Hace exactamente 16 días el empresario Manuel Cruzat Infante (78) acudió en persona al 15º Juzgado Civil de Santiago para ratificar su firma y activar así una millonaria demanda contra cinco grandes actores del mercado de capitales y el Fisco chileno, entre otros.

La acción legal busca que todos ellos le paguen una indemnización por US$ 916 millones por lo que calificó como la “orquestación de un esquema fraudulento” destinado a quitarle el control de Curauma, el megaloteo inmobiliario en las afueras de Valparaíso, a través del Grupo CB, su ex conglomerado.

¿Una conspiración?

La acción judicial que ahora esgrimió Cruzat, configurada como una “demanda de indemnización de perjuicios por fraude civil”, es más amplia en monto, actos denunciados y actores involucrados que otra que ingresó a mediados de julio pasado y en la que exigía básicamente a Euroamérica y Banco de Chile una mera “indemnización de perjuicios por responsabilidad civil”. Este primer intento fue rechazado por cuestiones de forma por el 2° Juzgado Civil de Santiago.

Ahora, Cruzat —como controlador del ex grupo CB y en representación de su esposa, María Delia Valdés— fue judicial y solidariamente en contra de Euroamérica S.A., Euroamérica Seguros de Vida, Administraciones y Proyectos Euroamérica, Fisco de Chile, BBVA, Banco Santander, BCI, Banco de Chile, Fondo de Inversión Privado Celfin Rentas III, ninguno de los cuales se quiso referir al tema tras ser consultados. La demanda, además, se extiende a Marsella Fondo de Inversión Privado (ex socios en Curauma), la Municipalidad de Valparaíso y otros dos particulares.

En la tesis de los abogados de Cruzat para sustentar esta demanda señala que “los demandados (en 2013) actuando concertadamente algunos (en alusión a los bancos y fondos) y por negligencia y falta de cumplimiento de procedimiento internos, otros (actores públicos), permitieron la concreción de un esquema fraudulento fraguado por Euroamérica Seguros de Vida para despojar al Grupo CB de los inmuebles más valiosos que detentaba, todo ello en el marco de la quiebra de Curauma”, dice la demanda.

Auge y caída

Cruzat encabezó el que fue, por lejos, el principal grupo económico chileno hasta antes de la crisis financiera de 1982, pero tras esa recesión perdió la mayoría de sus compañías, asumiendo un fuerte cuestionamiento por parte de las autoridades de la época y la desconfianza de parte de los bancos.

Hasta antes de la crisis de 1982 Manuel Cruzat era dueño, entre otras empresas, de Elecmetal (hoy en manos del grupo Claro), Copec (ahora del grupo Angelini), Banco Santiago (de Banco Santander), CCU (del grupo Luksic) y el Consorcio Nacional de Seguros (actualmente de las familias Hurtado, Fernández y Garcés).

Según diversos cálculos, Cruzat mantenía un patrimonio de US$1.000 millones de la época y pasivos por US$700 millones. Estos últimos finalmente hicieron desaparecer al grupo tras la masiva quiebra de empresas e intervención de la banca ocurrida en esa época.

Luego, a fines de los 90, Cruzat resurgió con el denominado Grupo CB (ver recuadro), un holding tecnológico, financiero e inmobiliario, cuyo mayor patrimonio era el megaloteo inmobiliario Curauma (con más de 530 hectáreas a las afueras de Valparaíso), valorizadas por el propio Cruzat en su demanda en unos US$500 millones. Sin embargo, a partir de 2012 el empresario nuevamente afrontó problemas financieros y entró en pugna con sus acreedores, tras lo cual debió cerrar o ver la quiebra de sus compañías, hasta llegar nuevamente a la extinción de su grupo.

La editorial que publicó el empresario en su página web

“La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”

Hoy el Grupo CB está reducido a una página web: cb.cl, dedicada a difundir ideas sobre políticas públicas. El 28 de septiembre, el propio Manuel Cruzat publicó allí una editorial titulada: “La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”.

En ella aborda la última crisis de sus empresas: “Nuestro Grupo ha sufrido durante estas décadas de innumerables transgresiones al Orden Público Económico, de parte de autoridades y privados”, sostuvo.

“El daño ha sido inmenso. La publicidad adversa ha pretendido justificar estas acciones con una gigantesca campaña de mentiras. Los daños sociales también han sido de envergadura. Sólo para ilustrar episodios recientes, la operación de Cornershop-Walmart (por US$225 millones), pone de relieve lo que significó la destrucción de nuestra empresa Capitales S.A., que hace 20 años enfocó su actividad en aplicar las tecnologías modernas a todos los sectores: pagos electrónicos, sector financiero, comercio, transporte, educación, salud”, agregó Cruzat.

“Otro caso inaudito es la paralización del Proyecto Ciudad Curauma, con serias implicancias urbanas para toda la Macrozona Central”, sentenció.

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