Argentina ha sido

reconocida por su

sistema educativo,

especialmente el

público”

Jorge Becerra,

BCG

En Argentina hay más apertura al talento: no importa tanto dónde estudiaste, sino

como rendís”

Esteban Rodríguez,

Accenture

Horacio Barbeito, gerente general de Walmart Chile.

La primera fue Walmart. La segunda, Falabella. Y la tercera, Cencosud. Líderes en el negocio del retail, una es estadounidense; las otras dos, chilenas. Y las tres tomaron la misma decisión: poner a la cabeza de sus organigramas a ejecutivos de nacionalidad argentina.

Walmart, la mayor cadena de supermercados del país, nombró en febrero de 2015 a Horacio Barbeito (50)como su gerente general en Chile.

Oriundo de Concordia, provincia de Entre Ríos, y titulado de Comercio Internacional en la Universidad Argentina de la Empresa, Barbeito ha hecho casi toda su carrera en esta multinacional, donde lleva23años.

Hace seis meses, Sandro Solari, hijo de una de las cinco ramas de la familia controladora de Falabella, la mayor empresa de retail chilena y la segunda en valor bursátil, le pasó la posta de la gerencia general a Gastón Bottazzini.

Nacido en Buenos Aires, 48, bachiller en ciencias de la U. de California (Davis) y MBA en Harvard, llevaba 12 años trabajando en la consultora estratégica Mckinsey cuando lo reclutó Falabella para hacerse cargo del negocio financiero hace una década.

De Mckinsey vienen también los argentinos Gonzalo Somoza, gerente corporativo de tiendas por departamento, y Juan Manuel Matheu, quien reemplazó a Bottazzini en servicios financieros.

Consultados por La Segunda ni Bottazzini ni Barbeito aceptaron entrevistas.

Este lunes Cencosud, la cadena de retail propiedad de Horst Paulmann, quien vivió 21 años en el país vecino, designó a dos gerentes corporativos argentinos: Eric Basset, 44, abogado de la U. de Buenos Aires, a cargo de mejoramiento del hogar, y Matías Videla (45) en la división de centros comerciales.

La mirada de sus compatriotas

“Argentina ha sido reconocida, más allá de la crisis de los últimos años, por su sistema educativo, tanto público como privado, pero especialmente el público”, afirma Jorge Becerra, socio de la consultora Boston Consulting Group (BCG) desde hace 23 años y director ejecutivo para Latinoamérica con asiento en Chile.

La experimentó en carne propia: estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, “público, extremadamente exigente y diverso”, que depende de la Universidad de Buenos Aires, a la que entró hace 40 años a cursar Ingeniería Industrial.

Cree que “la combinación de una buena educación, una sociedad abierta en la que no importa el barrio en que vivías y muy aspiracional en el buen sentido, con deseos genuinos de mejorar, hace que los ejecutivos argentinos empiecen a ganar posiciones dentro de las compañías chilenas que necesitan fortalecer sus cuadros gerenciales para seguir consolidando su internacionalización”.

Y otra característica que destaca son los ciclos económicos, que han empujado a mucha gente con altas aspiraciones a emigrar. “Desde los 60 y los 70, la vocación de irte afuera es muy marcada”.

Esteban Rodríguez, 48, también trasandino, socio y presidente de la filial chilena de la consultora estratégica y digital Accenture sigue en la línea de Becerra. Dice que desde que tiene uso de razón, ha habido una crisis económica importante en Argentina. Acostumbrados a trabajar “con el dólar un día a 30 y al otro a 40, con años de inflación y otros sin, impuestos que suben y bajan” sostiene que los profesionales desarrollan naturalmente una habilidad para vivir en la incertidumbre. “Una capacidad de ser más moldeable, más adaptable y una gimnasia mental que en un entorno más ordenado no existe”.

La educación —también coincide con Becerra—generó una diversidad que vivieron los profesionales que hoy están ejerciendo sus carreras. Él es producto de ella, aunque ahora la observa más deteriorada: estudió en un colegio público y análisis de sistemas en la Universidad Católica, privada, porque tenía cursos vespertinos. Cosa que no ofrecían las públicas y él debía trabajar.

“Porcentualmente hablando, hay muchisímos más profesionales chilenos con MBA que en Argentina. El título universitario allá te habilita muchas posibilidades. En Argentina hay más apertura al talento: no importa tanto dónde estudiaste, sino como rendís”.

“Los chilenos volvemos, ellos se quedan afuera”

Algo que ha notado Alberto Zúñiga, director de proyectos de Matrix, consultora chilena con 16 años de vida, es que los alumnos de MBA chilenos y argentinos toman rumbos opuestos.

“Nosotros reclutamos MBA de las diez mejores universidades del mundo y la estadística es la siguiente: tres de cada diez argentinos vuelven a Argentina; cinco de cada diez brasileños y 9,5 chilenos regresan al país”, sostiene Becerra, MBA del Iese de Barcelona, 30 años en BCG y seis países en el cuerpo.

Zúñiga recuerda que cuando hizo el MBA en el London Business School “el 90% de los chilenos volvimos, y el 100% de los argentinos se quedó trabajando afuera”.

Su teoría —dice— es que Argentina y Chile producen muy buenos profesionales, “pero la diferencia es que en Chile todo el talento se ocupa y en Argentina sobra, porque hay menos oportunidades de trabajo y, por eso, buscan salir ”.

Él tuvo que tomar la decisión: le ofrecieron un empleo en una compañía alemana de ingeniería después de su MBA o volver a Chile y entrar a la consultora Bain. Optó por lo segundo y trabajó allí un año y medio.

“El sueldo en Alemania era equivalente al de Chile, pero el costo de la vida es bien distinto. Este es un país económicamente estable, seguro, donde las instituciones funcionan y tienes acceso a todo. No es muy diferente a vivir en Estados Unidos o Europa”, plantea.

Por qué llenan el perfil

“El retail es una industria en permanente cambio, lo que se ha acelerado con las transformaciones tecnológicas y de los consumidores. Se necesitan, por lo tanto, personas adaptativas, colaborativas, creativas y disruptivas”, plantea Gonzalo Larraguibel, socio de la consultora Virtus Partners.

Asegura que ese perfil lo llenan los argentinos por su educación diversa y su cultura abierta. “Es una sociedad más transversal, que viaja sin problemas, que no está añorando volver a Argentina, se adapta. Esa capacidad de trabajar con otros, de no fijarte de donde vienes, también es propia de Estados Unidos”.

José Miguel Sepúlveda, socio de The House, consultora con cuatro años de vida y ex fundador de Matrix, apunta a las crisis económicas de Argentina. “Es la realidad que les ha tocado y los profesionales han debido salir. Eso les ha permitido exponerse a negocios en distintos países. Y cuando te mueves más, adquieres una perspectiva distinta que te da más globalidad y entiendes cómo se hacen los negocios a nivel regional”.

Con un MBA de Harvard, trabajó tres años en el JP Morgan en Londres, donde era el único chileno entre ocho argentinos. En Nueva York la relación era cinco a uno a favor de los trasandinos. “Para los chilenos siempre es atractivo volver porque vas a encontrar un buen trabajo y calidad de vida, una casa más grande, con piscina, algo impensando en Nueva York”.

A pesar de las bondades locales, opina que si las generaciones jóvenes quieren ocupar cargos altos “van a tener que contar con experiencia internacional; si no —bromea— nos vamos a llenar de argentinos”.

Y agrega: “yo veo pocos profesionales chilenos decididos a tener carreras internacionales”.

Gastón Botazzini, gerente general de Falabella.

Eric Basset, gerente de mejoramiento del hogar de Cencosud.

Matías Videla, gerente de centros comerciales de Cencosud.

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