Chinos conmemoran los 40 años de las reformas de Deng Xiaoping.

China celebrará mañana los 40 años del inicio de una transformación que cambió al mundo. Cuatro décadas desde que comenzó el “Gaige Kaifang” que literalmente significa “Reforma y Apertura”. Una iniciativa impulsada por Presidente Deng Xiaoping que se adelantó a Mijail Gorbachov y su Glasnost y Perestroika, y que en 1978 que sentaron las bases para el espectacular vuelco del gigante asiático: Abrirse al mundo y a la economía de mercado.

Las reformas de Deng, lanzadas oficialmente el 18 de diciembre de 1978 en el congreso del Comité Central del Partido Comunista de China, precipitaron una de las mayores creaciones de riqueza de la historia. Los números avalan esta rápida e increíble transformación.

Si tras la muerte de Mao el PIB de China representaba el 1,8% de la economía mundial, hoy representa el 15%, transformándose en la segunda economía detras de Estados Unidos. En estos 40 años desplazó a Japón, Alemania, Francia, Italia, y al Reino Unido. Con crecimientos anuales en su PIB que de 1978 a 2013 osciló entre 9,5% y 11,5% anual.

Hoy China además el primer exportador mundial según datos del Fondo Monetario Internacional. Hace 40 años atrás, las exportaciones del gigante asiático representaban solo el 0,8% del intercambio global. El 1 de enero de 2016 desplazó a Alemania al tercer lugar y el 30 de junio de ese mismo año mandó a Estados Unidos al segundo puesto.

Además, las reformas del ‘78 hicieron que China se levantara como poder mundial que trajo por defecto un cambio de los intereses geopolíticos internacionales a favor de Beijing la actual “niña mimada” de Occidente.

Cómo comenzó todo

Las reformas económicas comenzaron después de que Deng Xiaoping y sus aliados reformistas en el PC se deshicieran de la facción maoísta. Cuando Deng tomó el poder, había un amplio apoyo entre la élite para las reformas económicas.

Durante los primeros años de la reforma económica de Deng, cientos de millones de chinos abandonaron el campo, establecieron negocios en ciudades o comenzaron a trabajar en las fábricas que impulsaron a China en la conquista de la industria manufacturera.

Los que decidieron quedarse en sus granjas también vivieron un cambio. Las reformas permitieron a los agricultores pasar de la agricultura colectiva a la agricultura familiar. Ello aumentó su eficiencia y permitiéndoles obtener ingresos adicionales mediante la venta de cultivos excedentarios.

Si en 1978 las empresas privadas representaban el 0%, hoy en día, el sector privado chino genera el 60% de la producción nacional, el 70% de la innovación tecnológica y el 90% de los nuevos empleos.

La economía de China se divide principalmente en el sector primario (agricultura), el sector secundario (construcción, manufactura) y el sector terciario (servicios). En cuanto a la contribución de los principales sectores al PIB chino, en 1978, la agricultura representaba el 27,7% de la economía, el secundario el 47,7% y los servicios el 24,6% según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de China.

Hoy la realidad es que el sector primario representa el 7,9% de la economía china, la construcción y manufactura el 40,5% y el sector terciario el 51,6%. Todo esto hizo que en 40 años la esperanza de vida de los chinos pasara de 66 a 76,4 años.

Cambios y ¿problemas?

La economía china se expandió 6,5% en el tercer trimestre de este año, el ritmo más lento desde de la crisis financiera mundial de 2009, algo que preocupa. Así como también la guerra comercial en la que está enfrascada con el Estados Unidos de Donald J. Trump. Ambos problemas concentran la atención mundial. Sin embargo, el Presidente Xi Jinping vive hoy múltiples desafíos que aún no se logran solucionar: el envejecimiento de su fuerza laboral, la gigante deuda de los gobiernos locales y de muchas empresas y una contaminación ambiental que llevará décadas en solucionar.

Además, en los últimos años, Xi se ha alejado sistemáticamente de las reformas impulsadas por Deng. Por ejemplo, el Presidente chino eliminó el límite temporal que él impuso al mandato presidencial, creado para evitar que un líder —como lo había hecho Mao— se perpetuara en el poder. Además, Xi dejó de lado “el segundo plano” en política exterior que recomendó Deng en 1978. Por su parte, el sector público vuelve a ganar terreno sobre los privados que han sido el motor del crecimiento en las últimas décadas.

Otra crítica que se le hace al país es que “China no ha invertido en su activo más importante: su gente”, afirmó el economista Scott Rozelle de la U. de Stanford a Bloomberg. Según el censo realizado en 2015, sólo el 30% de la fuerza laboral terminó la educación secundaria. Eso pone a China detrás de todos los demás países de ingresos medios, entre ellos México y Sudáfrica.

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