Un porcentaje grande de nuestros graduados quiere emprender, pero no sabe cómo; y están los que lo pasan mal en el trabajo y necesitan una vía de escape”.

María Luisa Ayala, de 37 años, dice que ha tenido una carrera profesional “muy intensa”.

Psicóloga, docente en la Universidad del Desarrollo (UDD) y directora del área empresas de la fundación ConTrabajo (de inclusión laboral), se ha reinventado más de una vez.

Tras su paso como directora de algunas fundaciones y como profesional en el Ministerio de la Mujer, confiesa que hasta hace unos meses se sentía “un poco perdida” sobre su rumbo laboral. “Estaba pasando por una etapa en la que necesitaba reinventarme, estaba definiendo mi escenario de trabajo ideal. Entonces, entré al programa «Reinvéntate», de la consultora Belab, para trabajar mi confianza y reforzarme como profesional competente. Recorrí un camino y descubrí que me apasionaba el área social”, cuenta.

Como ella, más de un centenar de profesionales han descubierto —a través de este programa— qué es lo que realmente los mueve. Fue hace una década cuando Roberto Puentes (38), ingeniero comercial de la Universidad Austral de Chile, trabajaba con emprendedores en el fondo de inversión de capital de riesgo Copec-UC. Allí, debía seleccionar emprendimientos para luego invertir en ellos. “Me di cuenta de que estas personas tenían muchas habilidades en lo técnico, pero no en lo humano, había una falencia en sus capacidades sociales. Eran débiles en factores claves para emprender como la perseverancia, resiliencia y empatía”, dice.

Tres años después, en 2015, Puentes se incorporó al Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, donde desarrolló planes de innovación y emprendimiento. “Recuerdo que leí un estudio de un profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez que decía que el 54% de los chilenos no era feliz en su trabajo y que el 30% estaba agotado. Pero, además, que la correlación entre la felicidad del trabajo y la felicidad de la vida era de 70%. Eso me impresionó”, admite.

Por ello, durante un año investigó detalladamente qué tan felices o angustiados estaba un grupo de 19 profesionales (entre 30 y 45 años) en sus puestos de trabajo. Conversó con gerentes de empresas, analistas, profesionales y diez expertos de recursos humanos. “El grupo que observé tenía mucho miedo a fracasar y no tenían propósitos, pasiones ni sueños claros para alcanzar sus metas”, cuenta.

Concluyó que el grupo experimentaba “bastaste frustración laboral”. Entonces, ideó una iniciativa para ayudar a las personas y organizaciones a desarrollar sus potencialidades. Fue así como en 2016 fundó la consultora laboral Belab: “El fin fue apoyarlos a encontrar sus sueños; a que descubrieran un camino para dedicarse a una actividad que los apasionara”, explica.

Rotación laboral de dos años

A su juicio, los propósitos, pasiones y sueños son la clave para entender qué tipo de trabajo se alinea según cada interés. Para descubrirlos, la consultora desarrolla un plan de acción con actividades semanales y sistemáticas internacionales como el Passion Test. “Es una metodología estadounidense creada por Janet Attwood, la que plantea que cuando se tienen claras las pasiones todo se hace mucho más fácil y el camino encuentra un sentido”, explica.

Hoy, la consultora cuenta con más de 110 graduados del programa “Reinvéntate” en sus quince versiones. De ellos, el 94,5% declara haber encontrado su pasión o sueño. “Han surgido cantantes, fotógrafos y artistas; también agencias de comunicaciones y empresas”, cuenta.

—¿A quiénes va dirigido este tipo de asesorías?

—A todas las edades y disciplinas, como adolescentes que salen del colegio y no saben qué estudiar, como adultos mayores que no saben cómo quieren vivir la segunda mitad de sus vidas. Hay un porcentaje grande de nuestros graduados entre 30 y 40 años que quieren emprender, pero no saben cómo; también están los que lo pasan mal en el trabajo y que necesitan una vía de escape.

—Según el Censo 2017, la población entre 20 y 39 años definida como millennial alcanza en Chile a 5.363.386 personas, convirtiéndose en la generación más numerosa del país. ¿Qué cambios laborales conlleva esto?

—Antes había esquemas más burocráticos; hoy se requiere de un liderazgo más adaptativo. Más allá de los beneficios económicos, se debe encantar a los trabajadores conectando el propósito organizacional con el individual. Con un mercado laboral más dinámico, cuando un millennial de 25 años encuentra un trabajo y no le gusta, se cambia. Hoy, la rotación laboral de un sub30 es de dos años.

—Según la consultora Mckinsey Global Institute, se proyecta que en los próximos 20 o 40 años casi el 50% del empleo estará en manos de máquinas.

—Así es, la entrada de la inteligencia artificial hará que muchas labores se suplanten por tecnología. Andrés Oppenheimer lo dice en su libro “Sálvese quién pueda”; abogados, médicos, periodistas, por ejemplo, requerirán reinventarse. Por otro lado, la transición en la forma de trabajo a un esquema Lean o Agile, una metodología creada en Japón para hacer los procesos más simples, han aplanado las estructuras organizacionales. En Chile, empresas como BCI y Entel han tomado estas metodologías. Hoy operan por proyectos y cada integrante tiene una función específica; ya no existen estructuras jerárquicas piramidales.

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