Toda su historia está ligada a Recoleta, a su origen palestino y a su adhesión al Partido Comunista, donde hoy es miembro del comité central. Daniel Jadue (51) es nieto de inmigrantes palestinos cristianos, que llegaron durante la primera mitad del siglo pasado y se instalaron en una casona en Santos Dumont con Caliche, en Recoleta, hace ya más de 90 años. Es el segundo de 3 hermanos, dos hombres y una mujer. Su mamá se llama Magaly Jadue Jadue y se ha dedicado a la confección de ropa. Jadue tiene muchos recuerdos en torno al taller que tenía en Patronato.

Su padre —quien abandonó la casa cuando él tenía 3 años y con quien casi no tuvo relación— se llamaba Juan Fariz Jadue Jadue y era comerciante, pero ya falleció. Daniel recuerda que, tras una vida de ausencia, apareció cuando él era veinteañero para exigirle que dejara de revolverla con la justicia social y tratar de convencerlo sobre las bondades del régimen de Pinochet.

Pero ya era tarde. Daniel había seguido un camino opuesto al de su progenitor. Estaba metido en la Organización para la Liberación de Palestina y luego ingresó al PC. Estudió arquitectura y sociología en la U. de Chile y siempre ha mezclado ambas disciplinas.

Ha realizado asesorías y proyectos para varias comunas, fue profesor en su alma mater y ha construido edificios públicos, como la Municipalidad de Pichilemu, el Teatro Municipal de Angol, el Sindicato de Calama y la Casa de la Cultura de Pedro Aguirre Cerda. “La ciudad no es otra cosa que la representación material de la sociedad que la constituye. Si la sociedad es injusta, eso se refleja en la ciudad”, afirma.

En el sexto piso del moderno edificio donde se emplaza la Municipalidad de Recoleta, tiene su despacho. Es una sala rodeada de ventanales, a través de los cuales se obtiene una amplia panorámica de esta comuna de 160 mil habitantes, donde el 16% son inmigrantes, es decir unas 25 mil personas: peruanos, bolivianos, haitianos, etc.. Así es que cuando el alcalde habla de esta comarca, indica con el dedo hacia los distintos puntos donde se emplazan sus obras. La farmacia, la óptica, la librería, la universidad, la inmobiliaria: celebrados, controvertidos y copiados son los proyectos populares que ha implementado, subvencionando servicios y productos desde el municipio para que sean accesibles a todos.

Daniel Jadue es peleador, pero dice que no se estresa porque practica deporte, lee y está solo todos los días. Habla con convicción, corrigiendo a esta periodista con una sonrisa suelta cuando considera que su pregunta está mal planteada. Él la tiene clara y le gusta hacerla corta. No titubea en las respuestas y salta de la utopía al pragmatismo.

“Ni mi mamá ni mi papá terminaron cuarto medio”

—Daniel Jadue Jadue Jadue Jadue. No puedo evitar empezar así.

—Sí, la repetición de apellidos es común. La cultura palestina ha sido tradicionalmente endogámica. Mis padres eran primos lejanos, de tercer o cuarto grado. En Palestina, las ciudades se diferencian por las familias que viven en ellas. Tal familia es de Belén, tal familia es de Beityala. La mía es de Beityala y Jadué es un apellido de esa ciudad. Esto se constituye en una época en donde las mujeres no decidían con quien se casaban, sino que eran pedidas por los parientes mayores para que se casaran con sus hijos. La cultura palestina es muy machista también.

—¿Y usted es machista?

—Para nada.

—¿Es un bicho raro dentro de su cultura?

—No sé si bicho raro, pero siento que soy menos machista que el promedio de la comunidad árabe que está en Chile. Uno ve la comunidad árabe acá, de los más viejos, y es más machista que lo que pasa en Palestina hoy, donde se ha evolucionado. Pero entre los jóvenes, los de 30, ya es distinto, porque se han mezclado, ya no se casan entre palestinos, entonces va desapareciendo también la cultura de origen y junto con ello las tradiciones machistas.

—Nacer, crecer y ser alcalde de la misma comuna es como una novela. ¿Eso usted lo soñó?

—Desde muy joven. Desde los 20 años yo sabía que me iba a dedicar al servicio público e iba a tratar de cambiar cosas que me parecían injustas de mi propio entorno. Tiene que ver con mi infancia. Yo crecí en la comunidad pobre, no en esa otra comunidad palestina ligada a la plata, a los bancos. Soy primera generación de mi familia que entró a la universidad; entonces, empecé a constituir clase media a través de la educación, que para mí es el factor fundamental de todo. Ni mi mamá ni mi papá terminaron cuarto medio.

—¿Qué es lo particular de Recoleta?

—Esta comuna es la antigua Chimba, lo que está al otro lado del río. Todo lo que a la ciudad no le gusta ver, pero que vive de ello. Está la Vega, están los cementerios, están los hospitales, están los conventos. Pero la gran característica que tiene es que es intercultural. Acá hay una riqueza tremenda de diferentes culturas que se mezclan, y eso a mí me importa: valorar la diferencia. Acá pasa algo que no puede pasar en el barrio alto, porque las clases altas no se mezclan, nunca son interculturales.

—¿Es más barato vivir en Recoleta?

—Yo creo que sí. Pero también es más informal. Acá los inmigrantes tienden sus redes de subsistencia, consiguen trabajos informales, se convierten en vendedores, empiezan a traer lo que produce el campo. Hay mayor flexibilidad social.

“Me angustia el nivel de la política”

—Ha transmitido un perfil ejecutivo, que incluso ha sido imitado desde la derecha.

—Es que a mí no me preocupa si la señora que se va a beneficiar de la farmacia popular es de derecha o de izquierda, o a qué clase social pertenece. El derecho a la salud es para todos. Lo importante es poner al centro al ser humano, sin apellido.

—¿Qué es lo mas exitoso que ha hecho? ¿La farmacia y la óptica?

—En términos comunicacionales, sí. Pero a nivel de impacto, yo creo que la Escuela Abierta es lo más importante. Nosotros decidimos agarrar las 19 escuelas y liceos públicos de Recoleta y dejarlos abiertos hasta las 10 de la noche de lunes a domingo. En todo horario fuera de clases operan como centros de desarrollo social y cultural que ocupa cualquier persona, donde todos se mezclan y lo pasan chancho. El otro proyecto es salud en los barrios. Construimos boxes de atención en todas las juntas de vecinos y tenemos equipos médicos desplegados en distintos sectores de la comuna, para que la gente se atienda a tres cuadras de su casa. Eso ha tenido un impacto tremendo en el mejoramiento de la calidad de vida.

—¿Hay algo que no le resulte en su trabajo como alcalde? ¿Alguna autocrítica?

—No. No hay nada que no me resulte. Lo que sí me da pena y rabia es que algunos ciudadanos valgan 10 veces más que otros para el Estado. Me da impotencia la asimetría que hay entre los distintos municipios. Si uno mira los presupuestos de los municipios, algunos tienen 1 millón 300 mil pesos por habitante, como Las Condes, y otros tienen 85 lucas, como Alhué. Y lo que sucede es que la ciudad es expresión del modelo social. Si el modelo es la desigualdad, para que haya una comuna bonita, limpia, pavimentada, con luces, tiene que haber otra que no tenga sus calles pavimentadas, ni luces, ni sea bonita.

—¿Y no le estresan las peleas políticas?

—Nada. Porque tengo una formación un poco más dura que mis contrincantes, que suelen victimizarse mucho.

—Pero le tratan de buscar pelea…

—Totalmente. Hace poco me metí a mi Dicom y ahí hay una parte que te informa cuántas veces has sido consultado. Y había sido consultado varios cientos de veces. Entonces, tengo clarísimo que me están tratando de buscar cosas.

—¿En serio que no le angustia?

—Bueno, sí. Me angustia el nivel de la política, los ataques gratuitos que recibo, las mentiras que me inventan. He tenido que hacer demandas por injurias y calumnias, me han acusado de corrupción, por suerte he ganado los juicios. Pero también siento que hay mucha mala leche. Por ejemplo, cuando Poduje dice que Recoleta está sucia, para confirmar su tesis muestra fotos de cuatro lugares que efectivamente estaban sucios, pero que no corresponden a lo que es la gran parte del territorio de la comuna. Mira acá, por la ventana; puedes ver una panorámica amplia. ¿Está sucio? No. Confirmar una tesis sacando cuatro ejemplos que la apoyen es una forma rasca de hacer teoría.

“La idea del matrimonio es antinatural”

—¿Cómo define su personalidad el hecho de haberse criado con una madre sola?

—Me convertí en feminista muy temprano.

—¿Qué es ser feminista?

—Creer en la igualdad de oportunidades y de derechos entre hombres y mujeres, destruir la imagen de los roles de género y entender que la mujer es completamente autónoma.

—¿Y cómo lo marca un padre ausente y además pinochetista?

—Eso me enseñó todo lo que yo no tenía que ser. Un padre machista, pinochetista, etc. Un padre con varios problemas, que no me interesa contar ahora. La falta de respeto de mi padre hacia mi madre, la falta de consideración, la falta de valoración, me enseñaron a ser todo lo contrario.

—Usted dice que no ha querido casarse porque encuentra que el matrimonio es una institución patriarcal. ¿No es por el trauma vivido con sus padres?

—Tiene que ver con lo mismo. Mi padre maltrataba a mi madre porque pensaba que él era superior. Es el mensaje de la Iglesia, que dice que el hombre es la cabeza de la familia como Cristo es la cabeza de la Iglesia. Y la mujer tiene que obedecer y acompañar a su marido adonde él fuera. Plantean un tema de subordinación absoluta de la mujer, que si mi madre no aceptó, menos la iba a aceptar yo. Yo no acepto que el hombre abuse de la mujer a través del trabajo doméstico no remunerado. ¿Qué es eso? Impactante. En nuestro país, el trabajo doméstico hecho fuera de la casa se paga, pero el que se hace en la casa no lo paga nadie. Me llama profundamente la atención que dentro de las reivindicaciones del movimiento feminista no esté fuertemente planteado el abuso que significa el trabajo doméstico no remunerado.

—Otro argumento suyo en contra del matrimonio es que inmoviliza el proceso de una vida.

—Por supuesto. La relación se plantea como algo para siempre, y lo que sabemos es que lo único que permanece es el cambio. Uno siempre está cambiando. La idea del matrimonio es antinatural. ¿Alguien puede asegurar que lo que te gusta a los 25 te va a gustar a los 50?

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