Declaré en varios casos y siempre dispuesto a colaborar, pero nunca he sido formalizado ni condenado”.

Gonzalo Cornejo, consultado por el escenario judicial que vivió en los últimos años.

Gonzalo Cornejo se sentó alejado de las autoridades y mientras escuchaba a Van Rysselberghe comió pan con mantequilla.

“Es una colaboración ad honorem”, se apresura a aclarar Gonzalo Cornejo, ex alcalde de Recoleta, ex mano derecha de Pablo Longueira y hoy uno de los principales asesores de la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe.

El abogado trabaja con la presidenta gremialista desde la campaña que la llevó al cargo el 2016 en competencia con el diputado Jaime Bellolio. Sin embargo, hasta la semana pasada, había mantenido un bajo perfil.

Cornejo, quien después de 9 años volvió a militar en la UDI, integró la reducida comitiva de Van Rysselberghe, en el viaje sorpresivo que la llevó a Río de Janeiro, para reunirse, el miércoles pasado, con el candidato presidencial brasileño, Jair Bolsonaro.

“Tener la posibilidad de estar con el próximo Presidente de Brasil, el hombre que va a manejar la novena economía del mundo, tiene un atractivo especial”, comenta Cornejo, quien apareció en algunas imágenes difundidas por la prensa el día del encuentro.

El viaje, que no fue avisado a gran parte de la directiva UDI, molestó al vicepresidente de la colectividad y senador Juan Antonio Coloma, quien apoya a la lista de Javier Macaya y Juan Antonio Coloma Álamos, su hijo.

La mano de Longueira

La jugada sorpresiva de Van Rysselberghe, sin embargo, fue defendida por el senador Víctor Pérez, a quien incluso le hizo recordar la mano de antiguos timoneles de la UDI, particularmente de Pablo Longueira, quien solía tomar decisiones inesperadas para remecer el debate político. Ejemplo de ello fue cuando acordó, en 2003, con el entonces ministro José Miguel Insulza, una agenda para enfrentar los escándalos de corrupción. Igual de sorpresivas fueron dos movidas, ocurridas en 2001, cuando Longueira ofreció los votos de los UDI para arreglar el error de inscripción de de la DC o cuando convenció al entonces almirante Jorge Arancibia para competir como senador.

Precisamente, Cornejo es reconocido en el partido por ser amigo y discípulo de Longueira desde los noventa.

Aunque se formó en la Universidad Diego Portales, perteneció a la generación que conoció personalmente a Jaime Guzmán. Estuvo en las tertulias en su casa y trabajó en la emblemática campaña senatorial de 1989 del fundador de la UDI. Entre 1990 y 1993, presidió la juventud del partido y se incorporó a la directiva, donde forjó su amistad con Longueira.

En 2012, cuando el ex senador fue llamado por el Presidente Sebastián Piñera para asumir como ministro de Economía, Cornejo se transformó en su principal asesor político.

Luego, en 2013, siguió a Longueira en su aventura presidencial (otra de sus acciones sorpresivas), frente al RN Andrés Allamand, a quien venció en una primaria de la centroderecha.

No obstante, luego del cuadro depresivo que obligó al caudillo UDI a abandonar la carrera, Cornejo continuó como jefe territorial de Evelyn Matthei. Allí consolidó un lazo con la ex senadora, quien lo fichó para su campaña a la alcaldía de Providencia en 2016.

Desde el año pasado, el abogado mantiene un contrato a honorarios como asesor comunicacional con dicho municipio con una remuneración mensual de $3.416.666. “Es la única remuneración pública que tengo, pero obviamente no vivo de eso. Tengo varias sociedades vigentes, soy consultor de varias agencias, trabajo en manejo de crisis para varias empresas y tengo mi oficina de abogado”, precisa Cornejo.

Su refichaje

La reaparición pública de Cornejo en el viaje a Brasil venía precedida de otro hecho político, que se mantenía en reserva. El 1º de septiembre pasado decidió firmar de nuevo por la colectividad, motivado, según dijo, “por la exitosa gestión de la «Coca», cuyo liderazgo es lo que la UDI necesita”.

Hoy, junto al senador Pérez y al hoy subsecretario de Minería, Pablo Terrazas, Cornejo forma parte del trío más cercano de la senadora.

Y como asesor ad honorem de la jefa gremialista se ha integrado a los desayunos del equipo de comunicaciones, que se realizan en la sede la UDI, todos los martes. “Pero no se ven ahí los temas de contenido estratégico ni las definiciones de fondo del partido”, aclara el ex edil.

Su alejamiento de la colectividad comenzó en 2008 con la investigación judicial iniciada a partir del informe de Contraloría que denunció irregularidades entre la Municipalidad de Recoleta —en los tiempos en que era conducida por Cornejo— y la empresa de gestión computacional GMA. Ese año, Cornejo, quien llevaba 8 años en la alcaldía, no repostuló, en vista de que un grupo de diputados gremialistas lo llevó al Tribunal Supremo del partido. En su reemplazo compitió Sol Letelier, quien ganó las elecciones ese año. Un año después, Cornejo renunció a su militancia, dado que su escenario judicial empeoraba.

En 2011, luego de Tercer Juzgado de Garantía de Santiago cerrara la investigación sin cargos en su contra, Cornejo intentó volver a la UDI. No obstante, debido a sus diferencias con Jovino Novoa —quien apoyó la reelección de Letelier—, Cornejo se mantuvo como independiente para competir como “descolgado” en las municipales de 2012.

La división de fuerzas en la derecha, entonces entre Letelier y Cornejo, permitió al comunista Daniel Jadue ganar la alcaldía de Recoleta.

“Declaré en varios casos y siempre he estado dispuesto a colaborar, pero nunca he sido formalizado ni condenado en eventual financiamiento irregular, platas políticas ni corrupción”, aseguró el ex alcalde a La Segunda sobre el proceso que vivió estos años.

(Continúa en la página 8)

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Aliados. Magdalena Matte y el senador Coloma volverán a reunirse el fin de semana en la visita de Macaya a El Maule.

Tregua de aniversario. El diputado Ramírez, clave en la articulación de la disidencia, conversa con la senadora.

La torta, con dos pisos de crema azucarada, no alcanzó.

Más de 1.400 militantes de la UDI, según datos de la organización, llegaron anoche hasta el restaurante “Los Buenos Muchachos” del barrio Brasil para celebrar, el cumpleaños 35 del partido, aunque con un mes de retraso (su fundación fue 24 de septiembre de 1983).

El festejo —a poco más de un mes de las elecciones internas de la colectividad, programadas para el 2 de diciembre— sirvió para medir fuerzas entre las dos listas en competencia: la encabezada por la actual presidenta del partido, Jacqueline van Rysselberghe, y la que lidera el diputado y jefe de la bancada, Javier Macaya.

El aplausómetro, con dos grandes barras de lado y lado, favoreció por poco a la primera… aunque los adherentes del segundo también se hicieron notar. Todo, a pesar de que el animador del evento pidió “respeto” en dos oportunidades, porque los gritos no dejaban continuar con el programa. A algunos integrantes de la juventud de la UDI, de hecho, se les indicó expresamente que estaba “prohibido gritar a favor de la Coca o Macaya” durante el despliegue de banderas en el escenario.

Y mientras desaparecían los primeros pisco sour, se proyectó un video institucional con la historia del partido, invitando a los presentes a “trabajar para que un militante llegue a la Presidencia”.

Antes de las 21 horas, y con la épica melodía de Robin Hood de fondo, llegó el Presidente Sebastián Piñera. Sólo se quedó lo justo para pronunciar un breve discurso en el que abogó por “la renovación de ideas”. Medio en broma, medio en serio, dijo que la clave para haber ganado dos presidenciales ha sido la unidad “y contar con un candidato extraordinario”.

“Pagar los costos”

En su calidad de anfitriona, Van Rysselberghe también hizo su discurso: “No le tenemos miedo la izquierda… Estamos dispuestos a pagar los costos de preservar nuestra identidad y defender nuestros principios y valores”.

Comiendo pan con mantequilla e instalado en la mesa para la prensa, siguió sus palabras su actual estratega y ex alcalde, Gonzalo Cornejo, el mismo que la ayudó a concretar su viaje a Brasil para reunirse con Jair Bolsonaro. En toda la velada, Cornejo se mantuvo en un segundo plano, lejos de los flashes y las cámaras de TV.

Quien no pasó inadvertida fue la ex ministra Magdalena Matte: sentada en primera fila, se repasaba el lápiz labial antes de sacarse las selfies con simpatizantes de Macaya, por quien ha trabajado en los contenidos de su campaña y, además, en la búsqueda de votos en El Maule. A su lado, su marido, el actual ministro Hernán Larraín.

La comida y el “comidillo”

¿El menú? Ensalada de lechuga, tomate, espárragos y choclo. Como plato de fondo, papas fritas con una carne a la parrilla “exquisita” según la ministra de la Mujer, Isabel Plá, quien llegó enfundada en un vestido animal print… sólo superado por la vistosa corbata rosa que se atrevió a usar su par de Interior, Andrés Chadwick.

El “comidillo” político más sabroso, sin embargo, se daba a esa hora en los estacionamientos, donde se reunían los fumadores para hablar.

En la lista de los ausentes, aunque mencionados y aplaudidos, los ex presidentes de la UDI Jovino Novoa y Pablo Longueira. De hecho, fue su mujer, Cecilia Brinkmann, quien subió al estrado para recibir un premio que se le entregó a varios de los dirigentes presentes: un cuadro con la evolución del logotipo de la UDI a lo largo de estos 35 años. “Que rasca el regalo”, criticó en voz baja una militante de Maipú, quien hizo notar el parecido que tenía el obsequio con el que recibió Miguel Bosé en el Festival de Viña.

En la mesa principal, además de los ya mencionados, estaba el senador Juan Antonio Coloma, quien si bien apoyó a Van Rysselberghe en la elección pasada, hoy respalda a su adversario. Y es que su hijo, el diputado del mismo nombre, va como secretario en la lista de Macaya.

La fiesta terminó antes de las 12.

Fans. Al diputado Patricio Melero también le pidieron selfies.

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