sí fue despedido en La Moneda por el Mandatario, el 24 de mayo, antes de que sus jugadoras partieran al Mundial de Francia, la primera dama Cecilia Morel fue la encargada de desearle éxito a “La Roja” de hombres, el pasado 4 de junio, en Juan Pinto Durán.

El Presidente había tomado distancia del proceso que vive el equipo dirigido por Reinaldo Rueda, que viajó a Brasil con pocas expectativas, rodeado de rumores de un “camarín divido”, sin juego vistoso y sin Claudio Bravo ni Marcelo Díaz.

Incluso, salvo los eufóricos comerciales de una internacional bebida gaseosa, la publicidad hoy está resignada a que no se repetirán los éxitos del 2015 y del 2016. Hasta el propio Arturo Vidal le deseó a Lionel Messi que gane la copa.

Y aunque la tendencia de los políticos es tratar de asociarse a los éxitos deportivos (Jorge Alessandri con el Mundial del 62, Salvador Allende con Colo Colo 73, Michelle Bachelet con la era de Marcelo Bielsa y las dos Copas Américas), frente a procesos poco esperanzadores a veces es mejor estar distante.

El problema es que las expectativas en torno al seleccionado tampoco contribuyen a mejorar el estado anímico de la población y podrían hasta empeorarlo. Según la encuesta CEP del jueves pasado, el 62% cree que la situación económica empeorará y el 61% sostiene que el país está estancado. La aprobación al Gobierno, por su parte, cayó 12 puntos y quedó en 25%, con 40% de rechazo.

Hay ejemplos en que derrotas o desilusiones deportivas han agravado o causado malos momentos políticos.

El caso más notorio fue el fin del ciclo de Marcelo Bielsa en la selección, que directamente golpeó a la aprobación del primer gobierno de Piñera a fines de 2010 (nota secundaria).

El periodista Daniel Matamala, quien escribió el libro “Goles y Autogoles de la Historia Política del Fútbol Chileno”, anota otros dos episodios que calzan con momentos de pesimismo político.

Uno de ellos es el fracaso en el Mundial del 82. “Chile venía de un momento de optimismo, la plata dulce, el dólar a precio fijo; y el fracaso en España 82 es simbólico, porque ocurre casi simultáneamente con el desplome económico”, dice.

Otro episodio es la eliminación en 2017 para el Mundial de Rusia, al término del segundo gobierno de Michelle Bachelet. “Creo que eso influyó en el clima de pesimismo, que había en general, con la marcha de la economía y con la mala impresión de alguna reformas y tal vez influyó en esa elección”, agrega Matamala.

No ayuda al clima

A juicio de Catalina Carreño, de Activa Research, “si bien hay momentos en los que hay correlación entre un escenario pesimista y un castigo al gobierno”, las causas están en temas concretos.

Por ejemplo, explica que habitualmente se dice que en el invierno aumenta el pesimismo y empeora la evaluación a la autoridades; sin embargo, señala que “el factor explicativo” son aspectos puntuales que acompañan al invierno, como la contaminación o los problemas de salud. Otro ejemplo es marzo, con el fin de las vacaciones y el pago de responsabilidades.

“En el caso de eventos deportivos que invitan a salir de la rutina, en las oficinas, en los barrios, se produce un fenómeno de una mirada más positiva”, dice.

En esa línea, Carreño cree que si un evento deportivo “te saca de la cotidianidad, pero no te lleva a un territorio más entusiasta, no habrá un efecto positivo”.

No obstante, aclara que no sería categórica para señalar que efectivamente un mal resultado deportivo va a “restar” en la aprobación a un gobierno, pero, al menos, no ayuda a mejorar el clima.

El fútbol lima diferencias

El abogado y analista político Gonzalo Cordero comenta que el deporte es una de las “pocas cosas que convocan a la mayoría. Ayuda a limar las diferencias, a disminuir la confrontación y a generar un ambiente de unidad nacional. Y cuando un equipo tiene un resultado exitoso, genera un efecto positivo en la sociedad”.

“Ahora no es equivalente el efecto positivo de un buen resultado que el efecto negativo de uno malo. El efecto positivo se mantiene, porque a todo nos gusta celebrar, y a nadie le gusta quedarse pegado en las derrotas. Un mal resultado, obviamente, no ayuda al clima, pero tampoco se prolonga en el tiempo”, sostiene.

A juicio del cientista político e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, José Marín, hoy la clase política y la dirigencia del fútbol, por diversas causas, tienen un problema en común: “El descontento hacia la elite, y eso se hace evidente en el clima de opinión pública”. Aun así Marín agrega que es difícil comprobar una relación de causa-efecto entre un mal resultado y la evaluación del gobierno.

Aprendizaje y oportunidades

Un matiz plantea el cientista político y académico la U. Central Nicolás Freire. Dice que Piñera decidió “tomar cierta distancia” de la selección masculina, pero no necesariamente por los malos resultados. “Creo que Piñera ha aprendido que la figuración junto a la selección le trae un bullying mediático y digital; por ejemplo, el no saludo con Bielsa”. En el caso de la selección femenina, con la que el Presidente sí apareció en público, si bien hubo críticas, Freire sostiene que en redes sociales “el saldo fue a favor”.

Sea como fuere el desenlace en Brasil, Matamala cree que el golpe con esta selección ya se produjo en 2017 y hoy no hay muchas expectativas.

El fin del ciclo de Rueda y el recambio en el equipo después de la copa podrían abrir un margen para que el Gobierno se vincule con “La Roja”, como lo hizo Bachelet en 2006 con su política de estadios antes de la llegada de Bielsa.

No obstante, Cordero sostiene que hay un problema de estrechez fiscal que dificultaría un plan similar de inversiones. Freire agrega que va a depender de muchas variables que hoy no se aprecian, por ejemplo, que aparezcan talentos jóvenes que permitan futuros logros. “No creo que sea interés de Piñera vincularse en este momento”, añade.

Freire, en todo caso, aventura que la Copa América será un respiro para La Moneda. De hecho, cree que “el timming” del cambio gabinete, fue bien elegido primero, porque se hizo el mismo día de la encuesta CEP, y porque a partir de hoy la conversación pública se traslada al fútbol. “Evita que la conversación sobre el cambio de gabinete se prolongue”, señala.

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En noviembre de 2010, cuando el entonces DT de la selección, Marcelo Bielsa, anunció su renuncia (que en realidad sólo se concretó en febrero de 2011), la aprobación de Sebastián Piñera cayó 13 puntos en la encuesta Adimark. Las mayores bajas se registraron en el segmento masculino, en el grupo D y E y entre los jóvenes.

Piñera nunca logró recuperar su 63% de octubre de 2010, que alcanzó gracias al rescate de los mineros. Los meses del invierno de 2011, marcados por movilizaciones estudiantiles y la eliminación de Chile de la Copa América a manos de Venezuela, fueron su peor registro.

El inicio del ciclo de Bielsa (agosto de 2007) fue de la mano con el alza de popularidad de Michelle Bachelet, quien en junio de 2007 anunció la modernización de estadios en alianza con el entonces presidente de la ANFP, Harold Mayne-Nicholls. La Mandataria, quien culminó su mandato con 84% de apoyo (Adimark), fue invitada por la selección para acompañarlos en el Mundial de Sudáfrica.

A juicio del periodista Daniel Matamala, Bachelet generó una amistad con Bielsa, mientras que Piñera y la dirigencia ANFP, que destronó a Mayne-Nicholls y causó la salida del DT argentino, eran vistos por la ciudadanía como adversarios.

De hecho, al regreso del Mundial de Sudáfrica, el 1 de julio de 2010, Bielsa hizo un desaire a Piñera y no le dio la mano en la recepción en La Moneda.

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