De ventas y desinversiones Masisa sabe. Luego de varios años seguidos de compras y nuevas fábricas de tableros por toda America Latina, en 2017 se detuvo bruscamente y puso la reversa. Primero vendió su planta industrial en Argentina, después sus dos unidades en Brasil y casi a la par también se deshizo de dos de sus tres instalaciones en México. Todo, para sopesar su abultada deuda, que por entonces bordeaba los US$700 millones.

La última de sus decisiones vino el 5 de abril pasado, cuando puso a la venta sus 110 mil hectáreas de bosques en Chile y Argentina —que esta semana valorizó en US$535 millones—, manteniendo sólo una planta productiva en México (Chihuahua) y sus dos unidades de Chile, la más grande en Cabrero.

—Este proceso dibuja a una empresa que se está achicando ¿Por qué?

—No considero que la empresa se esté achicando, sino más bien rentabilizando. En el pasado, si bien hubo un crecimiento geográfico, no fue acompañado por la rentabilidad esperada, entonces tuvimos que hacer algo con nuestra carga financiera, y en este momento avanzamos a ser mucho más saludables, con el foco puesto en el cliente final, y una Masisa más digital, más directa, más esbelta.

Quien responde vía telefónica desde Panamá es el actual presidente de Masisa, el suizo Andreas Eggenberg, que además describe que la mesa directiva concluyó que la integración vertical no es clave para el negocio de la firma. “Analizamos otras compañías, como los líderes de la industria de tableros que son europeos, y ninguno está integrado. El tema no es ser dueño del bosque, sino que tener acceso a esa materia prima, y eso lo mantendremos. Si algún potencial comprador no quiere entrar en el contrato de abastecimiento con nosotros no habrá venta”, recalca.

Masisa es una empresa dedicada a la fabricación de tableros, pero más allá del commodity, en los últimos años ha puesto mucho acento en el diseño y los enchapados de este producto para diferenciarse de la competencia. Tiene una capacidad instalada de 1.611.000 metros cúbicos anuales de tableros y una red de 232 Placacentros (salas de venta) en Lationamérica, según su Memoria 2018, año en que cerró con pérdidas por US$ 225 millones y deudas por encima de los US$500 millones. Gran parte de esos malos resultados se deben al efecto contable de dejar de consolidar su operación de Venezuela, muy castigada por la crisis que vive ese país.

Eggenberg lleva dos años como presidente de la compañía. No vive en Chile, pero viaja desde Panamá la última semana de cada mes a participar de los directorios. Este jueves además presidirá la junta de accionistas. En el directorio de Masisa representa al Grupo Nueva —que posee el 67% de la propiedad—, y a su vez integra el equipo asesor de Viva Trust —dueño de Grupo Nueva—, el fideicomiso en el que dejó sus activos el empresario suizo Stephan Schmidheiny en 2003, y que financia distintas fundaciones en Latinoamérica.

—¿Conoce a Stephan Schmidheiny? ¿Lo ha visto?

—Empecé a trabajar con el grupo cinco años antes de que él cediera sus bienes a Viva Trust y lo conocí muy bien. No lo he visto en el último tiempo pues ya no vivo en Suiza y él se alejó de todas sus empresas.

—Sería interesante saber qué piensa de la venta de los bosques, que se aleja de su filosofía muy ligada a temas ambientales y de sustentabilidad...

—Pero con este proceso los bosques no desaparecen, alguien seguirá siendo dueño y Masisa utilizará esa madera. Desde el punto de vista de las emisiones de CO2 no cambia nada.

Más cerca del cliente

—¿Cómo será Masisa post venta de sus plantaciones?

—Tendrá un foco muy comercial. Con nuestras instalaciones en Chile y México queremos centrarnos en el Pacifico Latinoamericano, pero con mucha innovación, más diseño y cercanía al cliente final. Al final, nuestro activo más valioso no es el bosque ni las fábricas, es nuestra marca. En el top of mind de la gente Masisa significa calidad, diseño, innovación, y eso lo fortaleceremos.

—¿Qué harán en materia digital específicamente?

—A mitad del año pasado iniciamos un piloto, no a gran escala, y ampliamos el equipo agregando know how para digitalizar toda nuestra cadena de valor.

—¿Qué buscan? ¿Vender por internet?

—Nuestro foco son los diseños interiores, las cocinas, closets, entonces si el cliente final, ya sea una gran constructora o una dueña de casa, puede ver el acabado final en su laptop o tablet, facilita muchísimo el reconocimiento de la marca. Digitalizando todo eso uno puede ofrecer soluciones a la medida, sin que sea demasiado engorroso. Esto no va tan rápido, pero estamos muy contentos con los primeros resultados.

“No veo falta de gobernanza”

—En menos de una década la empresa cambió tres veces su enfoque: en 2008 se definió como forestal con productos derivados de madera; en 2013 giró hacia los tableros, y ahora a un modelo sin bosques. ¿Estos cambios no dan cuenta de malas decisiones? ¿De una falta de gobernanza por la carencia de un controlador visible?

—Evidentemente todos los negocios son dinámicos. No veo una falta de gobernanza, al contrario, nuestro gobierno corporativo ha sido reconocido por tener códigos muy claros y transparentes. Además, creo que seguimos teniendo un foco muy claro en tableros.

—¿Qué sensación tiene del mercado? ¿Le cree a Masisa?

—El precio de la acción habla por sí mismo. Hace cinco años estuvimos por debajo de $20, hasta antes del anuncio de la venta de bosques estábamos entre $37 y $40 y luego en $45. Los inversionistas aparentemente nos están dando la razón.

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Roberto Artavia

Andreas Eggenberg

VIVA TRUST

(Directores)

Paul Rice

Heinz Hefti

GRUPO NUEVA

(Directores)

Christian Verling

Marco A. San Berguido

Masisa

(Directores)

Jorge Carey

Andreas Eggenberg, presidente.

Claudio Cabezas

Rosangela Mac Cord de Faría, vicepresidenta

Héctor Vargas

Alejandro

Carrillo

Ramiro Urenda

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