Aunque para el excomandante en jefe Edmundo González hoy se está dando la “guerra comercial en torno a quién será el que imponga y maneje la futura tecnología de transmisión de data”, cree que en el corto y mediano plazo la funcionalidad militar del 5G estará limitada por la cobertura del servicio.

Su uso, dice, “será posible en espacios urbanos de alta concentración poblacional, lo que hará que esta nueva tecnología sea rentable para sus proveedores, descartándose por razones comerciales su cobertura en áreas rurales. Para hacer efectiva y aplicable la tecnología 5G a los inmensos espacios oceánicos, aéreos y espaciales del campo operativo y táctico, no es posible hacerlo con el hardware de cobertura proyectado para las grandes urbes. El automatizar por completo un vehículo no tripulado con estos medios requeriría una total cobertura de señal 5G”.

Añade que con tiempo se puede dar cobertura satelital para usos militares, pero que el costo de ello en los siguientes años sólo permitiría su uso a los países más ricos.

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(Viene de la página 15)

Además de las implicancias económicas, el bloqueo de Estados Unidos a Huawei en medio de la guerra comercial entre ambos países tiene en alerta a los actores del área de la defensa en Chile. Y es que el gigante asiático ha luchado por diversificar sus destinos, incluyendo a nuestra nación, que tiene la tecnología armamentística más avanzada de América del Sur, lo que la posiciona como un pequeño mercado en sí mismo, pero también como un puerto de entrada para la región.

La clave está en que la tecnología 5G —que salió primero al mercado mundial de la mano de Huawei— permitirá desarrollar una robótica más avanzada, impactando, por ejemplo, en el mercado de naves no tripuladas de uso civil y militar.

“Si hoy nos sorprenden el uso de UAV en el aire (Unmanned Aircraft Vehicle o dron), del ROV en tierra (Remote Operated Vehicle) y el ROUV en agua (Remotely Operated Underwater Vehicle o robot submarino), esta futura tecnología del 5G nos sorprenderá aún mas, ya que el control de los móviles será mucho más exacto y a mayores distancias”, dice el ex comandante en jefe de la Armada Edmundo González. Para él, “esta aplicación tendrá un uso civil-comercial y uno militar, cubriendo el campo táctico de interés”.

“El uso de esta tecnología permite una serie de adelantos en la forma de gestionar la información en todo ámbito, incluyendo el de la defensa y en particular lo referido a la seguridad cibernética”, agrega el ex comandante en jefe del Ejército Humberto Oviedo, mientras que su par de la FACh, también en retiro, Jorge Robles, remata: “China es un mercado que está muy abierto en el área de defensa y se está posicionando poco a poco”.

El lobby chino

El 15 de diciembre de 1970, cuando Allende estaba en La Moneda, Chile se convirtió en el primer país de Sudamérica en reconocer al gobierno chino continental. A su turno, China y Rumania fueron las únicas dos naciones socialistas que no cortaron relaciones con nuestro país cuando asumió Pinochet. De hecho, hubo un fallido intento entre la oriental Norinco y Famae por producir armas, para reducir la dependencia de Estados Unidos.

Con el regreso de la democracia comenzaron las primeras visitas de mandatarios chilenos a China y viceversa. El 22 de noviembre de 2016, el Presidente Xi Jinping llegó a Santiago para suscribir en la sede de gobierno distintos convenios, entre ellos un memorándum de cooperación y transferencia tecnológica entre la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Huawei.

Un año antes, el 2 de julio de 2015, el ministro de Defensa, José Antonio Gómez, viajó a Pekín, donde se reunió con el presidente de la Universidad Nacional de Defensa, Zhang Shibo; con el representante de la gigante armamentística Tianhe Defence Technology, Xi'An, y con el general de división y comisario político de la región militar de Nanjing.

Coincidentemente, la FACh comenzó en 2015 a adquirir por primera vez elementos de ese país, como grúas móviles, capaces de mover aviones F-16.

Desde entonces, el lobby chino se intensificó, así como el interés de las Fuerzas Armadas por “vitrinear” tecnología de la nación oriental. “Nunca, en los últimos 20 años, hubo tantos acercamientos a China con miras a la potencial compra de material bélico. Los convenios firmados en el área han permanecido inactivos. El año pasado se habló de activarlos”, sentencia una alta fuente vinculada al Ministerio de Defensa”.

En agosto de 2018 fue exactamente ese el propósito de una reunión entre el ministro del ramo, Alberto Espina, y el embajador en China, Luis Schmidt. Al diplomático le pidió colaborar con intentos por “profundizar” el intercambio militar y se le informó que viajaría una misión chilena desde la Secretaría de Estado, entre cuyos objetivos se encontraba lograr avances concretos en “ciberdefensa”.

El año pasado las agendas de lobby también revelan contactos de compañías chinas con uniformados relacionados con adquisiciones. Por ejemplo, el comandante del Comando Logístico, general de la FACh Álvaro Aguirre, recibió a representantes de Poly Technologies (comercializa drones) y también a dos enviados de China National Aero-Technology (Catic), que es una estatal que, entre otros productos, ofrece aviones de combate de alta gama. La misma compañía también se juntó con el general de brigada del Ejército Gustavo Núñez. También en 2018, el comandante de la División de Adquisiciones, general de brigada José Riquelme, protagonizó el primer encuentro entre su rama y Aerospace Long March International.

Estados Unidos tiene la ventaja

Los expertos en Fuerzas Armadas aconsejan diversificar los proveedores de sistemas de armas y electrónica, pero si en medio de la guerra comercial hay que elegir “bando”, Estados Unidos tiene las de ganar. Eso, porque los uniformados chilenos ya están entrenados en el uso de la tecnología occidental y el equipamiento es mayoritariamente estadounidense y europeo. De China casi no hay nada. “La acción de guerra comercial no debiera tener un efecto inmediato en los procesos de la defensa y menos en lo que dice relación con el funcionamiento del Ejército… Con Estados Unidos existe una nutrida agenda profesional y que forma parte importante del desarrollo de capacidades para la Fuerza terrestre”, explica el general (r) Oviedo.

Añade que, si bien Huawei “se adelantó al uso del 5G —algo en lo que otros países también están trabajando—, se debe asumir que países como Estados Unidos, desde el momento en que vean amenazados sus procedimientos de protección de la información, podrían generar restricciones de intercambio. Lo anterior debiese ser un elemento importante a considerar al momento de los análisis y decisiones de acceso a nuevas tecnologías, como la ofrecida por Huawei”.

El almirante (r) González coincide en que hoy “la dependencia tecnológica de China en la Marina es más bien nula”, pero aunque reconoce que la guerra comercial puede tener costos cuando se piensa en lo que China podría ofrecer aconseja resistir las presiones: La política a seguir “para un país usuario de esta Tecno-5G es mantener siempre su soberanía. Es bueno no poner todos los huevos en una sola canasta y mantener así la independencia de una u otra influencia”, dice.

El general del aire (r) Robles también afirma que “los sistemas de armas siguen una tendencia hacia la OTAN y hacia la interoperabilidad”; sin embargo, cree que “en futuros procesos de compras (China) sería un factor a considerar”. Y culmina con una advertencia, que compete a las autoridades de gobierno: La guerra comercial “podría tener consecuencias en las comunicaciones y aspectos cibernéticos del área civil, ya que muchos de los equipos son made in China”.

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