Desde Europa, el famoso pianista Richard Clayderman llega a nuestro país y abre la puerta para que el músico chileno Jorge Herrera sea profeta en su tierra. Ambos compartirán escenario en el mes de abril, cuando el artista francés se presente en nuestra capital. De alguna manera, este concierto será una oportunidad de articular continentes, países y personas.

Jorge Herrera tiene más de 20 años de trayectoria, su música es conocida en el extranjero y ha trabajado con numerosos músicos internacionales; sin embargo, en nuestro país no es muy conocido.

La música ha estado presente desde niño en la vida de Jorge, especialmente el piano. Decidió dedicarse a ella y dejar de ejercer su profesión inicial de ingeniero en sonido. Hasta la fecha ha editado 15 discos y en abril presentará el tema “Plenitud”, que es parte de su nuevo EP que lanzará próximamente.

—¿Qué significa para ti presentarte junto a Richard Clayderman?

—Para mí como músico es un honor tocar con un pianista que es un ícono en la música popular. Estoy contento de poder abrir su concierto en Chile. Él habitualmente lo hace con pianistas más clásicos y en este caso escuchó mi música y le gustó. Creo que tocar con él me abre la posibilidad de ser escuchado en mi país, donde soy poco conocido como compositor. Tengo la posibilidad de compartir con las personas mi trabajo, mis creaciones. Lo siento como un reconocimiento que viene avalado por un artista de afuera, un músico de Europa me abre las puertas en mi tierra.

—¿Cómo definirías tu música?

—Es música instrumental, hecha en piano, con flauta nativa americana, instrumentos originarios y sintetizadores. Mis composiciones son sin letra y en las que he incorporado la voz es como un instrumento melódico más. Es el caso de mis discos “Conexión con la fuente” o “Niño luz”. Mi música habla de emociones y sensaciones. Me inspiro en las relaciones que establecemos las personas y muchas veces también en la naturaleza. La música es un lenguaje, las melodías y composiciones que creo trato de que sean simples, que las notas digan cosas y se puedan conectar con el mundo interno de quienes las escuchan. La música para mí es una manera de equilibrio y la que hago gusta a las personas porque les da una sensación de paz y tranquilidad.

—¿Cómo sientes que se articula tu música con la de Richard Clayderman?

—Tenemos en común que los dos somos muy melódicos, trabajamos más con la melodía y no tanto con lo rítmico. Richard Clayderman es un intérprete, lo que lo ha hecho tan famoso en el mundo es que su música llega al corazón de las personas, la pueden recordar y eso lo ha mantenido vigente por más de 40 años. Mis composiciones también tienen esa característica.

La música del corazón

—¿Por qué compones en 432 Hz?

—Actualmente existe un sistema de afinación para la música que se estableció a mediados del siglo XX y que fijó como norma la frecuencia de la nota La en 440 Hz. Antes de eso se utilizaban diversos sistemas, entre ellos el 432 Hz, que fue usado por músicos y compositores del pasado.

La música que está en 440 Hz resuena más en el cerebro. La mayoría de mi música está compuesta en 432 Hz, que es como se hacía antiguamente porque es una frecuencia más baja, que resuena en el corazón. Los instrumentos de viento o cuerdas estaban afinados de esa manera. Es como suena y resuena la naturaleza. Los instrumentos están inspirados en ella y es nuestra propia naturaleza como seres vibrantes. En mi música, la flauta y el piano tienen en esa afinación.

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