Snooper en inglés es espía, pero comprar el dominio costaba US$500 mil así que le cambió el nombre a Snuuper.

Espiar es lo que hace el emprendimiento del ingeniero civil de la UC, Enrique Mena (35) desde hace dos años. Cuenta con 200 mil clientes incógnitos en Chile —en su mayoría, millennnials de entre 18 y 35 años— que le permiten a los clientes de Snuuper conocer la atención de sus empleados en los puntos de venta.

A Mena le costó dos años dar con este modelo, porque antes probó con otros servicios como digitalizar los reclamos de los clientes del BancoEstado, pero el mercado era pequeño.

—¿Tuviste malas experiencias que te interesaste en la calidad de servicio?

—No, me di cuenta de que las empresas sabían poco de lo que pasa en sus puntos de venta. Tengo muchos amigos que trabajan en el retail y cuando supieron que tenía una aplicación con mucha gente conectada (en su fallido proyecto inicial) me dijeron ¿por qué no me ayudas a levantar información de mis productos?

Y así comenzó la historia de este emprendimiento que evalúa experiencias de compra y cuyo eslogan es “ojos y oídos en los puntos de venta”.

Lo hace con 200 mil clientes incógnitos, conectados a través de sus celulares con Snuuper. A los que están más cerca del punto de venta, les ofrece el trabajo.

Reciben $3 mil en promedio por tarea realizada. “Está pensado para estudiantes, pueden llegar a ganar entre $100 mil y $150 mil mensuales. Son ingresos complementarios que toman 10 a 15 minutos más el traslado”, explica Mena.

Tiene 25 clientes: CCU, Sodimac, Cencosud, Mall Plaza, CMPC, Abastible, Chile SK Bergé Automotriz, a los que presta servicios mensuales. A cada uno le interesa medir distintas cosas. Sumando los que piden servicios puntuales, llega a 90.

¿Qué quieren saber?

Mall Plaza le pide que sus clientes incógnitos evalúen el servicio en sus estacionamientos: sus máquinas de pago y la velocidad de respuesta; si hay personal para orientar hacia las salidas, o simular la pérdida del ticket y el hurto de un espejo para ver si los empleados cumplen los protocolos. A Sodimac, el servicio en las tiendas y en las cajas. Cencosud los requiere en sus centros comerciales para conocer el servicio de sus tiendas.

A CMPC le interesa saber qué pasa en las ferias libres, donde las ventas están creciendo muchísimo y cuenta con menor información. Los clientes incógnitos hacen un levantamiento de precios y contabilizan en cuántas ferias se venden sus productos. Alguna vez pidió conocer lo que sucede en los almacenes que son atendidos por distribuidores, no directamente por CMPC, y cuáles son las marcas de papel higiénico con mayor presencia.

A la filial automotriz de Sigdo Koppers, si sus vendedores explican los atributos del modelo del auto y si ofrecen financiamiento. A Chilexpress cuántas cajas hay cerradas en horario punta, si el empleado (a) saludó cordialmente, si vestía el uniforme o si ofreció todas las tarifas por envío de paquetes.

Otro servicio son las encuestas que responden los clientes incógnitos, porque como son 200 mil jóvenes “es un segmento que le interesa a las marcas, ya que ellos son los consumidores del futuro”.

También hacen levantamiento de información en alianza con la Cámara Nacional de Comercio para saber cómo celebran los chilenos las fiestas, cuánto gastan o si salen de Santiago.

“Tenemos un programa de capacitación bien estricto. Les enseñamos cómo comportarse para que no los descubran. Hay mucha rotación, porque algunos se activan en épocas de Navidad y vacaciones, otros cuando pasan por vacas flacas. Los que más hacen taeas acceden a un ranking público y van a las mejores tareas, o sea, las que pagan más”.

Niño símbolo de

Fundación Chile

A diferencia de otros emprendedores, que caminaron solos, Mena lo hizo en compañía de la Fundación Chile. “Fui el primer caso de éxito que pasó por todas las etapas, soy como el niño símbolo”.

Fue incubado por la fundación, o sea, apoyado por talleres gratuitos —desde lo que es un flujo de caja hasta asesoría legal— y lo ayudaron a tramitar un fondo por $60 millones de la Corfo, el SSAF (Subsidio Semilla de Asignación Flexible).

Siguió con las mentorías, siempre de la mano de la Fundación Chile. “La mía fue Alejandra Pérez (ex socia de Laboratorio Davis). Con ella me saqué el Loto, tenía harta experiencia en estrategia comercial y me ayudó a redefinir el modelo de negocios”. Y, por último, accedió a capital a través de la red de la fundación llamada Chile Global Angels, que según dice, es la más activa del país. “Me contactaron con distintos inversionistas, visité ocho y cerré con tres que me aportaron US$650 mil”.

En total, levantó US$950 mil, sumando el aporte de inversionistas ángeles y el de los FF&F (friends, family and fools o amigos, familiares y tontos en castellano) más Corfo y la Chile Global Angels.

Hace cuatro meses Snuuper debutó en México. “Es tremendamente atractivo, el segundo país más rentable para Uber. Tengo un socio allá, José Manuel Rivera, un emprendedor chileno que vivió en San Francisco”, cuenta.

Allá está presente en cuatro ciudades, tiene 30 mil clientes incógnitos y partió con empresas chilenas con operaciones en México.

Las ventas de Snuuper fueron US$700 mil este año y proyecta entre US$1,5 millones y US$2 millones para 2019.

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