La casona de Raúl Schüler en Mostazal era “un museo”, afirmó ayer el fiscal Emiliano Arias, durante la formalización contra el empresario por receptación de obras patrimoniales, infracción a las leyes de monumentos y de control de armas. Aparte de las 21 estatuas y más de 80 objetos incautados por la policía en su vivienda, tiene variadas colecciones de piezas de arte, elementos religiosos, carruajes e inclusos implementos para la equitación.

Una conducta que le ocupó mucho tiempo y dinero. Tres de las estatuas de hierro incautadas pueden costar hasta $300 millones cada una.

¿Cuando un coleccionista decide traspasar los límites? Daniel Ortiz, psiquiatra de Clínica Universidad de Los Andes, explica que “el coleccionismo es una conducta que en sus rasgos extremos puede estar explicada por muchas enfermedades y algunas de ellas están dentro del espectro del trastorno obsesivo compulsivo; del tener una idea de que algo es bueno. También puede ser la manifestación de un trastorno autista en que las personas tienen intereses restringidos; por ejemplo ser experto en autos y tener una colección de autos increíble, y eso pasa porque su vida psíquica solamente se restringe a esa actividad y se empobrece la vida social. No todas las personas que coleccionan de forma compulsiva tienen los mismos patrones”.

—¿Coleccionar es una prolongación de su personalidad?

—Sí, los objetos pueden ser elementos simbólicos y suplir la frustración de no tener una pareja o un trabajo, pueden desplazar hacia el objeto ese valor que no consiguen en otros espacios de la vida. La colección puede migrar, la persona puede cambiar de una estampilla a una vajilla o a soldados de guerra, porque lo importante tiene que ver con el llenar ese espacio.

—¿Es una adicción?

—No, porque en las adicciones hay una perturbación de la vida diaria, ya que la persona está constantemente preocupada de consumir una sustancia o realizar una actividad. Un coleccionista puede hacer su vida normal.

—¿Hay niveles de narcisismo?

—Puede que ser que para algunas personas el coleccionar objetos de valor sea un símbolo de estatus y tenga como finalidad posicionarse en la sociedad, delante de amigos o conocidos y, por lo tanto, se acerca a un perfil narcisista. Pero no podríamos decir que es un patrón común del grueso de los coleccionistas, no es algo que compartan, como sí lo es el perfeccionismo, la meticulosidad, la disciplina, que es lo que pueden tener para hacer una colección.

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