Está todo plenamente superado”.

Magdalena Matte, consultada por su conflicto con Van Rysselberghe, en 2011, a raíz de la entrega de subsidios por el terremoto.

Magdalena Matte se repasó el lápiz labial antes de sacarse selfies con simpatizantes de Macaya.

Este jueves, el diputado Javier Macaya llegará a la Región del Maule, zona que recorrerá hasta el sábado en compañía del senador Juan Antonio Coloma. Con este gesto explicitará finalmente su apoyo a la opción del jefe de bancada UDI a la presidencia del partido, buscando arrebatarle la reelección a la senadora Jacqueline van Rysselberghe.

Junto a Coloma, también se encuentra coordinando el periplo la ex ministra de Vivienda del primer gobierno de Sebastián Piñera, Magdalena Matte. Justamente en esa región, su marido y actual ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien también apoyaría la lista de Macaya, fue senador por 24 años. Ella, sin embargo, también generó redes propias al impulsar, por ejemplo, 230 talleres de capacitación para más de tres mil mujeres en el Maule Sur.

“Voy a ir y acompañar a Javier en Linares, porque creo que sería un muy buen presidente de la UDI, así que vamos a apoyarlo”, confirma la ex ministra, recalcando que de todas formas su idea no es volver a la primera línea política.

No recuerda exactamente cuándo firmó su militancia por la UDI, pero lo hizo tras la muerte de Jaime Guzmán, al igual que el actual ministro de Justicia. El ideólogo del gremialismo fue su amigo. Incluso, en 1974, fue testigo de su matrimonio con Hernán Larraín y, una década más tarde, Guzmán fue padrino de la penúltima de sus seis hijos, María José.

Hoy, Matte aboga para que el proyecto de la UDI retorne al ideario de Guzmán. “El objetivo principal de este grupo, y es lo que a mí me gusta, es que quieren hacerse cargo y volver a la UDI popular, sabiendo que los vulnerables de hoy no son los de hace 30 años. Hay que dirigirse a la tremendamente sacrificada clase media, eso fue lo que hizo Jaime, al llevarnos a todos a la UDI popular”, profundiza.

Dice que a Macaya lo conoce hace tiempo y que le tiene “mucho cariño”. Incluso, la oficina que tenía como abogado el hoy diputado en el estudio Jurídico Domínguez, Ossa, Long y Macaya (DOLM) está en el mismo edificio en calle Roger de Flor, Las Condes, en el que hace seis años trabaja como Consultora Senior en Perceptiva (del abogado e histórico militante UDI Manuel Cereceda).

Pero fue el año pasado, tras la campaña a diputado del ahora vicepresidente UDI, Guillermo Ramírez, que los lazos se consolidaron.

Ramírez fue secretario general de la directiva de transición que encabezó su esposo y ha sido uno de los articuladores de la disidencia a Van Rysselberghe.

“Tras apoyar a Guillermo en su campaña a diputado, quedamos conectados”, se explaya.

Además de este rol territorial en la campaña de Macaya en El Maule, Matte también ha sido parte del comité de contenidos del diputado, que también integran el hijo del ministro del Interior, Andrés Chadwick Costa; el cientista político Gonzalo Cordero, el ex edil Francisco de la Maza, la concejala Carolina Cotapos —esposa del histórico asesor comunicacional UDI, Manfredo Mayol— y el diputado Juan Antonio Coloma Álamos, carta a secretario general de la lista.

De ese equipo, que trata de reunirse una vez a la semana en Santiago, surgió el documento rector de esta campaña “UDI: Plan 2020”, que aterriza las medidas de gestión interna y de políticas públicas que buscará promover Macaya.

Según la ex ministra, el texto va más allá de lo estrictamente político, incluye, por ejemplo, iniciativas en materia cultural y medioambiental. Este trabajo fue elaborado sobre la base de un informe que el equipo cercano a Macaya redactó tras recorrer el país y antes de oficializar la lista.

Roces con la ex intendenta

Con la senadora Jacqueline van Rysselberghe, Magdalena Matte también tiene una historia.

En 2011, en plena labor de reconstrucción tras el terremoto del 27-F, la ex ministra se declaró “absolutamente indignada” con las declaraciones formuladas por la entonces intendenta del Biobío en las que insistía que el otrora subsecretario de Vivienda, Andrés Iacobelli, había dado su visto bueno a la entrega de subsidios a los pobladores de la Aurora de Chile, algo que Matte negó categóricamente.

No obstante, un audio de una conversación de Van Rysselberghe con vecinos, filtrado a la prensa por el senador Alejandro Navarro, reveló que la entonces intendenta admitía haber exagerado la situación de algunos pobladores con problemas de viviendas para que recibieran subsidios de la reconstrucción. Dos meses después del incidente, ella renunció a su cargo.

Ese mismo mes, también Matte dio un paso al costado en su rol de ministra, por los cuestionamientos surgidos tras la decisión —no materializada— de pagar una millonaria indemnización a la empresa constructora Kodama para compensar el mayor costo en la construcción del corredor Pedro Aguirre Cerda de Santiago.

Mirando hacia atrás ese impasse con la actual senadora por el Biobío, la exministra agrega: “Está todo plenamente superado”.

Ingeniera civil de la Universidad Católica —una de las tres mujeres que se titularon en su generación—, la ex ministra sufrió la pérdida de su padre, Arturo Matte Alessandri, en 1965, cuando ella tenía 14 años y él 39. Según comenta, él era un socialista “duro”, cercano a Salvador Allende, Clodomiro Almeyda y José Tohá, entre otros. También fue amigo de Pablo Neruda.

También es prima en tercer grado de los empresarios y actuales controladores de Empresas CMPC, Patricia, Eliodoro y Bernardo Matte Larraín. Su abuelo Arturo era tío en segundo grado de Eliodoro Matte Ossa, padre de los tres hermanos Matte.

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(Viene de la página 7)

“Es una colaboración ad honorem”, se apresura a aclarar Gonzalo Cornejo, ex alcalde de Recoleta, ex mano derecha de Pablo Longueira y hoy uno de los principales asesores de la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe.

El abogado trabaja con la presidenta gremialista desde la campaña que la llevó al cargo el 2016 en competencia con el diputado Jaime Bellolio. Sin embargo, hasta la semana pasada, había mantenido un bajo perfil.

Cornejo, quien después de 9 años volvió a militar en la UDI, integró la reducida comitiva de Van Rysselberghe, en el viaje sorpresivo que la llevó a Río de Janeiro, para reunirse, el miércoles pasado, con el candidato presidencial brasileño, Jair Bolsonaro.

“Tener la posibilidad de estar con el próximo Presidente de Brasil, el hombre que va a manejar la novena economía del mundo, tiene un atractivo especial”, comenta Cornejo, quien apareció en algunas imágenes difundidas por la prensa el día del encuentro.

El viaje, que no fue avisado a gran parte de la directiva UDI, molestó al vicepresidente de la colectividad y senador Juan Antonio Coloma, quien apoya a la lista de Javier Macaya y Juan Antonio Coloma Álamos, su hijo.

La mano de Longueira

La jugada sorpresiva de Van Rysselberghe, sin embargo, fue defendida por el senador Víctor Pérez, a quien incluso le hizo recordar la mano de antiguos timoneles de la UDI, particularmente de Pablo Longueira, quien solía tomar decisiones inesperadas para remecer el debate político. Ejemplo de ello fue cuando acordó, en 2003, con el entonces ministro José Miguel Insulza, una agenda para enfrentar los escándalos de corrupción. Igual de sorpresivas fueron dos movidas, ocurridas en 2001, cuando Longueira ofreció los votos de los UDI para arreglar el error de inscripción de de la DC o cuando convenció al entonces almirante Jorge Arancibia para competir como senador.

Precisamente, Cornejo es reconocido en el partido por ser amigo y discípulo de Longueira desde los noventa.

Aunque se formó en la Universidad Diego Portales, perteneció a la generación que conoció personalmente a Jaime Guzmán. Estuvo en las tertulias en su casa y trabajó en la emblemática campaña senatorial de 1989 del fundador de la UDI. Entre 1990 y 1993, presidió la juventud del partido y se incorporó a la directiva, donde forjó su amistad con Longueira.

En 2012, cuando el ex senador fue llamado por el Presidente Sebastián Piñera para asumir como ministro de Economía, Cornejo se transformó en su principal asesor político.

Luego, en 2013, siguió a Longueira en su aventura presidencial (otra de sus acciones sorpresivas), frente al RN Andrés Allamand, a quien venció en una primaria de la centroderecha.

No obstante, luego del cuadro depresivo que obligó al caudillo UDI a abandonar la carrera, Cornejo continuó como jefe territorial de Evelyn Matthei. Allí consolidó un lazo con la ex senadora, quien lo fichó para su campaña a la alcaldía de Providencia en 2016.

Desde el año pasado, el abogado mantiene un contrato a honorarios como asesor comunicacional con dicho municipio con una remuneración mensual de $3.416.666. “Es la única remuneración pública que tengo, pero obviamente no vivo de eso. Tengo varias sociedades vigentes, soy consultor de varias agencias, trabajo en manejo de crisis para varias empresas y tengo mi oficina de abogado”, precisa Cornejo.

Su refichaje

La reaparición pública de Cornejo en el viaje a Brasil venía precedida de otro hecho político, que se mantenía en reserva. El 1º de septiembre pasado decidió firmar de nuevo por la colectividad, motivado, según dijo, “por la exitosa gestión de la «Coca», cuyo liderazgo es lo que la UDI necesita”.

Hoy, junto al senador Pérez y al hoy subsecretario de Minería, Pablo Terrazas, Cornejo forma parte del trío más cercano de la senadora.

Y como asesor ad honorem de la jefa gremialista se ha integrado a los desayunos del equipo de comunicaciones, que se realizan en la sede la UDI, todos los martes. “Pero no se ven ahí los temas de contenido estratégico ni las definiciones de fondo del partido”, aclara el ex edil.

Su alejamiento de la colectividad comenzó en 2008 con la investigación judicial iniciada a partir del informe de Contraloría que denunció irregularidades entre la Municipalidad de Recoleta —en los tiempos en que era conducida por Cornejo— y la empresa de gestión computacional GMA. Ese año, Cornejo, quien llevaba 8 años en la alcaldía, no repostuló, en vista de que un grupo de diputados gremialistas lo llevó al Tribunal Supremo del partido. En su reemplazo compitió Sol Letelier, quien ganó las elecciones ese año. Un año después, Cornejo renunció a su militancia, dado que su escenario judicial empeoraba.

En 2011, luego de Tercer Juzgado de Garantía de Santiago cerrara la investigación sin cargos en su contra, Cornejo intentó volver a la UDI. No obstante, debido a sus diferencias con Jovino Novoa —quien apoyó la reelección de Letelier—, Cornejo se mantuvo como independiente para competir como “descolgado” en las municipales de 2012.

La división de fuerzas en la derecha, entonces entre Letelier y Cornejo, permitió al comunista Daniel Jadue ganar la alcaldía de Recoleta.

“Declaré en varios casos y siempre he estado dispuesto a colaborar, pero nunca he sido formalizado ni condenado en eventual financiamiento irregular, platas políticas ni corrupción”, aseguró el ex alcalde a La Segunda sobre el proceso que vivió estos años.

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