Convocados por el Papa Francisco para abordar la crisis de abuso sexual infantil por parte de clérigos, casi 200 líderes de la Iglesia Católica Romana acudieron al Vaticano esta semana para atender conferencias sobre responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia.

Sin embargo, en privado, los presentes insistieron en hablar sobre otra cuestión que no estaba en la agenda: la homosexualidad.

“Hemos hablado de esto”, reconoció el obispo Ricardo Ernesto Centellas Guzmán, presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, al inicio de la reunión extraordinaria de cuatro días con obispos y otros dirigentes eclesiásticos, que terminó el 24 de febrero.

La homosexualidad era precisamente un tema que los organizadores de la conferencia querían evitar, valiéndose de numerosas investigaciones que concluyen que no hay ninguna conexión entre la homosexualidad y la pedofilia.

“El conflicto central es el poder”, dice el reverendo Hans Zollner, miembro de la comisión de protección infantil del Vaticano. El abuso “puede ser heterosexual u homosexual”, explica.

Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y de la Comisión de Conferencias Episcopales de Europa, fue el moderador de uno de los grupos de debate para francoparlantes de la reunión, a donde asistieron líderes católicos de naciones africanas francófonas.

Dijo el sábado que ciertos obispos seguían retomando el tema de la homosexualidad como una supuesta causa de abuso porque “algunas personas tienen ideologías muy arraigadas y siempre se atendrán a ellas”.

Mencionó que él y otros obispos tenían la intención de cambiar su forma de pensar; “les digo que el primer ministro de mi país es homosexual”, relató. “Y que nunca abusaría de ningún niño”.

Por ejemplo, el obispo Rochus Josef Tatamai, presidente de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las islas Salomón, comentó el sábado que en su grupo de debate en inglés “se aludió” a la homosexualidad durante las conversaciones sobre la formación de nuevos sacerdotes.

Tatamai sugirió que la necesidad “desesperada” de conseguir más sacerdotes en Europa y Estados Unidos había orillado a los seminarios a ser más laxos en la evaluación de candidatos, y que por ello varios resultaron ser gays y perpetradores de abusos.

El papa Francisco ha intentado cambiar el enfoque del debate, si bien no la doctrina de la Iglesia, hacia una postura más incluyente respecto de la homosexualidad.

En 2013, como respuesta a las preguntas en torno a un supuesto “grupo de presión gay” en el Vaticano, dijo: “¿Quién soy yo para juzgar?”, un comentario que los católicos liberales celebraron y los conservadores lamentaron.

Sin embargo, a pesar de que las enseñanzas de la Iglesia Católica establecen que las personas con tendencias homosexuales “deben ser acogidas con respeto”, también se refieren a las inclinaciones y los actos homosexuales como “intrínsecamente desordenados”.

Algunos prelados conservadores han querido derrocar a Francisco, pues consideran que protege una subcultura gay que está corrompiendo al clero.

Tema incómodo

Obispos de África, Asia y Latinoamérica afirman que el Vaticano está ignorando que buena parte del abuso eclesiástico tiene como víctimas a varones.

Este argumento ha recibido el apoyo del cardenal Gerhard Ludwig Müller, quien fue el principal encargado de la doctrina hasta que el Papa Francisco lo obligó a renunciar en 2017.

Müller dijo a la revista alemana Der Spiegel que “mucho más del 80 por ciento de las víctimas de abuso sexual eran jóvenes que se encontraban en la pubertad o en una etapa posterior”, y argumentó que la homosexualidad debió haber sido un tema central en la reunión del Vaticano.

El cardenal Blase J. Cupich, arzobispo de Chicago, predilecto del Papa Francisco y organizador de la conferencia, dijo el 18 de febrero que no es cierto que “las personas homosexuales son más proclives a abusar de niños que las personas heterosexuales”.

Sin embargo, todos los días de la reunión, reporteros de medios católicos y conservadores inundaron a los organizadores con preguntas acerca de por qué no estaban tratando el tema de la homosexualidad.

La respuesta: porque es irrelevante. La homosexualidad “no tiene nada que ver con el abuso sexual a menores”, dijo el arzobispo Charles Scicluna, de Malta, investigador principal de delitos sexuales del Vaticano, el viernes 22 de febrero.

Noticia bomba

La conferencia coincidió con el lanzamiento de “In the Closet of the Vatican”, un libro del autor francés Frédéric Martel, quien describió al Vaticano como “una de las comunidades gays más grandes del mundo”.

Aquellos que atacan al papa Francisco “son muy homófobos y en su mayoría viven una doble vida homosexual”, afirmó Martel en una conferencia de prensa en Roma, y agregó que él, como hombre gay, tenía la habilidad de identificar quién era homosexual en el Vaticano.

“Dejemos algo en claro”, dijo Peter Saunders, británico que fue expulsado de la comisión de protección infantil del Vaticano por criticarla de ineficaz. “No hay un vínculo entre las personas gays y las que abusan de los niños, y creo que esa es una mentira que tiene que eliminarse de raíz”.

LEER MÁS