San José Farms, la exportadora de Ignacio del Río Goudie —miembro del clan fundador de Sodimac que se fusionó con Falabella— es la empresa chilena que, hasta ahora, ha comprado más tierras para plantar paltas Hass en el país del vallenato.

“Teníamos el foco en Colombia, porque está a cuatro días en barco de Estados Unidos y a 12 de Europa y tiene todas las condiciones para producir paltas. Hay dos cosechas al año. El agua es gratis. Llueve lo mismo que en Valdivia y puedes usar el sistema de tranque australiano para regar: captas lluvias en las partes más altas de los cerros y la bajas con mangueras”, explica el entusiasta gerente de fruta fresca de San José Farms, José Gabriel Correa.

Él compró este mes un campo y el martes pasado firmó una promesa por otro con un agricultor local. Son 350 hectáreas, una parte en Salamina, en el departamento de Caldas, y otra en la región de Quindío, a cinco horas en auto de Medellín, porque allá las distancias se miden por reloj, no en kilómetros. “Los caminos son el gran problema para la inversión extranjera. La topografía es puro cerro y son puras cuestas”, cuenta Correa, quien en un año y medio de viajes a Colombia no ha tenido problemas de seguridad. “Ni siquiera un susto, pero he sido responsable. Tenemos marcadas las zonas seguras”. Y esas están dentro del eje cafetero, léase las regiones de Antioquia, Risaralda, Caldas y Quindío, donde los chilenos están comprando campos para llenarlos de paltos.

El plan de San José Farms es llegar a 500 hectáreas plantadas en los próximos tres años, la mitad de la superficie que posee en Chile, aunque no toda está en producción.

Cuando se corrió la voz en Chile de que la exportadora de Ignacio del Río estaba instalándose en Colombia, se les acercaron family offices e inversionistas ligados al sector agrícola interesados en poner fichas. Y surgió una novedosa fórmula: San José comprará campos para esos terceros, los administrará y exportará sus paltas. “Podemos generar así otras 500 hectáreas”, anticipa Correa. Está feliz: el mes pasado su empresa exportó el primer contenedor de paltas, que compraron a terceros. Y llegó impecable a España.

Los pioneros y

los que “heredaron”

La presencia de chilenos en hoteles de Medellín se ha hecho costumbre. Cuando se registran y dan su nacionalidad es usual escuchar “usted viene por los aguacates”.

Andrés Ramírez Matte y Juan Alberto Decombe Villalobos, socios de Agrícola Ocoa, fueron los pioneros en 2016. Eligieron Urrao, un pequeño valle a tres horas de Medellín, la capital de Antioquia, donde compraron 150 hectáreas. Todavía no han cosechado en grande, ya que deben pasar cinco años para que el árbol esté en plena producción, tal como sucede en Chile.

La dupla rompió los cánones de los agricultores colombianos que riegan con agua de lluvia. “Somos la primera empresa que cultiva aguacate con riego por goteo”, explica Ramírez, quien a los 18 años partió vendiendo flores en los cementerios, Almac y Unicoop y hoy es socio de Flores de Ocoa, la tercera más grande del rubro, junto a Decombe.

Agricom, la exportadora de paltas fundada por Rodrigo Barros Tocornal, llegó a Colombia a raíz de que la exportadora sudafricana Westfalia entró a su propiedad. Y al comprar el 50% de Agricom, la chilena quedó a cargo de administrar todos los negocios agrícolas de Westfalia en Latinoamérica. Y entre esos, las 250 hectáreas plantadas de paltos en Sonsón, una de las comunas de Antioquia. “Estamos exportando a Europa, porque para Estados Unidos necesitas que tu campo y los de tus vecinos estén certificados. Son cuestiones sanitarias básicas: contar con bodegas para químicos separados de las herramientas. Logramos embarcar un primer contenedor a Estados Unidos el año pasado”, cuenta Max Cathalifaud, director ejecutivo de los negocios fuera de Chile de Agricom.

Viene llegando de Sonsón, donde viajó junto a Rodrigo Barros y Rodrigo Kunstmann, el director comercial de Agricom, para inaugurar un segundo packing. Westfalia es importante en Colombia porque además de campos propios, compra paltas a productores locales.

Vitrineando y por cerrar

Jorge Schmidt, mendocino avecindado en San Felipe por amor y uno de los mayores productores de paltas de Chile, también puso sus ojos en Colombia. Aún no compra, pero ya hizo una reserva.

Isidoro Quiroga, que cerró la venta de Salmones Australis a la china Joyvio, se inició en los negocios vendiendo plantas de kiwis. Lleva el campo en su ADN y compró un paño de 100 hectáreas plantado de paltos. Podría ser el primero de varios.

Sebastián Bulnes y Sebastián de la Cuadra, socios de El Parque, partieron con un negocio agroindustrial en Colombia. “Tenemos una alianza con una planta cerca de Cali, fabricamos pulpa de palta y la traemos a Chile. Hemos estado mirando campos, pero no hemos comprado”, comenta De la Cuadra.

El entusiasmo por las tierras colombianas ha tenido un costo. Las compras de los chilenos —los terceros productores de palta Hass del mundo—, de los peruanos, que son los segundos, y los mexicanos, que están a la cabeza, han triplicado los precios. Si en 2016 una hectárea costaba US$ 5 mil ahora ronda los US$ 15 mil. De todos modos, sigue siendo mucho más conveniente que los US$ 50 mil que cuesta una hectárea con agua en Chile.

Ignacio del Río, a través de San José Farms, lidera las compras.

Andrés Ramírez Matte, el pionero.

Rodrigo Barros, socio

de Agricom, “heredó” terrenos con paltos.

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