A través de sus empresas, donó US$ 200 mil al Partido Demócrata Entre otros al representante de California Mike Thompson (US$ 50 mil).

Es conocido como un hábil hombre de negocios.

Compró The Prisoner Wine Company en 2010 y la vendió seis años más tarde en US$ 285 millones, siete veces por arriba del valor al que la adquirió.

“Para mí es un joven visionario, con mucho poder”, dice a “La Segunda” el francés Michel Rolland, el enólogo más influyente del mundo.

Estuvo en la portada de la revista Wine Spectator

en 2003 y The New York Times lo definió como uno de “los más brillantes” de la industria.

“Crecí en este mundo del vino, pero francamente no me interesaba mucho. Me empezó a interesar porque la gente me decía ‘wow, tu familia está en el mundo del vino ¡qué cool!'. Y yo les decía ‘¿En serio, eso es cool?'”. Así es como Agustín Huneeus Quesney (53 años, casado con Macarena Jaramillo y padre de cuatro hijas) describe sus inicios en el negocio vitivinícola, a fines de los 80.

Es el único hijo varón del exitoso empresario viñatero Agustín Huneeus Cox (85, casado dos veces y cuatro hijos), a quien se le reconoce el crecimiento e internacionalización de Concha y Toro y la creación de un holding vitivinícola en California, dentro de una larga lista de logros.

“Después de graduarme en Berkeley (1989) no podía encontrar trabajo en ninguna parte. Mi papá, que estaba comenzando un nuevo negocio de vinos en Chile, me ofreció un puesto que sólo exigía hablar inglés y saber un poco de vinos, así que tuve un trabajo en Chile”, dice, consciente del privilegio que le valió crecer detrás del éxito empresarial del padre. Ambos, padre e hijo, hablan de pie frente a un auditorio de estudiantes y académicos de la Universidad de California, Davis. Es el 8 de marzo de 2017 y juntos fueron invitados a exponer en la serie de conferencias Walt Klenz, que invita a destacados líderes de la industria a compartir sus experiencias.

La grabación de esa charla, que duró poco más de una hora, muestra a un Huneeus Jr. muy resuelto y empoderado. Es él quien luego de tres décadas de trabajo —la mayor parte en el negocio familiar— lleva las riendas del holding Huneeus Vintners, que agrupa viñas en Napa, Sonoma (California) y, más recientemente, en el Estado de Oregón. Es un hombre ampliamente reconocido en la esfera vitivinícola, conoce el mercado a la perfección y goza de una amplísima red de contactos, cuentan sus cercanos.

Este protagonismo es lo que explica que su nombre saltara muy rápidamente a los titulares de la prensa cuando el 11 de marzo pasado figuró entre los 33 acusados por conspiración para favorecer el ingreso, en su caso, de una de sus hijas a la Universidad del Sur de California (USC), para lo que ya había pagado US$ 50 mil y tenía pendientes otros US$ 200 mil.

Es probable, entonces, que ese 8 de marzo de 2017, cuando en la conferencia en Davis hablaba de éxitos, Huneeus Jr. ya estuviera involucrado en esta trama. Las pruebas presentadas por Laura Smith, la agente especial del FBI que dirige la investigación, parten con mails fechados en mayo de ese año, donde ya se le daban instrucciones de cómo debía proceder su hija para dar la prueba de admisión SAT de manera diferenciada y así poder recibir ayuda.

Desaparición virtual

Tras pagar US$ 1 millón de fianza el 12 de marzo, Huneeus Jr. desapareció públicamente y del mundo virtual. Su biografía, fotos y videos fueron bajados de la página web de la empresa y en su perfil de LinkedIn se lee “no disponible”.

Pero distintos diarios de California siguieron publicando artículos sobre él. El California Globe lo perfiló el 14 de marzo como un activo donante político e identificó donaciones por US$ 200 mil al Partido Demócrata, aunque no logró identificar si eran del padre o del hijo, pues fueron hechas por empresas ligadas a ambos. En la lista figuran donaciones al representante de California Mike Thompson (US$ 50 mil en total), la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (US$ 18.300) e incluso aparecen fondos entregados a Hillary Clinton (US$ 5.000) y Barack Obama (US$ 2.500).

Por eso, en California los ojos de la prensa están puestos en lo que ocurrirá hoy viernes, a las 14:00 horas, en la Corte Federal de Boston (15:00 horas en Chile). Huneeus Quesney fue citado junto a otros siete acusados para comparecer ante el juez M. Page Kelley, en lo que es su primera audiencia. Allí se le leerán los cargos y quedará de manifiesto qué abogados asumirán la causa. No tarda más de 10 minutos, dice desde esa ciudad Elizabeth McCarthy, de la oficina de asuntos públicos de la Fiscalía de Massachusetts. Agrega que el empresario arriesga una pena máxima de 20 años de cárcel y otros 3 de supervisión (ver infografía).

Hasta ahora se ha señalado al abogado William Keane, del estudio Farella Braun + Martel, como uno de sus defensores, pero tras varios intentos, no fue posible obtener su visión del caso.

“Visionario”

The New York Times definió hace unos años a Huneeus Jr. como “uno de los hombres más brillantes de la industria” y en 2003 fue portada de la revista Wine Spectator, una de las más importantes del rubro en el mundo.

“Para mí, es un joven visionario, con mucho poder. Parece siempre apurado, pero se toma el tiempo de escuchar a otros”, lo describe Michel Rolland, el influyente enólogo francés, con quien ha trabajado.

En el video de Davis, viste una camisa blanca con una chaqueta en tonos burdeos; un pañuelo que sobresale del bolsillo en el pecho y un llamativo cinturón rojo en el jeans completan el cuadro de un hombre que busca transmitir estilo.

Lo tildan como alguien duro para negociar. Él mismo algo ha dicho sobre este tema: “Pensé que lo sabía todo porque acababa de salir de la escuela de negocios (hizo un MBA en Kellog). Les decía a los distribuidores lo malo que era su trabajo, lo mal que lo hacían”, dijo respecto a sus años en Franciscan Estates, firma que en 2004 vendieron a la gigante estadounidense Constellation.

“Mi padre es mucho más amable que yo. Incluso mi esposa bromea diciendo que le gustaría que me pareciera más a él”, declaró sobre este mismo tema en una entrevista publicada por Wine Spectator en 2003.

Allí también le preguntaron cómo recibía los comentarios de que su apellido le ayudó a llegar alto. Simplemente respondió: “Lo sé, soy demasiado joven para estar haciendo lo que hago”, sin dedicarle más análisis.

Diferentes estilos

Ambos, padre e hijo, son conscientes de sus diferencias. Huneeus Cox tiene un enfoque mucho más de terreno, de producción, de visitar las viñas y oler las uvas y la tierra. El hijo, en cambio, tiene un perfil netamente comercial y de marketing. Por eso es que no siempre están de acuerdo en todo. Como cuando compraron The Prisoner Wine Company en 2010, operación a la que el padre se oponía, pues no le veía ningún potencial. “Él estaba en contra, pero yo dirigía la compañía. (La compra) nos permitió aumentar las ventas de nuestra cartera a 300 mil cajas a US$ 50 o más por botella”. La vendieron seis años más tarde en US$ 285 millones, siete veces por arriba del valor al que la compraron.

Otro dato que los separa es su relación con Chile. Huneeus padre sigue ligado al país, pese a haber vendido el último activo, Veramonte, hace ya dos años. Se quedó con una parte del terreno en Casablanca, creó un “último gran vino”, que bautizó como Epílogo, y hoy está desarrollando con socios el proyecto inmobiliario Maucolén. “Mi hijo no quiso seguir el negocio en Chile y tampoco le interesó ser parte de la industria. Él es un tipo de negocios, de marketing, un MBA”, dijo en la revista CAV en su edición de abril, que se realizó en febrero pasado.

Huneeus Cox ha dicho a sus cercanos que está “desolado” por el actuar de su hijo y la incertidumbre que siembra el caso en la familia.

A través de sus empresas, donó US$ 200 mil al Partido Demócrata Entre otros al representante de California Mike Thompson (US$ 50 mil).

Es conocido como un hábil hombre de negocios.

Compró The Prisoner Wine Company en 2010 y la vendió seis años más tarde en US$ 285 millones, siete veces por arriba del valor al que la adquirió.

“Para mí es un joven visionario, con mucho poder”, dice a “La Segunda” el francés Michel Rolland, el enólogo más influyente del mundo.

Estuvo en la portada de la revista Wine Spectator

en 2003 y The New York Times lo definió como uno de “los más brillantes” de la industria.

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