Corría a la pieza de mi mamá, se subía a su cama y ella le hacía cariño. Después nos iba a despertar a nosotros”.

Le comprábamos en el matadero medio caballo a la semana”.

Era el año 1953 y desde el fundo Puquitrahue en Osorno llegaron a La Reina dos crías de una puma asesinada por haberse comido unos corderos. Uno de estos cachorros llegó a la casa de Cecilia Toro, en La Reina, como regalo a su padre. “Mi mamá adoraba al puma; después de almuerzo tejía al lado de él y él se tendía en los pies como un perro o un gato, lo más amoroso que hay”, afirma Cecilia al recordar que fue ella quien puso a la orilla de su cama una caja donde pudiera dormir.

Además, también fue la madre de Cecilia, Clotilde Irarrázabal, quien lo bautizó como Pirulo, porque “era encantador y muy siútico. Él salía, y cuando había una poza de agua, metía la pata, pero inmediatamente la removía para soltarse del agua. Por eso le pusieron Pirulo, porque era muy siútico”, cuenta Cecilia.

—¿Cómo lo alimentaban?

—Bueno, al comienzo iban a tratar de no darle carne, y le preparaban unas comidas con papa o arroz. Después le daban unas carbonadas con carne cocida cortada chiquitito, pero él pescaba con el hocico solo el pedacito de carne y se lo comía. Después tuvieron que empezar a agrandar los pedazos porque no quería estas comidas que le hacían. Entonces, le comprábamos en el matadero medio caballo a la semana. Además, le encantaban las paltas, los melones y los caquis”.

Pirulo creció y comenzó con una rutina diaria. En el día estaba en la casa, a media tarde salía a recorrer y en la noche lo llevaban al patio de aproximadamente 32 metros cuadrados, con un tronco para que jugara y donde tenía una casa pequeña donde dormía.

—¿Cuál es el contexto de la foto donde aparece tu mamá?

–Mi papá tiene que haberla sacado. En la mañana, al puma lo soltaban como a las 7 y ahí él corría a la pieza de mi mamá, se subía a su cama y ella le hacía cariño. Después iba a las otras piezas donde estábamos nosotros y nos despertaba. Yo tengo el recuerdo de estar durmiendo con una cosa en la nariz y era él ahí con langüetazos que me daba. Era un bicho precioso, muy entretenido.

Comenzaron los problemas

Pese a la ternura que recuerda Cecilia, tras las salidas de media tarde de Pirulo, llegaron reclamos de vecinos que lo acusaban de comerse sus gallinas, por lo que un día llegó Carabineros a su hogar: “Llegaron cada uno con una escopeta. Dijeron que había una denuncia de un animal salvaje”. Pero la familia estaba convencida de que Pirulo era incapaz de dañar a alguien. Mi mamá le dijo: ‘¿animal salvaje? A ver, venga para acá, mire el animal salvaje'. El puma estaba acostado en el sofá del living durmiendo a pata suelta, mi mamá le metió la mano en el hocico y le apretó las garras para mostrarle que no hacía nada. Bueno, ahí se quedaron súper tranquilos los carabineros y se fueron”.

Pero eso no fue suficiente para el vecino dueño de las gallinas, un día optó por disparar con perdigones a Pirulo. “Llegó directo a su casita lleno de perdigones. Mi papá y mi mamá fueron a verlo y él gruñía mucho, por lo que mi papá consideró sacrificarlo. ‘Por ningún motivo' le dijo mi mamá, y se metió dentro de su casucha, le hizo cariño, y lo empezó a curar. Mientras mi mamá le sacaba los perdigones, él le lamía la mano a pesar del dolor”, asevera.

Murió de pena

Para evitar más problemas, cuando Pirulo tenía 3 años de edad, la familia decidió que solo estuviera en su terreno y que saliera a ciertas horas acompañado de alguien. Pero Pirulo no se acostumbró y se paseaba alrededor de su patio todo el día. Por lo que, para evitar que se pusiera violento, el papá de Cecilia decidió entregarlo al zoológico. “A días de haberlo entregado fuimos a verlo. Estaba en una jaula y yo metía el dedo en la reja y él se me refregaba al otro lado para que le hiciera cariño. Salimos todos llorando a mares. Se murió a la semana, quizás murió de hambre o de pena, pero a la semana llamaron a mi papá para decirle que había muerto”.

–Muchos pueden considerar que fue maltrato tener un puma de mascota.

–Pero él estaba feliz. Esa gente que dice que eso es maltrato animal, ¿qué maltrato animal? Jamás nunca en la vida lo maltrató alguien. El era el rey de la casa. Mi mamá lo tiene que haber querido más que a nosotros. No hubo ningún maltrato. Yo te digo, ese puma fue un puma feliz.

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