“Más que nadie, él representa el alma de la moda: incansable, visionario y vorazmente atento a nuestra cambiante cultura”.

Así definía en 2015 Anna Wintour, la legendaria editora de Vogue, a su amigo y colega (y a veces rival) Karl Lagerfeld.

El diseñador alemán falleció esta mañana en París, a la edad de 85 años. Siempre innovador e incansable hasta los últimos días; inconfundible con su look, que él mismo asumía como una “caricatura”: lentes oscuros, jeans negros, guantes sin dedos y, por supuesto, un largo moño en su cabellera cana.

“Fenómeno unipersonal”

Nacido en Hamburgo en 1933, Karl-Otto se mudó a París siendo un adolescente, y sin ningún estudio o entrenamiento formal fue ganándose un espacio en La Meca de la moda. Una ruta que comenzó al ganar un concurso de diseño en la capital francesa en 1954, con sólo 18 años.

Pero fue en 1983, cuando fue nombrado director creativo de Chanel, cuando comenzó a crearse el mito.

De hecho, antes de asumir, la compañía estaba en una crisis creativa y económica. Hoy, 36 años después, sus ingresos se calculan en 4 mil millones de dólares al año.

Al principio, le dijeron de todo, desde pionero a sobrevalorado. “Su contribución a la industria no fue crear una nueva «silueta», como Cristóbal Balenciaga, Christian Dior y Coco Chanel lo hicieron… En cambio, él creó un nuevo tipo de diseñador: el cambiaformas”, explica Vanessa Friedman, directora y editora de moda del New York Times.

“Es decir, la fuerza creativa que llega a la cima de una marca con herencia y la reinventa, adaptándola al presente con una dosis saludable de falta de respeto y una porción de la cultura pop”.

Y aunque muchos lo criticaron por ser sólo un “replicador de tendencias”, su estilo y enfoque influenció y abrió el camino para otros, como Tom Ford, quien reinventó a Gucci, o John Galliano, que hizo lo mismo con Dior.

Superestrella por derecho propio, reconocía que uno de sus objetivos era transformarse en “fenómeno de la moda unipersonal”. A lo largo de su vida dio tres fechas distintas sobre el año en que nació, para aumentar el mito.

Y vaya que lo logró. En 2013, por ejemplo, un libro (“El Mundo según Karl”) que sólo recopilaba sus frases y citas se convirtió en best seller mundial. Un muñeco suyo hecho por Mattel (el “Karl Barbie”) se agotó en menos de una hora en 2014 y un oso de peluche con su imagen se vendió por 1.400 dólares.

Desde Schiffer a Rihanna

Aunque pese a su edad seguía activo, los rumores sobre su salud comenzaron desde fines del año pasado. Y se intensificaron en enero, cuando extrañamente estuvo ausente del tradicional desfile primavera-verano de Chanel, por algo que la compañía describió como “cansancio”.

Las causas de su muerte aún no se revelan, pero las repercusiones hablan de un impacto que alcanzó más allá de la moda. A lo largo de más de seis décadas de carrera, jugó un papel clave impulsando a las “supermodelos originales” (Claudia Schiffer, Linda Evangelista y Christy Turlington), vistiendo a la princesa Carolina de Mónaco y, en los últimos años, trabajando con Cara Delevingne. Rihanna, Lady Gaga y Beyoncé, entre otras, lucieron sus diseños, y fueron sus amigas.

No por nada, hoy desde Donatella Versace a Carla Bruni le han rendido homenaje en redes sociales.

“No tenías que saber nada de moda para saber quién era Karl Lagerfeld”, reflexionó Nick Glass, analista de CNN. “El no sólo fue el salvador de Chanel, sino que redefinió cómo se ve el mundo”.

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