La mayoría de las bandas punk están tan lejos del PC como puedan estar lejos de la UDI. Poner ese dedo en la herida siempre me ha parecido valioso”.

El antropólogo e investigador del IES, Pablo Ortúzar, creció escuchando en su natal Puerto Varas a los Fiskales Ad Hok e incluso tocó bajo en una banda punk llamada “Sin talento”. Coqueteó con el anarquismo hasta que entró a la universidad y comenzó su tránsito político.

“Creo que los políticos de todos los sectores deberían escuchar punk. Porque es en sus letras donde, de forma cruda y bruta, se manifiestan las capas más profundas del malestar popular. Es cosa de escuchar los tres primeros discos de los Fiskales y ver sus letras: ahí están, por ejemplo, expresados en los 90's casi todos los temas que harían crisis más de una década después”, reflexiona tras el revuelo que causaron las imágenes de fondo en el show de Fiskales Ad Hok en Lollapalooza en que salían rostros de políticos de derecha atravesados por una pica, emulando la portada del primer disco de la banda en que un retrato de Pedro de Valdivia era atravesado de manera similar.

—En 2014, Nicanor Parra realizó una muestra titulada “El Pago de Chile” con presidentes ahorcados por una cuerda, incluyendo a Michelle Bachelet y al propio Sebastián Piñera. ¿Por qué lo de Fiskales se tomó tan diferente?

—Como alguien dijo: después de 30 años Chile conoció el punk. No me llamó la atención ni me sorprendió que los Fiskales hicieran esto, pero sí que la gente los insultara como si quisieran hacerse famosos llamando la atención, ¡si llevan como 40 años tocando! Lollapalooza fue como la gran noticia y un fenómeno de masas con todos los ojos puestos en el evento y por eso el impacto mediático fue mayor. Y bueno, de inmediato José Antonio Kast acusó recibo y empezó esta guerrilla mediática, que él maneja muy bien, para posicionarse a partir de estos pequeños hechos en la agenda pública. Además es quizás la primera vez que aparece con ese nivel de masividad un grupo punk, porque para los que crecimos escuchando punk los Fiskales son lo más mainsstream entre los grupos históricos, pero uno se da cuenta que no mucha gente los conocía.

—Transitaste desde el anarquismo a autodefinirte liberal-conservador. ¿Cómo entender ese cambio y que Fiskales Ad Hok sea aún tu banda favorita?

—Es difícil decir que el punk sea de izquierda, es un descontento antisistémico y la mayoría de las bandas están tan lejos del Partido Comunista como puedan estar lejos de la UDI. Esa denuncia contra el sistema y poner ese dedo en la herida a mí siempre me ha parecido valioso y me sigue pareciendo importante.

—¿El punk puede empalmar con valores conservadores?

—Dependiendo de qué entiende uno por conservadurismo, pero la denuncia de la corrupción del sistema de vida moderno encontraría cierta afinidad entre esta crítica radical del punk y la que se construye desde el conservadurismo. Porque además en el punk hay ciertos elementos contrarios al Estado, la tradición de ‘hazlo tu mismo', de acción directa como forma de acción política, el rechazo al asistencialismo… hay una línea, una tradición, que no es claramente de izquierda, o no la estatista chilena por ejemplo. Es una actitud de tomar distancia de los aparatos de dominación y eso se puede encontrar a lo largo de todo el espectro político, tal como encontramos gente que agacha el moño al poder y la autoridad.

—Probablemente en la concepción valórica del conservadurismo cueste más encontrar ejemplos.

—Pero hay historias entretenidas dentro del mismo punk. Johnny Rotten en una de las canciones de los Sex Pistols que se llama Bodies denuncia el aborto como una monstruosidad y le valió muchas críticas, porque en algún momento los entrevistaron y él dijo que la normalización del aborto y su masificación como algo inocuo le parecía algo terrible, y eso generó tremendo impacto.

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“¡Esto es como el cuento del lobo!”, se quejó ayer el diputado UDI Guillermo Ramírez en la Comisión de Hacienda. Al comienzo de la sesión, y antes de que se iniciaran los temas en tabla que no incluían la reforma tributaria, el congresista protagonizó un altercado con la oposición que, a su juicio, viene dilatando desde diciembre votar de la idea de legislar.

Sin embargo, Pablo Lorenzini (DC), que hasta el próximo martes será el presidente, se comprometió a sufragar el próximo miércoles.

“Al ser minoría en el Congreso, no tenemos otra opción que ser pacientes. El Gobierno no gana nada si se taima y se retira de la mesa. Y la oposición ha abusado de eso. Ellos saben que el Gobierno va a tener paciencia”, dice el congresista UDI.

—La oposición entregó una nueva solicitud y Hacienda responderá el lunes, ¿es posible salvar la reforma?

—Espero es que cualquier propuesta que haga el Gobierno no desnaturalice el proyecto. Que tenga en mente que el fundamento es promover la inversión, volver a crecer, no recaudar más.

—La oposición propone como salida aprobar mediante una ley corta los temas en los que ya coinciden, ¿por qué no está de acuerdo?

—La separación del proyecto implica desechar lo central del proyecto. Lo que está haciendo la oposición es pedirnos que dividamos el proyectos de tal forma en que se transforme en un proyecto recaudatorio.

—Bernardo Larraín de la Sofofa dijo que si el proyecto termina siendo recaudatorio, mejor “no hacer nada”. ¿Una lápida?

—Tengo la esperanza que llegaremos a un acuerdo y saldrá una buena reforma. Es apresurado decir: “mejor bajemos los brazos”. Es una reforma muy importante para que el Gobierno pueda cumplir su programa, para que la economía se reactive.

—¿No da por muerta la reforma?

—Mi señora me dijo que no la primera vez que le pedí pololeo y ahora llevamos 12 años de feliz matrimonio.

—Da la impresión que no hay acercamientos, pero nadie quiere asumir los costos de decir que no habrá acuerdo.

—Esta no es una guerra de oposición y Gobierno. La lógica de guerrilla, de querer infringirle una herida al otro es lo que le estamos pidiendo a la oposición que no haga.

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