Mabel Ruiz

Luego de crear una máscara en Chiloé, la artista Carolina Cruz Correa decidió crear un carnaval que mostrara la importancia de la naturaleza y la mitología sureña. Así, luego de hacer un documental sobre mascareros, llegó a Venecia donde recibió apoyo y la impulsaron a hacer realidad su idea. De esa forma, y luego de mucho esfuerzo, el Carnaval del sur está a punto de realizar su quinta versión en la ciudad de Puerto Varas.

Quienes estén en esa ciudad, el 2 de noviembre, podrán interactuar con artistas que representarán de forma mágica a ranitas de Darwin, monitos del monte, y distintas aves y mamíferos propios del sur. Incluso, podrán conocer, si es que logran contenerse, a personajes mitológicos como la Fiura (una criatura maligna de Chiloé) o al mismísimo Trauco.

Desde el 29 de octubre, comenzarán distintas actividades en Puerto Varas para acercar a la familia la importancia de la conservación del entorno.

—¿Cómo nace esta idea de hacer un carnaval en el sur?

—Yo estaba viviendo en Buenos Aires y fui a ver a mi familia a Chiloé, a recuperar un poco la identidad con mi familia. Entonces ahí creé la máscara chilueña, que fue el primer tema del Carnaval del Sur en 2010. Y de eso, hice un documental y lo subtitulé en alemán. Y se fue a Europa. Y en Europa me llamó el director del Carnaval de Venecia. Tuvimos reuniones con él y me dijo «ya, nosotros podemos patrocinar esta idea, es súper interesante, si quieren se vienen a trabajar con nosotros».

—¿En Chile tenemos cultura relacionada con las máscaras?

—No, para nada, no es de nuestra cultura. Si revisamos hacia el pasado, lo único que es visible es las máscaras de los Selknam. Usaban máscaras para sus rituales. Y posterior a la colonia, los mapuches elaboraron el Kollon como protección a su perplejidad en frente del invasor. Entonces, cultura de máscara nosotros no tenemos. Yo armé una fundación por esto, que trata de difundir, investigar, todos los conceptos de la máscara.

—¿Qué significan las máscaras en este Carnaval?

—La máscara es un elemento, que no solamente distingue o presenta una cultura, sino que en el contexto del carnaval, la máscara termina con las clases sociales. Y ese para mí es el factor más relevante. En el Carnaval del sur participa todo el mundo, el que quiere. Y es para nosotros la mejor forma de poder explicarle a un niño cómo cuidar su entorno. O sea, el trabajo que hemos hecho, nos dábamos cuenta que los niños no tienen idea lo que es un Chilco o un Arrayán. No saben lo que significa endémico.

—¿Aunque convivan con eso todo el tiempo?

—Sí, exactamente. No saben lo que tienen en su entorno. Están tan enajenados con las nuevas tecnologías que en realidad descartan algo que es tan valioso, y que es lo que finalmente nos va a permitir continuar como humanidad. Entonces, nosotros estamos súper ocupados en educar.

—¿Qué diferencia se da que se haga este carnaval en el sur?

—El lugar es idóneo. La belleza que tenemos es una condicionante y otra cosa es la descentralización. Santiago está colapsado. Creo que en regiones se necesitan personas que tengan nuevos conocimientos, que vayan refrescando contenido y que hagan que exista un desarrollo del arte y la cultura un poco más equitativo en el país.

—En comparación con otros países, Chile no tiene cultura de carnaval. ¿Por qué?

—Obviamente los países que tienen más historia que nosotros, seguramente llevan más tiempo haciendo esto. Nosotros como Carnaval del sur tratamos primero revisar, lo que es propio. Y qué está antes de la inmigración y qué está antes de las culturas indígenas, está la naturaleza. El fío fío, siempre estuvo, ranitas de Darwin, Pudús, todo eso que ahora tenemos que cuidar para que no se termine.

—¿De qué forma participan las personas que están en los días del carnaval?

—Hacemos un recorrido por la ciudad, que lo marcamos en un mapa, entonces la familia va y camina. Y finalmente cerramos en el cerro Philippi, que lo intervinimos como si fuera un cuento. Por ejemplo, te puede recibir un grupo de ranas de Darwin o un monito del monte en un árbol. Puede parecer la fiura o el trauco a asustarte. Es un viaje vivencial. Y cuando termina, tanto los personajes del Carnaval del sur, como el público, caminan por la costanera de Puerto Varas saludando a la comunidad y a los turistas.

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