Creemos que queda mucho espacio en la región para esto vuelos largos de bajo costo. Y crecerá rápido”.

Ayer en la noche aterrizó en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez el primer avión de Level, la nueva aerolínea de bajo costo que comenzará a operar con vuelos directos entre Santiago y Barcelona, y que ofrece pasajes desde los $130 mil por tramo.

Con una frecuencia de dos vuelos a la semana, los jueves y domingo, Level es la primera low cost que ofrecerá vuelos trasatlánticos, con lo que se abre un nuevo mercado para esta creciente industria. Y siguiendo la tradición de las aerolíneas de bajo costo, por el precio más barato de $130 mil no se consideran ni maletas ni comida, que se deberá comprar a bordo, en un vuelo de entre 12 y 14 horas.

“No es exactamente lo mismo que los vuelos de bajo costo en tramos cortos. Tenemos un precio básico, que es sin elegir el asiento, ni considera maletas o alimento. Sí considera entretenimiento a bordo, con 66 películas y 117 programas de televisión. También se pueden comprar paquetes de wifi”, explica el CEO de Level, Vincent Hodder.

Level es la cara low cost de International Airlines Group (IAG), que controla también compañías como Iberia y British Airways.

Los precios

El pasaje más básico considera un bolso de mano de 10 kg. La primera maleta facturada, con un límite de 23 kg, tiene un costo de $33.800. Una segunda maleta del mismo peso vale casi tres veces más, hasta poco más de $100 mil. El paquete de datos móviles más barato es el de 40 megas (usar Facebook una hora gasta aproximadamente 80 megas), que tiene un valor de $6.800.

Una cerveza comprada a bordo cuesta $3.000, un agua $1.800 y un bocadillo caliente con una bebida poco más de $26 mil. Reservar un número de asiento específico cuesta entre $11 mil y $52 mil para los más espaciosos.

Es decir, que alguien que comprase un pasaje al precio más barato accesible que promete la aerolínea, consumiera una comida, dos botellas de agua, un pack de datos y llevara una maleta, pagaría algo así como $200 mil.

¿No es más peligroso hacer un vuelo trasatlántico en una aerolínea de bajo costo que en una normal?

—No. Nosotros volamos en aviones Airbus A330-200. La versión del modelo de avión que usamos tiene una edad promedio de dos años y medio. Específicamente, nosotros tenemos cinco de estas aeronaves, y tres son completamente nuevas. Además es una tecnología probada y que tiene un muy buen record. No son aviones con software totalmente nuevo que no se han probado.

¿Qué capacidad tienen los aviones?

—Los aviones tienen 314 asientos, con 293 en la clase económica y 21 en premium, con 4 pilotos y 8 tripulantes de cabina (un vuelo low cost dentro del continente tiene 4 tripulantes en promedio).

—¿Qué planes tienen para este año? ¿Seguirán agregando rutas a Chile?

—En julio aumentaremos en dos frecuencias adicionales el servicio de Santiago a Barcelona. En julio también abriremos una ruta desde Barcelona hasta el aeropuerto JFK, en Nueva York, Estados Unidos.

¿Level es la forma en que IAG se mete en la industria low cost, que cada vez tiene más peso en el mercado?

IAG hizo un estudio global y se dio cuenta de que sus marcas tradicionales tenían buena posición, pero en el mercado premium, de negocios, y no con el consumidor que está buscando algo más eficiente, moderno y ágil. En ese espacio decidió entrar IAG.

En Europa, las aerolíneas de bajo costo tienen mucha presencia. ¿Cree que el futuro de la industria en América Latina será similar al de allá?

—Hay mucha experiencia en Europa con las low cost. Nosotros tenemos tripulantes que están bien entrenados en el mercado, pero en vuelos cortos, y el paso lógico era pasar a vuelos largos. Creemos que queda mucho espacio en América Latina para esto vuelos largos de bajo costo. Y crecerá rápido, porque lo que hemos vito es que los mercados que se suman a la fiesta low cost tarde, son los que crecen más rápido. Habrá más competencia y eso siempre es bueno. Quienes dicen que no pueden seguir bajándose los costos están muy equivocados; hoy estamos muy lejos del punto en que no queden oportunidades de reducirlos.

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Esperar a que el contralor general de la República, Jorge Bermúdez, hable acerca de los cuestionamientos a su gestión, será lo que harán RN y Evópoli ante la petición de la UDI de que la autoridad dé un paso al costado, mientras el gremialismo evalúa una acusación constitucional en su contra.

Esto luego de que un reportaje de La Tercera revelara ayer que un informe interno del ente fiscalizador cuestionó la existencia de varias fórmulas contables en las auditorías a las municipalidades. La situación puso en entredicho el déficit que se determinó en el caso de la comuna de Viña del Mar: la Contraloría regional de Valparaíso lo fijó el pasado 29 de enero en $17.585.250.174, sin embargo, de acuerdo al citado documento interno, la cifra podría ser menor, llegando incluso a los $2.093.500.717.

Así, el presidente de RN, Mario desbordes, afirmó que “lo prudente es esperar a que el contralor explique con detalle qué ocurrió, antes de anunciar acciones de cualquier tipo. Es clave saber, por ejemplo, si el déficit en Viña del Mar es de $17 mil millones o estamos hablando de 3 mil millones o tal vez no es tal”, indicó.

Misma postura que mantuvo el jefe de bancada de Evópoli, el diputado Luciano Cruz-Coke, quien dijo: “Falta aclarar las inconsistencias en la información que derivaron en las diferencias que se alegan. Esperamos un pronunciamiento del contralor”.

Hasta el cierre de esta edición, Bermúdez continuaba sin emitir declaraciones. En tanto, mediante su cuenta Twitter, la Contraloría indicó que “las cifras correspondientes al caso de Viña del Mar son correctas y las fórmulas pueden revisarse en el mismo informe de auditoría”.

Mediante un comunicado, la entidad señaló que para calcular el déficit del año 2017, consideraron lo efectivamente recaudado por el municipio: $84.139.802.468. Precisaron que a ello restaron las obligaciones de pagos registradas y reconocidas por la municipalidad ($90.028.194.544) y las “obligaciones que fueron detectadas en la auditoría y que no había registrado el municipio” ($11.696.858.098).

Ante una solicitud de La Segunda, desde el ente fiscalizador evitaron responder a la UDI, e indicaron que el tema se radicará en lo técnico y no en lo político.

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