El año pasado, cuando dejó la cabeza de WOM, Chris Bannister viajó 448 kilómetros en bicicleta con sus dos hijos, desde el Desierto de Atacama hasta el Salar de Uyuni, en Bolivia. Su tiempo en Chile había llegaba a su fin.

Parecía un viaje de despedida, unas últimas vacaciones en el país en el que había vivido desde 2015.

Bannister, de 59 años, ya había cumplido el período que suele pasar en un lugar poniendo de pie un nuevo negocio para sus jefes, el fondo islandés Novator Partners. Antes había sido Polonia. Y en Chile, WOM había alcanzado la marca de 4 millones de clientes en tres años de operación. El negocio ya era estable. Era hora de que el “Tío WOM” empacara las maletas.

Pero eso no fue lo que pasó, cuenta ahora, sentado en su departamento en Las Condes, que comparte con su pareja chilena y con Meme, su perra quiltro recogida de la calle. En su viaje en bicicleta a través de los paisajes del norte del país tuvo una especie de epifanía, que se unió a un interés de años por temas de protección del medioambiente y calzó con los planes de sus empleadores.

“Me enamoré de Chile. Me quería quedar. Normalmente estoy unos tres años en un país formando una empresa y luego me muevo a otro mercado, a iniciar una nueva compañía desde cero. Pero ya había hecho eso 10 veces. Formé 10 compañías de telecomunicaciones en Asia, Europa y ahora en Chile. Ya tengo 59 años, y viajando por el norte me pregunté: ¿qué puedo hacer ahora con mi vida? Y decidí que quería quedarme a defender la belleza de este país. Hablé con Novator y acordamos que el 50% del tiempo estaría dedicado a seguir trabajando con ellos, buscando crear un nuevo WOM en otro país de la región, y la otra mitad sería para mis proyectos”, dice.

—¿Defender la belleza local, de quién?

—De esa bestia que es el exceso humano sin control, sin conciencia, de la contaminación. Ese es el lado oscuro.

Bannister parece sinceramente apasionado cuando habla de esa desconocida faceta “verde” suya. Te mira fijo a los ojos, se apoya sobre la mesa, a veces hace pausas dramáticas, y te bombardea con una serie de datos aprendidos de memoria: “¿Sabías que antes en China casi no se consumía carne? Pero las grandes empresas de la industria de la carne han comenzado a entrar a ese mercado y ahora el 6% de los chinos consumen carne. En Estados Unidos, el consumo es de 10%. Y si los chinos, que son 1.400 millones, pasan de ese 6% al 10% de EE.UU., tendremos que acabar con un espacio de selvas igual a todo lo que tiene Brasil para sostener ese consumo”.

—¿Es vegetariano?

—Sí. Con mis hijos (uno vive en Inglaterra y otra en Polonia) sólo comemos carne de soya. ¡Lo peor fue dejar el café con leche, Dios!

Antes decía que otras grandes empresas de telecomunicaciones eran el “lado oscuro”, porque usaban tácticas a veces sucias para bloquear a la competencia. Ahora, ¿quiénes son el bando enemigo?

—Hay muchas cosas. Piensa en compañías como Apple, que crean productos electrónicos programados para morir en 18 o 24 meses solo para vender más objetos y crean montañas de chatarra electrónica. Eso es obsceno para una gran compañía. En países como Suecia, las empresas tienen que pagarte cuando les devuelves un aparato eléctrico que les compraste. Se promueve el uso por harto tiempo. Ustedes en Chile deberían hacer lo mismo, pero no se preocupan de eso. No, ustedes se comparan con Perú y Argentina, cuando deberían compararse con Suecia.

En clave política

El inglés, nacido en Wigan, un pueblo pequeño, tradicional y minero a uno 20 kilómetros de Manchester, cree que de haber llegado al mundo en nuestro país, no habría podido ser un ejecutivo de talla internacional. Y es que el amor de Bannister por Chile no es ciego.

¿Por qué no habría podido llegar a ser un ejecutivo importante si hubiese nacido acá?

—Porque ustedes no utilizan todo el talento de su población. Acá, es sólo un grupo pequeño de personas la que tiene acceso a las oportunidades. Yo nací en un pueblo pequeño, donde nadie iba a la universidad, nadie se iba de ahí. Pero yo me fui porque tenía talento y empuje, y porque Inglaterra me dio la oportunidad. Quizás en Chile mi talento se habría perdido, como hoy se deben perder muchos otros.

—¿La desigualdad es una traba?

—Sí. Es un problema que tiene Chile. Piensa en Suecia, donde yo trabajé unos años. Es un país cuyo PIB depende del negocio forestal, la minería y la pesca. ¿Le suena familiar? Es igual a Chile. Pero ellos tienen Ikea, Spotify, Volvo, Minecraft, H&M. ¿Y qué tiene Chile de talla mundial?

—Ehh... ¿Falabella?

—A Alexis Sánchez. Y eso sería todo.

—¿Pero no es poco justo comparar a Chile con Suecia?

—No. Sus economías dependen de los mismos recursos naturales. Inclusive, Suecia tiene sólo 10 millones de habitantes, mucho menos que Chile. Ustedes tienen que compararse con Suecia, no con sus vecinos. Los chilenos siempre dicen cosas como “Wow, tenemos más buses eléctricos que Perú”. ¡Pero qué gracia tiene eso! Tienen que compararse con los mejores si quieren ser los mejores.

—¿El secreto de Suecia, que no tiene Chile, es la igualdad de oportunidades?

—Sí. La diferencia clave de Suecia y Chile es que los europeos usan todo el talento disponible en su población. Esos 10 millones de personas, todas, de todas partes dentro del país, tienen oportunidades si es que tienen el talento y la voluntad necesarios. Por eso en Suecia surgen todas esas ideas y empresas de talla mundial. Porque no es como Chile, donde a la gente la filtran a los 10 años, dependiendo de si fueron o no a una de esas 5 o 10 escuelas de élite. De eso depende si serán o no ricos, si tendrán o no oportunidades. Si no entras ahí, estás perdido en Chile. Se desperdiciará tu talento. Se perderán tus ideas, tu potencial.

—Y más allá de las críticas, ¿qué propone?

—Yo estoy más que nada enfocado en lo medioambiental. En ese aspecto estoy atento al COP25, que impulsa el Ministerio de Medio Ambiente, donde se discutirán temas relacionados con el cambio climático. Creo que tenemos que hacer ruido, tenemos que llamar la atención. Ya que Chile será la sede de este importantísimo evento, el gobierno debería tomar un rol protagónico y empujar a que los grandes países firmen acuerdos como incrementar los impuestos en un 1% a quienes ganan sobre US$40 mil u obligar a que las empresas aumenten las garantías de productos electrónicos a 5 años.

Sus nuevos negocios en Chile

En esta nueva faceta con toques de activismo, Bannister ya tiene en mente cuál será su primer acto público. Se subirá a su bicicleta en Arica y atravesará Chile hasta Punta Arenas, parando en escuelas de cada región, para concientizar a los jóvenes sobre el medio ambiente y los efectos negativos del cambio climático.

Se levanta a las 6:30 am. todos los días, y tras revisar los mails que vienen desde Londres, donde opera Novator, parte al gimnasio. Entrena cinco veces a la semana, y se prepara para su viaje en bici, que espera hacer entre septiembre y octubre.

El ejecutivo es consciente del peso que tiene su imagen en Chile. El “Tío WOM” era un personaje. Fueron los clientes de su anterior empresa de telecomunicaciones los que le pusieron de cariño ese sobrenombre y quienes rebasaban las redes sociales de la compañía con preguntas dirigidas directamente a Bannister. Esta imagen y cercanía “marketera” es la que el ejecutivo quiere aprovechar en esta nueva etapa medioambientalista.

El ejecutivo sigue siendo, después de todo, un hombre de negocios.

—¿Piensa invertir de su bolsillo en Chile?

—Invertí en un producto que están preparando para lanzar unos académicos de la Universidad de Chile que se llama Nanofix. Es natural y a base de curcumina, una especia, y sirve para desinflamar. Otro proyecto en el que estoy trabajando con unos socios es en hoteles sustentables. Hoy en día, el turismo contamina mucho, entonces estamos explorando formas de mejorar esa industria.

—¿Qué lugares le interesan para construir este hotel sustentable?

—La zona de Farellones es un gigante dormido con mucho potencial. Queremos analizar cómo llevamos a gente para allá, pero de forma sustentable. Transportes que contaminen menos, cocina vegana, baterías solares, etc.

—¿Y qué ha estado haciendo para Novator?

—Vengo llegando de un viaje a Colombia por esos temas. Hemos estado conversando con reguladores en Perú, Argentina y Colombia para evaluar la posibilidad de hacer un WOM en alguno de esos mercados. Todavía hay mucho espacio para la competencia en los mercados de telecomunicaciones de esos países.

—¿Cómo evalúa los mercados de la región?

—América Latina está bastante agitada. Colombia se ve inestable, pero sigue teniendo un mercado vibrante. Argentina realmente no lo entiendo. Cuando nosotros empezamos a ver la región por primera vez, estuvimos entre Chile y Argentina. ¡Menos mal que no entramos en Argentina! Perú tiene problemas de corrupción, pero sí me parece que el marco regulatorio es más transparente que en Chile, particularmente en el sector de telecomunicaciones. Se ejecuta bien, no hay favorecidos y es más simple dialogar con los reguladores.

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