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Lo sucedido arriba se replicó abajo. Desde la fusión con Tam los empleados se redujeron un 23%.

En Latam no hablan de plan de reducción, aunque el número de altos ejecutivos que salió desde 2016 bordea los 100, según calculan seis ex gerentes consultados.

Vicepresidentes, gerentes corporativos y de área dejaron la compañía renunciados o despedidos. Se achicó el organigrama, se eliminaron cargos y agruparon funciones.

No fue al azar. En 2016, con la asesoría de la consultora Mckinsey, Latam puso en marcha un programa llamado “Change to one” para hacer más competitiva la empresa con una organización más liviana y económica.

La fusión con Tam, en 2012, tuvo secuelas: pérdidas por US$263 millones en 2013, US$77 millones en 2014 y US$178 millones en 2015 por la devaluación del real y la posterior recesión, la más fuerte que haya sufrido Brasil. A nivel del negocio, las low cost Sky y Jetsmart lograron un 40% en el mercado doméstico en los últimos tres años, entraron nuevos actores a las rutas internacionales y los que ya operaban aumentaron sus frecuencias. Ahora el fantasma de los números rojos reapareció con las pérdidas por US$60 millones al primer trimestre, dadas a conocer ayer.

Las salidas y el nuevo modelo

Siguiendo el plan “Change to one” en 2017 salieron los históricos Armando Valdivieso, tercero de a bordo; Cristián Ureta, gerente general de carga; e Ignacio Cueto, segundo del organigrama que optó por irse al directorio. Y debutó un nuevo modelo de gestión con solo cuatro vicepresidencias: clientes, operaciones y mantenimiento, finanzas y comercial. Más dos de apoyo, legal y personas. Todas reportándole a Enrique Cueto, el gerente general.

De esa estructura ya hay una baja: la brasileña Claudia Sender, quien llegó precedida por una brillante carrera en TAM, dejará la vicepresidencia de clientes el 30 de este mes. Será sucedida por su compatriota Paulo Miranda, externo a Latam, pero con 20 años en la industria aérea.

En la segunda línea de mando, el argentino Nicolás Goldstein, vicepresidente corporativo de ventas, abandonará la aerolínea el 31 de julio. Con más de una década en cargos como la gerencia general de Perú y la gerencia de vuelos de largo alcance, será reemplazado por Andreas Scheck, quien hasta diciembre fue gerente general de Dercoparts, filial de Derco.

Lo que ha pasado arriba se ha replicado abajo. Y con fuerza: desde la fusión de con Tam, en 2012, el personal se redujo en un 23%, quedando en 41 mil empleados.

Cuánto cambia una década

Hace una década, Lan era un imán de talentos. Pasó de ser una aerolínea local a tener filiales en Perú, Argentina y Ecuador. Impulsó como nunca antes el mercado doméstico gracias a la “nueva forma de volar” que debutó en 2007. No era una solo una campaña publicitaria, sino una rebaja importante en los precios de los pasajes dentro de Chile que bloqueó en forma natural el ingreso de nuevos competidores durante casi una década.

Aquella época dorada dio pie a una organización matricial para alinear a los distintos países. Las gerencias generales de las tres filiales—a las que sumó Colombia en 2010— tenían sus propias estructuras, las que, a su vez, reportaban a los centros de excelencia instalados en Chile y que daban los grandes lineamientos. El de pasajeros era liderado por el argentino Damián Scokin; el de marketing por Pedro Margozzini, y el de operaciones por Enrique Elsaca.

Ninguno sigue en Latam: Margozzini y Scokin dejaron la compañía en 2014. El primero es el actual gerente general de Komax, y el segundo de Despegar.com. Elsaca, que se fue en 2017, está a la cabeza de Cementos Bío Bío.

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