Kevin Lehmann (26), conocido como Kev en la comunidad de K-Pop, ensaya concentrado una coreografía en el GAM, uno de los epicentros de este movimiento musical proveniente de Corea del Sur. Está acompañado de otros jóvenes que como él llevan looks asiáticos. Pertenecen a dance covers, grupos que bailan coreografías inspirados en bandas surcoreanas. “El K-Pop es un género musical original que nace en Corea del Sur en los noventa y que guarda sus raíces en la música pop; toma como referencia estilos como el soul, rap, rock e incluso el funk. La música, el baile y los grupos son muy relevantes, pero los videos también tienen gran protagonismo”, cuenta.

Hace cuatro años Kev pertenece al “mundillo” del K-Pop. Ingresó a este movimiento porque un amigo lo invitó a audicionar a la Noche Cultural Coreana, evento organizado por la Embajada de Corea en Chile. “Me sorprendió que fuera una forma de mezclar el canto y baile con música moderna y una estética sumamente llamativa. No fue fácil, a muchos nos choca escuchar música cantada en un idioma tan distinto, con letras incomprensibles; pero pasando esa barrera, el K-Pop tiene mucho que ofrecer”, opina.

Actualmente, Kevin forma parte de tres grupos de dance covers. Uno es Revenge, donde baila coreografías de BTS, la banda más reconocida en occidente, además integra Senshi-A (SHINEE) y T4T (TXT). Además, canta covers y es un popular youtuber, donde despliega su talento en el canto y el baile inspirado en este movimiento coreano.

“A los 20 años le hice

caso a mi vocación”

Egresado del colegio San Ignacio El Bosque e ingeniero comercial de la UC, de niño seguía a su hermana, que bailaba coreografías de Mekano y axé. “Siempre disfruté del canto y el baile. A los 20 años le hice caso a mi vocación. Hoy estoy dedicado ciento por ciento a mis proyectos en el K-Pop”, dice.

Siguiendo su pasión, estudió dos años en la academia Matus Actores, tomó clases particulares de canto y también de baile por tres años en la academia de los Power Peralta.

Su talento lo llevó a ser escogido a fines de 2018 como protagonista del primer musical de K-Pop (4Ever Kpop), que todavía no se estrena en Chile. “En él debemos cantar, bailar y actuar al mismo tiempo; ha sido el desafío más importante en mi carrera en el K-Pop”, comenta.

—El K-Pop llegó a Chile hace diez años, ¿cuánto se ha expandido?

—Partió siendo parte de eventos de la cultura asiática como el animé, los videojuegos y la música japonesa, pero luego tomó fuerza por sí mismo. Miles en el mundo consumen desde música, bailes, comida, series o cualquier producto proveniente de Corea del Sur. En 2012 este nicho se fue consolidando en Chile y trajo a nuestro país a JYJ, la primera banda surcoreana que agotó las entradas para su concierto en el Teatro Caupolicán. Y en enero se realizó el SM Town en Santiago, un festival de música coreana en el Estadio Nacional que en dos días reunió más de 40 mil asistentes.

—Pero el movimiento K-Pop abarca todo un mercado...

—Mueve un mercado enorme y millonario en Corea, es parte importante de su economía y cultura. Utilizando la figura de ídolos del K-Pop, quienes no solo son artistas musicales, sino además figuras públicas, se ha extendido la cultura asiática por medio de la comida, los productos de belleza y el idioma. Han logrado que los consumidores del K-Pop se vistan, maquillen, cuiden su piel o consuman todo tipo de productos coreanos, transformándolo en un fenómeno cultural y social en el mundo.

—No parece fácil hablar coreano

—Sí, es todo un tema, sobre todo si uno quiere cantar en coreano. Lo primero que hago es leer la traducción de la canción para saber de qué trata. Para poder cantarla, al principio trabajaba romanizando la letra por oído o buscando la romanización en internet. Después comencé a tomar clases particulares de coreano con una joven coreana que vivía en Chile y hoy tomo clases con un amigo que estudia en el Instituto Chileno-Coreano.

—¿Cuál es tu meta a futuro en el K-Pop?

—Sueño con ser reconocido como uno de los exponentes más importantes del K-Pop en Chile. Este género musical me desafía a ser un artista completo, que puede adaptarse a distintos estilos dentro del pop. Quiero que mis seguidores se sientan identificados con los valores que rescato del K-Pop como la disciplina, la constancia y el no dejar de lado los sueños. Los quiero motivar a buscar estos valores sanamente, lejos de los vicios que acosan a las nuevas generaciones.

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