No tengo opción en el sistema financiero. Es súper difícil hacer ese cambio”.

El título de esta nota podría haber sido “La redención de Contin”. Pero el propio Alejandro Contin González (50) se apura en aclarar que él no se está redimiendo de nada. “No creo que haya hecho algo malo”, sostiene. Prefiere llamar a este nuevo paso empresarial, vinculado al reciclaje de basura, como un “reciclaje” de sí mismo.

Está consciente de que el apellido Contin no trae un buen recuerdo en los pasillos de la bolsa. “Aunque cuando me encuentro con la gente de ese tiempo, son todos muy cariñosos”, aclara. Su familia está directamente asociada a Alfa Corredores de Bolsa, la firma que quebró con escándalo en 2008. “No quedó ni un peso de la corredora. Nada. Y yo quedé saturado del mercado. Me encanta y me sigue gustando. Pero me dije: No quiero volver”.

Así ha pasado estos 11 años. Viviendo de sus ahorros, de un trabajo como ejecutivo en un factoring y de crear empresas. El año pasado, de hecho, tuvo su primer traspié como emprendedor: una compraventa de bicicletas usadas de alta gama que se comió una línea de crédito. “No está muerta. Está congelada”, cuenta. Y ahora es el brazo comercial de un sistema creado en Chile que trata y reduce residuos de todo tipo (plásticos, neumáticos o basura domiciliaria) y la convierte en energía (ver recuadro).

Aunque el bicho financiero revive de vez en cuando. “He continuado haciendo asesorías a algunos clientes ex-Alfa”.

—¿Te siguen creyendo, pese a todo?

—Es que hay gente que ganó mucha plata conmigo. Y ninguno perdió, ni siquiera una acción. No es lo mismo que se puede decir de otros.

Alejandro Contin González era vicepresidente ejecutivo de Alfa, la corredora que fundó y presidió su padre homónimo, Leonidas Alejandro Contin Naranjo (74), y cuyo gerente general era su hermano Antonio Contin González (41).

Fueron su padre y su hermano quienes recibieron el mayor peso de la quiebra de la, en ese momento, séptima corredora del mercado. El Ministerio Público se querelló en contra de ellos por cinco delitos: uso indebido de valores de terceros en custodia, transacciones ficticias, entrega de información falsa al mercado, obtención de créditos proporcionando datos falsos y quiebra fraudulenta. Enfrentaron el primer juicio oral de la historia por infracciones de carácter financiero. Y la Superintendencia de Valores (hoy Comisión del Mercado Financiero) los sancionó con el peor castigo para un corredor: no poder volver a serlo, y le aplicó multas de 8.000 y 4.000 UF a cada uno. Pero en 2013 fueron absueltos de todos los cargos, salvo el de quiebra fraudulenta, por el que su padre recibió una pena remitida de 61 días de presidio. No pasó ni un minuto en prisión. “No pasamos por la cárcel, pues los fundamentos de la acusación eran muy malos”.

A Alejandro hijo, pese a ser uno de los tres máximos ejecutivos de la firma, no lo acusaron. Ni siquiera lo citaron a declarar. “Es un misterio que nadie entiende”, dice.

Pese a la tempestad por la que atravesaron, las relaciones familiares se mantuvieron. “Mi papá está muy cansado. Son 10 años de juicio que te hacen pebre. Le está ayudando un poco a mi hermano, que es socio pasivo de una empresa de productos de higiene industrial y gerente comercial de una empresa financiera llamada Capitalex”.

Según la acusación de la SVS de 2008, la caída de los Contin se desató por realizar supuestas transacciones ficticias con su empresa relacionada Inversiones Fox para ocultar su débil situación patrimonial, que se sumó al presunto uso indebido de acciones en custodia. La mirada que tiene Contin de ese momento dista de eso. Dice que la bancarrota fue porque la principal inversión de la corredora eran acciones de la AFP Provida, las que se hundieron con la crisis subprime.

—Si no hubo delitos, ¿qué les pasó?

—Nuestro error fue hacer exactamente lo que a todo el mundo se le dice que no tiene que hacer en finanzas: meter todos los huevos en una misma canasta.

—¿Todo en acciones de Provida?

—Todo en Provida. Y nos agarra una crisis subprime que nadie vio venir. Entonces, no tienes cómo quedar parado. Si le apuestas todo a un caballo, olvídate.

—¿Qué lecciones sacaste de ese capítulo para tu vida laboral posterior?

—Que no hay que dormirse. Hay que estar todo el día trabajando. No hay otra. Es que es súper difícil. Cuando ya tienes cierta edad y llevas 20 años o más haciendo una sola cosa, y de un día para otro te dicen: tienes que dedicarte a otra cosa.

—Del sector financiero no te van a llamar.

—Nadie, poh. Si me hubiese llamado Soto, al otro día me contratan. Pero los Contin somos uno, por lo tanto no tengo opción en el sistema financiero. Es súper difícil hacer ese cambio, porque tienes que seguir pagando la casa, los cuatro niños en el colegio y la universidad. Tienes que reinventarte.

—Y tu nivel de vida ¿era alto?

—Era alto, pero nada de otro mundo. No llevaba una vida de ricos y famosos. Cómodo sí, pero no de Porsche.

Su nuevo emprendimiento

Reconvertir la basura en energía limpia

Contin está entusiasmado. En Chile es el brazo comercial de la empresa ZEG Tecnhologies, un sistema llamado Flash Dissociation System de tratamiento de basura diseñado en Chile por el ingeniero francés Jean Benoit, que convierte los residuos en energía y que ya están probando PepsiCo en Brasil y varias empresas de alimentos en Chile. Es un reactor que opera a temperaturas cercanas a los 1.000ºC, en un ambiente de atmósfera controlada, presión inversa y sin oxígeno, por lo que no produce incineración. A esa temperatura, los componentes de los residuos se descomponen a nivel molecular, por lo que las emisiones son mínimas.

Su producto final es energía térmica a 450°C, que puede ser utilizada para generar electricidad o calentar hornos. “Tenemos una máquina que procesa media tonelada de basura por hora y otra, dos toneladas/hora. Puede reemplazar a los rellenos sanitarios y en vez de ocupar 100 hectáreas de relleno, podemos instalarla en 5 mil cuadrados y absorber todo lo que va al relleno, pues no acumula basura. Además, recupera 500 litros/hora de agua de calidad de riego por tonelada de residuos”.

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