Una pelea inédita entre parientes: tribunales chilenos, ingleses y estadounidenses han sido parte de la batalla judicial.

Son primos segundos en jerga chilena. Así le dice Daniel Yarur Elsaca, el ex superintendente de Valores (1994-2000), a Jorge “Toto” Yarur Bascuñán, dueño del Museo de la Moda e hijo único de quien fuera el mayor accionista del BCI, Jorge Yarur Banna.

Toto se refiere a Daniel, al que contrató como asesor de su patrimonio entre 1999 y 2010 y que, no conforme con recibir una comisión de US$11 millones, exigió el pago de otros US$53 millones, usando las normas del Código Civil. Como allí los grados de parentesco se miden en forma ascendente y descendente y sumándolos dan seis grados, Toto habla de Daniel como su primo en sexto grado.

No eran íntimos, pero la familia de Toto, la más rica de la colonia árabe y dueña de la textil más grande de Chile en su momento, ayudó a la del primo segundo.

“Daniel recibió ayuda de Jorge Yarur (Banna) para estudiar en Londres. Y la mamá (de Toto) ayudaba económicamente a la mamá de Daniel. Así son las cosas”, recordó Victoria Yarur Rey a El Mostrador cuando estalló el caso en 2011.

Daniel era intendente de Valores y se fue a estudiar a la London School of Economics. Jorge Yarur Banna lo ayudó a solventar sus gastos.

Toto: sin interés en el banco

Hijo único, sin estudios universitarios ni interés en los negocios, en 1999 Toto firmó un poder amplio en Italia para que Daniel Yarur le manejara los bienes heredados de su padre, incluso después de su muerte. Yarur se fijó un sueldo mensual de $50 millones, o sea, poco más de US$1 millón de la época al año. Considerando que el mandato duró 11 años, quien fuera superintendente de Valores y Seguros, se hizo rico: ganó US$11 millones.

En el mercado financiero, el asombro había sido mayúsculo. “Ningún banco de inversión en el mundo cobraría eso por administrar una sola cuenta. Lo que se usa es un 0,2% anual del patrimonio administrado. Esta sería la asesoría más cara de Chile”, dice el gerente de inversiones de un banco.

Además de la remuneración fija, Yarur Elsaca estimó que Toto debía pagarle un 25% de lo que ganara con su gestión.

Dado que no ocurrió, el 27 de enero de 2011 lo demandó y exigió el pago de US$44,8 millones por honorarios variables (que subieron a US$53 millones en la última acción judicial).

Toto consideró que no era creíble que su fortuna hubiese aumentado gracias a Daniel y a los movimientos con sus acciones del BCI. Su porcentaje casi no varió. En 1999, cuando le entregó el mandato a su primo, tenía un 4,35%, y al iniciarse la batalla judicial, un 4,23%.

Este miércoles, la Corte Suprema rechazó los recursos de la defensa de Daniel Yarur argumentando que “no puede desprenderse la existencia del acuerdo de honorarios variable”.

El conflicto arrastró a un primo hermano de Toto: Luis Enrique Yarur Rey, presidente del BCI y a quien el padre de Toto formó como su sucesor en el BCI dada la falta de interés de su hijo. Cuando el BCI compró el City National Bank en Miami, Toto pidió información acerca de la venta de sus acciones a Luis Enrique y sus hermanos Carlos Alberto y Juan Carlos Yarur Rey, en 1994, y que le permitieron a éstos últimos tomar el control del banco, porque consideró que le habían pagado menos de la mitad del precio al que se transaban en la bolsa. En lugar de pelear en tribunales, llegaron a un acuerdo: los Yarur Rey le pagaron a su primo hermano casi USS$100 millones en 2014.

Daniel, partida esforzada

A diferencia de su primo segundo (o sexto), Daniel se forjó con esfuerzo. Estudió de noche las carreras de contador auditor e ingeniería en informática en la Universidad de Chile.

La SVS fue su único empleador: entró como analista a comienzos de los 80, ascendió a intendente de Valores y, finalmente, superintendente. En esa calidad, cursó las multas más altas de la historia a los dueños de las Chispas y tomó la asesoría a su primo cuando le faltaban tres meses para dejar el cargo, pero en esa época no existía el artículo que prohíbe a los funcionarios prestar servicios profesionales a personas o entidades sometidas a su fiscalización. Después, se dedicó al ajedrez, a los directorios (entre ellos Antofagasta Minerals y BCI), a estudiar filosofía en la UC y a invertir en hoteles.

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