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la importación china fue muy discutido y acordamos fabricar en Chile (...)

da una flexibilidad inmensa”.

Mientras sus competidores como Moletto y Heller quebraron, y Caffarena —la única que sigue en pie— importa su producción, Monarch camina en sentido contrario. Fabrica toda su producción en Chile en tres plantas y una cuarta en construcción en la Avenida Marathon que esta mañana visitó el ministro de Economía, José Ramón Valente, para destacar que en nuestro país se puede ser fabricante. Y exitoso: Monarch —la empresa de los hermanos Magnasco Aste, sus primos Aste Otondo y la rama Thieme Magnasco— es la número uno, con un 60% del mercado en calcetines para todas las edades, pantys, poleras y mini medias.

Hablamos del 60% del mercado establecido, es decir, grandes tiendas, supermercados y sus 70 locales propios. “Nosotros vendemos 18 millones de prendas al año”, dice Aldo Magnasco Aste, el presidente de Monarch. Y de inmediato agrega que hay otra cifra cinco veces superior de calcetines importados de China que se venden en las calles o como marcas propias de las multitiendas o en cadenas más pequeñas.

—En un país con arancel cero para las importaciones chinas, mano de obra más cara que la asiática y un mercado pequeño, ¿Cómo lo hace Monarch para seguir siendo fabricante?

—Cuando comenzó la importación china fue muy discutido y acordamos fabricar en Chile por dos o tres motivos. Te da una flexibilidad inmensa cuando trabajas con moda como nosotros y requerimos colorido y despacho oportuno. Si traes de China tienes que encargar la mercadería con un año y medio de anticipación. Si está de moda el color verde hacemos verde, si está de moda el rojo hacemos rojo. Nosotros fabricamos y despachamos semanalmente.

—¿Cuándo se dio esa discusión y a qué nivel?

—Hace 20 años en el directorio, hubo distintas posiciones, pero en forma unánime decidimos seguir fabricando en Chile. Te voy a dar otra razón: hubo una época en que el dólar estuvo a $39, cerramos la fábrica y empezamos a importar de Corea, que era como la China de hoy. Eso duró como tres años, Corea fue creciendo y al día de hoy es más rico que Chile y ya no fabrica calcetines, sino autos y computadores. Cuando comenzaron las importaciones de China dijimos China es más grande, pero va a llegar un momento en que también se va a transformar en un gran país y puede que nos cueste importar de China.

—En la época del dólar fijo quebraron muchas empresas. ¿Ustedes se salvaron por las importaciones?

—Dejamos de fabricar e importamos. Fue muy bonito, porque nos quedamos con la gente más antigua y preparada y acordamos con ellos pagarles un sueldo mínimo todos los meses. Siguieron siendo empleados nuestros. Deben haber sido unas 60 personas de unas 130, cosa que si algún día el dólar dejaba de estar fijo podíamos echar a andar de nuevo las máquinas.

Origen en Iquique

Aldo Magnasco Aste es hijo de Juan, el italiano de Rapallo, que a los 17 años llegó a Iquique por mandato de su padre. Era contador y vino a hacerse cargo de una tienda de géneros que había creado su padre en la época de gloria del salitre. “Mi abuelo se volvió a Italia y arrendó la tienda, pero de repente dejó de llegarle el pago del arriendo. Y mandó a mi papá a Iquique a hacerse cargo del asunto”, cuenta Aldo Magnasco, quien es primo hermano de Reinaldo Solari Magnasco, cuya rama también viene de Rapallo y también se instaló en Iquique con otra tienda de géneros.

No recuerda los nombres de esos locales que además vendían lanas, hilos, zapatos y ropa.

Obediente, Juan, su padre, se instaló en Iquique, se hizo de la tienda, pero cuando vio que el negocio de las salitreras decaía por el salitre sintético, emigró a Santiago. Un día supo que vendían una fábrica de calcetines. “Un amigo que conocía de Italia le dijo yo soy mecánico de esa fábrica, cómprala y te ayudo. Mi papá hizo una oferta, le dijeron que no, iba a volver a Iquique en barco, como se hacía en esa época. Y estaba en el puerto cuando apareció el amigo mecánico con la noticia de que habían aceptado su oferta”, cuenta Magnasco, quien antes fue gerente de ventas de Monarch.

Era 1937 y Juan trabajó duro, fue ganando terrero, invitó a trabajar a su cuñado Darío Aste y lo hizo socio. En 1953 se produce un hito: la incorporación de la línea de media (las pantys que se usaban con portaligas).

—Pese al cierre de la planta de Guante y de casi todas las zapaterías y tantas otros sectores industriales, ¿se puede ser fabricante en Chile y vender $35 mil millones anuales o ustedes son un milagro?

—Yo digo que se puede fabricar calcetines en Chile. No sé zapatos u otros productos, pero hasta el momento hemos demostrado que podemos fabricar. Y no todo Chile quiere comprar barato, colores que no le gustan con calidades que no le llenan. Nuestro gran valor es la moda y el colorido y el gran servicio que le damos a los clientes, porque tenemos siempre mercadería.

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