Esta semana, durante dos noches seguidas, los vecinos de Peñalolén fueron mantenidos en vela por un particular festival de fuegos artificiales lanzado, durante la madrugada, desde el corazón de la población Lo Hermida. Por momentos los estruendos se escucharon también en comunas aledañas, como La Reina, Macul, Ñuñoa y La Florida. El motivo de tal celebración —que según algunos testimonios incluyó también balazos al aire y el tableteo de armas automáticas— fue el velorio de un joven de 28 años, con antecedentes por robo y porte de armas.

No es la primera vez que ocurre en dicho lugar, aunque esta vez los fuegos artificiales destacaron por su potencia y duración. Tampoco es algo nuevo para los habitantes de numerosos barrios y poblaciones de la periferia de Santiago, donde estos ritos se han transformado en una rutina. Velorios, matrimonios, bautizos y, por cierto, la llegada de cargamentos de droga suelen ser “festejados” de la misma forma, sin importar la hora del día o de la noche, principalmente por clanes o bandas ligados al narcotráfico u otras actividades delictuales.

La alcaldesa de Peñalolén, Carolina Leitao, ha hecho notar que el uso y la comercialización de fuegos artificiales están tipificados como una falta y no un delito, lo que hace más difícil sancionarlos. La edil señala también que el miércoles por la noche solicitó el auxilio de Carabineros —sin resultados, porque los fuegos artificiales se tiraron igual— y al día siguiente interpuso una denuncia en la Fiscalía Oriente para que se investiguen los hechos.

Es evidente que la normativa que prohíbe la venta al público de pirotecnia es insuficiente o, derechamente, se ha convertido en letra muerta, como puede comprobarlo cualquier persona que asista regularmente a los estadios de fútbol profesional. Sin embargo, lo que está en juego con este tipo de acciones es mucho más delicado que los ruidos molestos, que el derecho de los vecinos a descansar o, incluso, que la infracción de una norma o una ley específica. Se trata de la percepción —no del todo equivocada, vistos los hechos— de que hay lugares en nuestras ciudades en los que el brazo del Estado no llega. Sea por fallas en la normativa legal, por la incapacidad material de los encargados de imponer dicha autoridad, o por simple desidia, los ciudadanos se ven desamparados frente a abusos flagrantes.

Son todavía, afortunadamente, acciones aisladas. También es claro que para solucionarlo se requiere de una acción que excede con mucho la pura intervención policial. Pero basta observar lo que ha ocurrido en otros países de la región para darse cuenta del riesgo de que el Estado vaya perdiendo, progresivamente, la capacidad de ejercer el monopolio de la fuerza. La peor forma de enfrentarlo es cerrar los ojos y seguir durmiendo.

La embajada chilena en Buenos Aires, a través del Centro Cultural Roberto Matta y su agregada cultural, Carmen Ibáñez, ha organizado un recital de Luis Jara, que se realizará este domingo en el auditorio Usina del Arte, una de las mejores salas de música sinfónica de la capital trasandina. La controversia que se ha formado acerca de las credenciales del ex animador de «Mucho Gusto» resulta, a ratos, enternecedora. No hay duda, partiendo por su éxito en el matinal, de que es representativo de lo que escucha hoy la mayoría silenciosa.

Otra cosa, por supuesto, es reclamar que dicho lugar debiera ser para algún estandarte de la música docta o de la alta cultura, o considerar incluso que la música de Jara es un bodrio. Para gustos, los colores, como dice el refrán. Porque sospecho también que si hubiesen invitado a algunos de los artistas que copan por estos días los festivales, las radios populares y las listas de Spotify, como Paloma Mami, DrefQuila o La Combo Tortuga, tampoco habría dejado conformes a los más quisquillosos.

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Señor Director:

Han pasado unos días desde que se dictó el fallo por la muerte del ex Presidente Frei Montalva, el cual se presenta como una operación encubierta, realizada por un solo cirujano, a vista y paciencia de todo un gran equipo de médicos de excelencia, que tuvo que ver con la atención del paciente y basado en todas las manifestaciones de apoyo de muchas personas y en especial de médicos de nuestro país, incluso de aquellos torturados por el régimen militar, que no defienden al doctor Patricio Silva Garín, pero sí defienden la verdad, estando en desacuerdo con un fallo tan liviano y por decir lo menos extraño, sin pruebas contundentes, mal redactado y con errores groseros en cuanto a la forma, conteniendo además errores en las fechas, desprestigiando a nuestro Poder Judicial, por ser un trabajo de 16 años de dedicación exclusiva, en un caso de importancia mundial.

Extraña mucho la ausencia de una declaración pública del Colegio Médico o de la Sociedad de Cirujanos de Chile, señalando la opinión experta, técnica, respecto de la atención del paciente. Hay que recordar que el caso se revisó en ambas entidades en el pasado, llegando a conclusiones muy distintas a las relatadas en el fallo. Su silencio deja la impresión de que el poder político tiene secuestradas a estas dos entidades gremiales.

He escuchado en la radio una frase muy cierta: un colega dijo “todos los cirujanos de Chile de aquella época operamos a don Eduardo Frei”, lo cual es muy cierto porque toda la comunidad medica estuvo preocupada y ayudó para tratar de restablecer su salud.

Siempre hemos sido empáticos con el dolor de la familia Frei, pero ellos ni se imaginan el dolor en mi familia por el fallecimiento de don Eduardo. Tampoco piensan en el dolor que tuvimos ante el fracaso de todas las acciones realizadas por mi padre para salvarle la vida. Menos imaginan a un simpatizante democratacristiano, cercano al ex Presidente, sobrino y cercano al cardenal Silva Henríquez, que siendo médico militar sólo sobrevivió en el Ejército gracias a ser un cirujano de excelencia y experto en administración en salud.

Hoy y siempre seguiremos defendiendo la verdad que conocemos, aunque no tengamos poder político o económico. El poder de la verdad nos hace imbatibles y se refleja en la tranquilidad de nuestro padre al informarse de la sentencia.

Dr. Luis Felipe Silva

Hijo de Patricio Silva Garín

Señor Director:

El suceso protagonizado por un conocido empresario y veraneante de Lago Ranco permite concluir que las autoridades carecen de preocupaciones de mayor relevancia, como, por ejemplo, los atentados contra la propiedad privada en el sur de Chile, que sí deberían ser atendidos con la prontitud y cobertura de este incidente menor.

Francisco Castillo Ortúzar

Señor Director:

¿Qué pasó con nuestra clase política, con el periodismo, los medios y la televisión pública, que nunca quisieron ver y mostrar tamaña fractura en nuestra comunidad y convivencia?

Marcos A. Ceresuela M.

Señor Director:

El Gobierno decretó el Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe para las regiones de Los Ríos, La Araucanía, y Biobío; por lo mismo, no debiera perder el tiempo para tratar de convencer a quienes, no conociendo nuestra Constitución, aducen que se está “militarizando la zona”. Los jefes de plaza no sólo deben preocuparse del orden público, que es una labor policial; deben tomar el control total de la región.

No olvidemos lo ocurrido tras el terremoto del 27-F, cuando, en las pocas horas en que el gobierno de la época demoró en “sacar los militares a la calle”, los desmanes y robos en tiendas de las principales ciudades afectadas fueron incontrolables. Sólo retornó la normalidad al tomar el control de estas localidades las FF.AA. y Carabineros de Chile.

Pedro Romero Julio

Señor Director:

En forma progresiva, la crisis de Venezuela ha ido transitando desde un problema político y humanitario interno hacia un tema internacional. Son varios países los que están participando y, lo más importante, se ha producido una controversia entre los tres grandes: EE.UU., Rusia y China. Por ello, lo que haga o diga Maduro seguirá perdiendo relevancia. Las grandes decisiones están lejos de Caracas. En Venezuela sólo se sufrirán las consecuencias.

Jaime García Covarrubias