“Hay una nebulosa gigantesca... Por suerte existía mi hija. Sin ella no sé qué hubiese sido de mí”.

Es fácil criticar a Jadue sin contexto. Cuando fue dirigente, el fútbol se manejaba como la mafia, y en esa realidad fue exitoso”.

Una bicicleta apoyada a la entrada y una gata de ojos celestes (Aurora) trepando por los sofás. En el pequeño e iluminado living de Manuel de Tezanos Pinto (40) también hay una repisa repleta de adornos futboleros, una llamativa figura de un transformer, fotos familiares, y en la terraza su “infaltable” parrilla. Ofrece Coca Zero y se disculpa porque está “algo desordenado”. En este departamento de Vitacura, hace un año y medio vive con su hija Valentina (14); tras su separación está a cargo de su crianza.

“Venía de una casa donde éramos puros hombres, y me ha costado entender aspectos de ella como mujer, pero he aprendido bastante de mi hija. La típica talla que me echan es que con una hija mujer lo voy a pasar mal, pero no soy celoso, no me preocupan los pololos”, comenta.

“Sentí cuando él moría”

El periodista quiere que termine pronto el verano. Las altas temperaturas lo trasladan al episodio más duro de su vida. El 9 de diciembre es el aniversario de la muerte de su hijo menor. Mientras vivía en Argentina trabajando para Fox Sports, Juan, de dos años y medio, murió en la Clínica Anchorema de Buenos Aires, por una infección, después de ser operado de peritonitis. Fue en 2010. Desde entonces, como homenaje, lleva una corbata negra en televisión. “No sé hasta cuándo la use, quizás sea para siempre”, reflexiona.

En abril del año pasado trasladaron los restos de Juan desde Argentina a Chile. “Lo enterramos en un lugar precioso, en Matanzas, en la casa de mis exsuegros, arriba de un peñón frente al mar. He ido tres veces a verlo y ha sido muy duro, tremendo. En diciembre lo visité, y lloré tanto, que después de almuerzo me tuve que ir a dormir hasta el día siguiente. No sabría describir ese nivel de pena”.

Recuerda: “Él nació sano, le dio meningitis a los dos meses, estuvo en coma quince días y se salvó milagrosamente. Lo dieron de alta, pero dos días después volvió a la clínica por una hidrocefalia que lo tuvo en la UTI 30 días más. Los doctores nos prepararon para lo peor: podía ser ciego, sordo y mudo. Pese a todo, salió adelante y empezó otra etapa durísima en el centro de rehabilitación del Ejército en Santiago. Cada sesión de kinesioterapia era muy dolorosa para él y para quienes lo acompañábamos. Gritaba y lloraba mucho, pero como buen luchador, un año después salió caminado de ese centro”.

—¿En esa época se presentó la oportunidad de ir a Fox Sports en Argentina?

—Así es, nos fuimos en agosto de 2010 a Buenos Aires. Cuando llegamos, Juan estaba en su mejor momento, hacía sólo terapia ocupacional. Pero en octubre empezó a tener fiebre. Lo llevamos al doctor; nos dijeron que era gastritis, que se le iba a pasar. Como se seguía sintiendo mal, lo volvimos a llevar y fue lo mismo: gastritis, nos dijeron. Continuaba decaído. Entonces, al tercer diagnóstico, diez días después, al fin alguien dio con lo correcto, era peritonitis. Esa noche lo operaron de urgencia, y como siempre, salió bien. Pero se tuvo que quedar internado diez días para que le volvieran a instalar una válvula por su hidrocefalia. Se suponía que estaba todo bien y que el procedimiento era sólo de rutina.

—¿Nunca pensaste que algo pudiese ocurrir?

—Jamás creí que mi hijo pudiera morir, incluso temprano ese día fui a cambiarle los neumáticos al auto. Pero esa tarde le volvió la fiebre. Era feriado y había un médico suplente, pedimos varias veces que fueran a verlo, no reaccionaron a tiempo y Juan murió; tenía un virus intrahospitalario.

—Todo fue muy abrupto.

—Sí, y me pasó algo muy especial; mientras esperábamos afuera de la UTI sentí cuando él moría. Fue un par de segundos de mucha paz, de descanso para él tras tantas batallas.

—¿Tomaron acciones contra el hospital por la falta de atención en esos momentos?

—Hubo una negligencia médica, pero no hicimos nada, qué sacábamos, hubiera sido un desgaste brutal.

—El doctor Guillermo de la Parra, psiquiatra, dice que la muerte de un hijo es como una bomba atómica.

—Hay una nebulosa gigantesca, de pena, llanto, el mundo se viene abajo. Por suerte existía mi hija. Sin ella no sé qué hubiese sido de mí. Y, además, puede pasar que como matrimonio quedas a la deriva. Hay un buen ejemplo, que dio mi exsuegro para explicar qué sucedía con la pérdida de un hijo en una pareja. “Esto es como que te hundan bajo el agua cien metros, y cuando sales, los dos están en un lugar distinto del océano”; eso nos pasó y finalmente nos separamos.

—Dos meses después de la pérdida de Juan, volviste a trabajar a Fox en Buenos Aires.

—Sí y viví un muy mal momento profesional, estaba muy errático, cometí muchos errores. Quizás, me faltó vivir el duelo, no me pude ir a la montaña, tomarme el año sabático que probablemente necesitaba.

—Dejaste Argentina en 2015, por una oferta de TVN, donde finalmente te desvincularon. ¿Te arrepientes de esa jugada?

—Vine a Chile con la promesa de una renovación en el área deportiva, me vendieron la pomada que sería el siguiente Carcuro, pero el entusiasmo les duró un mes. Hicimos un sub 20 en Uruguay y no le ganamos a Palma y a Canal 13. De ahí, me sentí un cacho, tuve muchas diferencias por formatos de programas o transmisiones en las que participé y mi frustración la expresé de la peor manera: al aire. Proyecté la imagen de alguien desagradable, ni yo me soportaba. Me pedían, por ejemplo, que fuera como Bianchi o Guarello, pero yo no soy ninguno de los dos. Quise rebelarme por dentro y terminé despedido; fue un fracaso grande del que espero haber aprendido.

“En YouTube soy yo”

Durante diez años, el periodista tuvo su “época de gloria” en el canal internacional Fox Sports, primero como corresponsal y luego como comentarista deportivo en el programa “Central Fox” de Argentina (2010 a 2014). Sin embargo, en 2018 tuvo una mala experiencia: “Iba a tomar un proyecto en Fox Chile que no resultó; no confiaron en mí y fue un golpe muy duro”, admite.

Estaba viviendo esa “decepción laboral” cuando el renovado Canal del Fútbol (CDF) lo llamó para reclutarlo entre sus filas. Manuel aceptó y hoy, acompañado de figuras como Claudio Borghi y Aldo Schiappacasse, conduce el programa de análisis “Todos somos técnicos” ( lunes a viernes a las 19:00). “Es la primera vez que transmito fútbol chileno de primera división por televisión; estoy muy entusiasmado”, cuenta.

Ese mismo entusiasmo guarda por su canal de YouTube, donde dice estar más cómodo que en televisión. Hace tres años lo fundó y hoy cuenta con 315 mil suscriptores. “Ahí soy yo; ahí muestro un lado lúdico y humorístico que siempre he tenido”, reconoce.

“Sigo siendo muy picado”

En la casa de los Tezanos Pinto en Vitacura, las peleas que el periodista de la Universidad de los Andes tenía eran por fútbol. Fanático de la UC y el mayor de cinco hombres, “dejaba la vida” cuando se jugaba un partido. “Creíamos que estábamos en la final del mundo; yo siempre fui muy chispita, sigo siendo muy picado”, comenta.

Hasta cuarto medio en el Colegio Francisco de Asís jugó fútbol todos los recreos y en octavo básico creó el diario mural “El Saturnino”. En él, escribía “ácidas” críticas futbolísticas a sus compañeros. “Mi mamá me retaba, demasiado fútbol y Nintendo, poco estudio”, recuerda.

Cuando su madre murió, tenía 20 años. “Fue una época muy difícil, ella estuvo enferma seis años, y como fui el primero que manejaba, tomé responsabilidades, porque durante su quimioterapia mi mamá ya no se podía hacer cargo de la casa. Ella no fumaba, no tomaba, le preocupaba comer sano, y terminó muriendo de cáncer a los 44 años. Fue injusto, terrible. Durísimo. Y con mi papá y mis hermanos nos quedamos sin la líder de la casa. Además, no fue una buena época, no estaba motivado en la universidad, me decepcionó la carrera de periodismo.

—En La Tercera hace dos años dijiste que eras “totalmente cuico”.

—Eso se interpretó como que yo era soberbio y mirador en menos. Soy cuico, si se entiende que serlo es sinónimo de una vida más fácil a la de muchos chilenos: colegio privado, viajes, comodidades y oportunidades. No puedo desconocer que provengo de una familia tradicional, ultracatólica, conservadora, de almuerzos donde se hablaba de apellidos, y de abuelos maternos pinochetistas. Pero cuando fue el momento de decidir, me alejé de todas esas cosas que me hacían ruido.

—¿Te han molestado por cuico?

—Cuando entré a trabajar me trataban de cuico cu..., pero nunca en mala y tampoco me ofendió; en el lugar de ellos yo también habría desconfiado. La sociedad chilena se segmenta, preguntan a qué colegio fuiste, dónde vives, hay un mapa social que está en el ADN. Para quienes se han sacado la mierda toda la vida es hasta natural desconfiar de quienes llegan desde lugares más acomodados.

—¿Es verdad que hiciste bullying en el colegio?

—Y yo lo recibí de igual manera. En mi época, el bullying no existía como concepto, no era que yo fuera especialmente pesado. No se perdonaba un gesto amanerado, te molestaban por eso o porque no jugabas fútbol, era la ley de la selva. Si no había sangre, no había castigo. A mí memolestaron por pailón, dientudo y pavo; pero si acusabas, era peor. No quedaba otra que desarrollar carácter, y como era el mayor de mis hermanos, no tenía quién me defendiera. Las cosas se resolvían a gritos o a combos.

Jadue y Corleone

—Después de todo lo vivido, ¿te volverías a casar?

—Sí, me encantaría tener más hijos, por lo menos uno o una más. Me gusta estar en pareja y formar familia. Muchos pueden envidiar mi condición de soltero, pero no es algo que disfrute

—¿Qué piensas de los escándalos que han rodeado a Sergio Jadue? Mientras sigue en Miami (protegido por el FBI por colaborar en el caso de corrupción en la FIFA), su exmujer lo vinculó a criminales y su hijo lo defendió.

—Es fácil criticarlo sin contexto. Cuando fue dirigente, el fútbol se manejaba como la mafia, y en esa realidad fue exitoso. Hizo lobby para designaciones arbitrales y supo cumplir su rol en la Copa América 2015. Lo que nadie esperaba, ni siquiera su exmujer, es que muriera Julio Grondona y se metiera el FBI a intervenir la FIFA. Creo que hasta ahí, Jadue y su círculo creían que llegaría a ser el siguiente Don Corleone.

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