Como vecinos teníamos una boutique elegantísima. Iban las señoras del alto mando”.

Isabel Aninat, galerista

Tiene pasajes conectados, con buenas veredas. Podría ser espléndido”.

Iván Poduje, urbanista

Al fondo del paseo La Villa, a una cuadra de la intersección de Avenida Providencia con Suecia, se divisa la imponente torre Costanera Center. La imagen contrasta con los 20 locales de fachada estilo inglés de este sector que, en los 90, fue lo más refinado de la comuna.

Rosendo Cerda (72) es el conserje de La Villa, por el que transitan mil personas diariamente. Vela por la seguridad y limpieza desde 1988, cuando se inauguró. Cuenta cómo ha cambiado este pasaje, usado como atajo por muchos que desean llegar a la estación del metro Los Leones, en la esquina de Suecia y Providencia. “Hoy aquí es más tranquilo; en los 90 era mucho más inseguro”, comenta.

A fines de los años 80, este callejón tuvo tiendas lujosas como la joyería Mosso. Y Suecia albergó varias galerías de arte. Todos se fueron.

Pero hoy vive un renacer. Actualmente hay locales como la heladería artesanal Blanca; el café Holley y la barbería Gallo de oro, que afuera de su vitrina con ambientación rockera, tiene una moto Renegade como decoración. Su dueño, Mauricio Acuña, cuenta que desde que se instaló en marzo, el flujo de clientes ha sido “fantástico”. “Diariamente recibimos a unos 40 hombres que vienen a cortarse el pelo o a perfilarse la barba”, dice.

En la esquina, en el café Holley, su propietario Fredy Durán también saca cuentas alegres. “Me instalé en este paseo hace dos años sabiendo que con la llegada nueva línea del metro habría más flujo peatonal. El barrio se ha activado”, dice.

Durán cuenta que hace un año, junto a diez locatarios, formaron una asociación gremial para sacar adelante el sector. Patricio Ovalle, director de Desarrollo Local de la Municipalidad de Providencia, explica que trabajan por este mismo objetivo con la agrupación: “Estamos implementando un diseño para que la marca ‘Barrio Holley' potencie sus atractivos como conectividad y gastronomía”. Entre los nuevos atractivos en el eje General Holley y Suecia, Ovalle destaca La Cava del Sommelier como un bar con precios que “democratizan” el acceso a los “mejores vinos”; además del bar de cervezas Buena Barra, donde estuvo el pub Louisiana.

El despegue gastronómico también se visibiliza en Santa Magdalena (entre Andrés Bello avenida Providencia). En esta cuadra está la chocolatería Brussels Heart of chocolate, la Tetería y locales como Marlon (bar de tapas), en Andrés Bello.

“Donde estuvo la galería hubo un crimen”

En los 90 el barrio Suecia se conviritió en el epicentro del “carrete” santiaguino, con disturbios y delincuencia, algo que el ex alcalde Cristián Labbé quiso terminar al no renovar las patentes de alcohol a los locales. Fueron esos excesos lo que hicieron que otro tipo de locales se fueran.

El urbanista Iván Poduje rememora el barrio Suecia, el que hace 30 años albergó estilosas boutiques de arte y moda en casas de estilo neo francés. En su apogeo estuvieron los diseñadores José Cardoch y Rubén Campos. “Era lo más elegante de Santiago, pero la delincuencia produjo el éxodo de estas tiendas”, dice Poduje.

En Suecia (0161), Tomás Andreu arrendó junto a Josefina Urzúa, entre 1985 y 1993, un “caserón bien encachado de fines de los 50”, donde instalaron la galería de arte Praxis. “Me encanta ver el barrio como está. Hace años Suecia estuvo peor, era dramático. En la casa donde estuvo la galería hubo un crimen, pero hoy hay un edificio de oficinas enorme”.

La galerista Isabel Aninat también recuerda cuando en 1983 puso la galería Plástica 3, en Bucarest 151. “Tenía una ventana a la calle donde una vez exhibimos una obras con contenido político fuerte. Lo insólito es que como vecinos teníamos una boutique elegantísima a donde venían todas las señoras del alto mando militar”. Y añade: “Me da nostalgia cuando voy al barrio y milagrosamente todavía se conserva la misma casa”.

Tres décadas después de la época glamorosa del barrio, Poduje toma un té en la terraza del café Holley. Dice que el sector tiene mucho más potencial del que se ve. “Me llama la atención que haya locales en mal estado, que exista un motel y un desolado paseo peatonal. Algo raro urbanísticamente pasa en el circuito de Holley, Holanda y Bucarest, que no le da vigencia al barrio. Tiene pasajes conectados, con buenas veredas. Podría ser espléndido”.

Aunque en 2007 el plan regulador otorgó nuevas condiciones de altura para fomentar proyectos inmobiliarios, el urbanista insiste en que para que el barrio “arranque” como un polo de oficinas y comercio, debe densificar su edificación. “La municipalidad tendría que modificar su plan regulador reduciendo sus exigencias de distanciamiento entre los edificios que se construyen y las casas, así se incentivaría esa inversión. Además, reducir sus altas exigencias de estacionamientos; que no tiene sentido con el metro”.

Según la municipalidad, el único permiso de edificación del sector es de una obra ubicada a un costado sur de General Holley (entre Suecia y Bucarest). El proyecto, de 17 pisos, comenzó en agosto y finalizaría en 2020.

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