Todo tiene causa y origen. Y los brasileños parecen tenerlo claro tras los resultados del domingo, cuando el candidato ultraconservador, Jair Bolsonaro, obtuvo el 46,03% de los votos.

La cifra causó sorpresa en la mayoría de los analistas políticos y la prensa del país. Sin embargo, casi todos apuntaron al mismo origen al explicar el éxito de Bolsonaro: la suma hechos ocurridos estos últimos cinco años. “Hubo un cambio profundo en el sentimiento del elector, que la mayoría de los candidatos, a excepción de Jair Bolsonaro, tardaron en percibir”, aseguró el cientista político André Felipe a la edición de esta semana de la revista Istoé.

Hoy nadie se acuerda del “Brasil feliz” de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011). De ese país que hace una década crecía al 7,5% y de paso le quitaba a Madrid y París la sede de los Juegos Olímpicos.

Hoy todavía tienen en la mente las grandes manifestaciones iniciadas en 2013 en reclamo de mejores servicios públicos que culminaron con el movimiento que llevó al impeachment de Dilma Rousseff. Se acuerdan de que tomó posesión Michel Temer y los problemas de seguridad pública estallaron en todo Brasil: De las sangrientos rebeliones en cárceles a inicios de 2017 y de una escalada de violencia que sólo este año lleva más de 60 mil muertos. Todavía recuerdan que al mismo tiempo que estallaron las protestas, explotaron los casos de corrupción: el Mensalao en 2013 y Lava Jato en 2014, que hasta el día de hoy involucran a casi toda la clase política.

Además, el crecimiento económico de los dos gobiernos de Lula da Silva —que se basó principalmente en las exportaciones de materias primas y un aumento del consumo interior incentivado desde el Estado— se acabó. El PIB de 2016 fue de -3,6% y el del año pasado de 1%. Además, el desempleo comenzó a subir año a año. En 2014 fue del 6,8%; en 2015, del 8,5%; en 2016, del 11,5%, y en 2017, del 12,7%.

Así, “en la cabeza del brasileño medio, la profunda crisis económica fue causada por la corrupción”, señaló a La Nación de Buenos Aires el analista político Mauricio Santoro, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. La herencia de Rousseff, el descalabro económico que dejó, pesó mucho más que los buenos recuerdos del pasado. “Cuando la selección alemana zurró a la brasileña 7 a 1 en la semifinal del Mundial de 2014, los brasileños vieron la paliza como una imagen en el espejo y no como un partido de fútbol”, publicó el diario El País de Madrid.

El discurso simple

Con este panorama, Bolsonaro acusó recibo de lo que decían las calles y de los problemas que preocupaban a la población desde 2013. Y utilizando un lenguaje sencillo y de fácil comprensión —justamente como el de Lula en 2002— comenzó a llegar a las personas, pese a llevar 27 años en la Cámara de Diputados sin nunca destacarse por sus iniciativas parlamentarias. “En campaña, mientras Geraldo Alckmin hablaba del Impuesto de Valor Agregado, algo que pocos entendían, Bolsonaro hablaba de seguridad”, agrega André Felipe.

Como explicó esta semana el diputado Onyx Lorenzoni, hombre que suena como jefe de gabinete en un posible gobierno de Bolsonaro, ésta fue una de las claves de su éxito electoral. “Se cambió el concepto de una campaña. Mientras los demás candidatos hacían promesas, propuestas milagrosas, vendían terrenos en la luna, Bolsonaro prefirió vender conceptos y valores. Se convirtió también en el que mejor supo valerse de las redes sociales. Y las personas que se organizaron en ellas para las protestas de 2013 comenzaron a adherirse a él”, afirmó Lorenzoni.

Según el análisis que hace Istoé, la consolidación de Bolsonaro muy difícilmente será revertida en segunda vuelta. La primera encuesta posdomingo confirmaría ese escenario. Muestra a Bolsonaro con el 58% de los votos válidos, frente al 42% de Fernando Haddad. Para alcanzarlo, candidato del PT tendrá que ganar alrededor de un millón de votos por día. Una misión casi imposible. Sin embargo, afirma O Globo, los problemas del PT comenzaron al mismo tiempo que comenzó la campaña: el partido subestimó el rechazo que tenía de la gente y se equivocó con la idea de que un elegido por Lula siempre funciona.

Para la campaña de segunda vuelta

Y Haddad se olvida de Lula da Silva

“No vengas más”. Esas fueron las palabras que le dijo en la cárcel de Curitiba el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva al candidato de su partido, Fernando Haddad, al otro día de conocer los resultados de la primera vuelta. Como explica la prensa brasileña, el Partido de los Trabajadores y su encarcelado líder se habrían dado cuenta de que gran parte del éxito electoral de Jair Bolsonaro se debió al rechazo que tiene el PT.

Y en brusco cambio, ahora Haddad trata de disociar su marca de la de Lula y el PT, que muchos identifican con la corrupción. Para la campaña de segunda vuelta sacó toda alusión a Lula de su propaganda electoral: Así, el eslogan “Haddad es Lula 2018”, que estaba en banderas, poleras, chapitas, stickers, y cuanto souvenir había, fue borrado en dos días. También cambiaron el rojo de campaña por el verde-amarillo.

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Como consecuencia del decreto supremo que lo eximió del estado clerical el pasado 28 de septiembre, Fernando Karadima estaba obligado a dejar de recibir el apoyo económico de la Iglesia, pues dejó de ser sacerdote.

Así, según confirma el Arzobispado de Santiago, el ex párroco de El Bosque se ha visto obligado a asumir sus gastos personales.

“Entró en vigor automáticamente desde ese mismo momento y de ello fue notificado oportunamente”, explican desde la institución.

La medida firmada por el Papa Francisco le exige también dejar de dormir y habitar el hogar de ancianos San José. “El señor Karadima debe dejar el hogar de acuerdo a lo que determine la dirección de la institución. Él es el responsable de sus gastos. Tiene claro que todo depende de él”, ratifica el organismo católico. enfatizando que está haciendo un seguimiento de esta situación para verificar el total cumplimiento de lo establecido por el decreto pontificio.

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Un comunicado de prensa enviado ayer desde la oficina del diputado Vlado Mirosevic (PL) indicaba que el diputado de Renovación Nacional y “presidente” de la bancada evangélica, Leonidas Romero, llevó a Mirosevic a la Comisión de Ética de la Cámara Baja, por la forma en que el parlamentario por Arica defendió a la actriz transexual Daniela Vega.

Pero, según aclararon los diputados de RN, su llamada “bancada evangélica” no tiene presidente.

Precisaron también que no tienen más quejas respecto de la información proporcionada por el parlamentario del Frente Amplio, pues efectivamente Romero pidió pasarlo a la Comisión de Ética luego de que Mirosevic dijera que él es “representante de una política cavernaria”. Y ello, luego de que el diputado de RN aseverara en mayo que “hasta lo que yo sé (Vega) no se ha operado. Es hombre. Nació hombre. Su ADN es hombre”.

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