El 2 de octubre, el Opus Dei cumplió 90 años. Su nuevo aniversario vino aparejado con el fortalecimiento del movimiento, justo en medio de la profunda crisis que vive la Iglesia Católica golpeada por los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos.

Cuando Jorge Mario Bergoglio asumió como Francisco, en marzo de 2013, se temió que las relaciones del nuevo Papa con el Opus Dei cambiarían en forma radical, por un posible choque entre el progresismo del jesuita y el conservadurismo de la Obra, como también se le conoce. La misma que antes tuvo como su mejor aliado a Juan Pablo II, quien en noviembre de 1982 erigió al movimiento en prelatura personal mediante la Constitución Apostólica “Ut sit”.

Pero ocurrió todo lo contrario: Bergoglio ha ido tomando decisiones que en la práctica han levantado como un verdadero partner estratégico a este movimiento de alcance mundial que, hasta la fecha, no ha sido objeto de denuncias por abusos sexuales y sigue ejerciendo influencia en los países donde desarrolla su labor. Situación que se replica en Chile donde para algunos el Opus Dei podría ser incluso un semillero para decisiones de nombramientos que el Pontífice tiene pendientes.

“Es evidente que cualquier Papa tiene que trabajar con el Opus Dei en términos de su importancia, tal como lo hace con otros sectores de la Iglesia” señala Alvaro Ramis, doctor en Filosofía y teólogo.

Si bien doctrinalmente no tienen afinidad, dice, coinciden en la importancia del laicado: “Francisco tiene ese énfasis anticlerical y la identidad del Opus Dei es el protagonismo de los laicos, y en eso pueden combinar muy bien”.

Los guiños del Papa

Enfrentar comunicacionalmente los efectos de los escándalos, desde el Vatileaks —que salió a la luz en 2012— hasta el de los abusos contra menores, ha sido un gran desafío que ha recaído en los últimos años precisamente en un numerario del Opus Dei: el periodista estadounidense Greg Burke, a quien Francisco nombró el 11 de julio de 2016, en reemplazo de Federico Lombardi, el jesuita que era portavoz de la Santa Sede desde 2006.

“Hemos visto muchas señales del aprecio de Francisco por el Opus Dei y sus actividades”, planteó el 5 de abril de este año el vicario del movimiento en EE.UU., monseñor Thomas G. Bohlin, en una carta al New York Times. En la misiva, el sacerdote rechazaba un artículo que señalaba que mientras Juan Pablo II se apoyó en ese movimiento, el actual Pontífice favorece a la Comunidad de San Egidio, que se ocupa de pobres, migrantes, ancianos y enfermos de sida.

Bohlin enumeró entre los signos de acercamiento con Francisco, que el Papa rezó en la tumba del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer en Roma; beatificó al primer prelado del Opus Dei, Álvaro del Portillo (en septiembre de 2014); “y ha nombrado a varios sacerdotes del Opus Dei como obispos de todo el mundo”. Entre los nombramientos —que él no especificó— están el de Richard Umbers como auxiliar de Sydney (Australia); Fernando Castro como titular de Margarita (Venezuela); Carlos Lema García, como auxiliar de Sao Paolo y Paul Toshihiro Sakai, como auxiliar de Osaka (Japón).

Aumentan sus fieles y sacerdotes

Desde que asumió Francisco ha estado interesado por promover la evangelización y normalizar las relaciones con la ortodoxia rusa y con la República Popular China que rompió nexos diplomáticos con El Vaticano en 1951. De hecho, hace dos semanas se anunció un acuerdo mediante el cual el Papa reconoció a siete obispos designados por la Iglesia Católica que es dirigida por el gobierno de Beijing.

En estos lugares, la prelatura ya tiene trabajo adelantado desde hace muchos años. Y en este contexto, en enero de 2016, el Pontífice nombró como obispo de Macao (región administrativa especial de China) a Stephen Lee Sang Bun, numerario del movimiento.

En los últimos 20 años, mientras la cifra de católicos ha descendido en el mundo, en el Opus Dei ha ido en aumento. En 1987 había 74 mil 370 fieles y en 2017 llegaron a 92 mil 892, un incremento de 25%, de acuerdo a la información entregada por el Anuario Pontificio 2018.

En tanto, en el caso de sacerdotes ordenados, el crecimiento ha sido de un 68%, ya que pasó de 1.265 a 2.121 el año pasado. Y en cuanto a obispos, 28 pertenecen a esta prelatura, es decir un 0,5% de los 5.353 purpurados existentes (incluidos eméritos y vigentes).

También fue Francisco quien en enero de 2017 nombró al actual prelado, Fernando Ocáriz, quien en una entrevista publicada la semana pasada en Vatican Insider señaló: “El Santo Padre me dijo que deseaba que el Opus Dei difundiera el mensaje del evangelio en esa periferia que son actualmente las clases medias de la sociedad, en aquellos ambientes donde, a veces, Dios ya no tiene espacio y crece la pobreza de valores e ideales”.

Influencia en Chile

En Chile el trabajo de la prelatura cuenta con un importante apoyo del mundo empresarial. Por ejemplo, de acuerdo a un estudio sobre las donaciones que se hicieron a instituciones de educación superior —realizado por el Comité de evaluación de la ley de la Cámara de Diputados— las universidades Católica y de los Andes (ambas ligadas al Opus Dei) son las que captaron los mayores montos de lo donado entre 2012 y 2016.

La UC —130 años de vida y una matrícula de 39.154 alumnos a junio de este año (según el Mineduc)— recibió $32 mil 776 millones mientras que la segunda —con 29 años de vida y 10.928 alumnos — obtuvo casi la misma cifra: $32 mil 393 millones.

El rector de la U. de los Andes, José Antonio Guzmán, señaló en agosto pasado a “La Segunda” que en medio de la crisis de la Iglesia, “el papel de la universidad es sostener intelectualmente la fe en la sociedad”.

Quien también estuvo ligado a esa universidad es el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, miembro del Opus Dei y ordenado sacerdote en 1993 por Alvaro del Portillo, sucesor de Escrivá de Balaguer en el mando del movimiento. Monseñor González es el único obispo que integra el Consejo de prevención de abusos y acompañamiento de víctimas de la Conferencia Episcopal.

A nivel de figuras políticas, hay diversidad de partidos. Hoy hay cuatro parlamentarios en ejercicio del Opus Dei (los UDI Jacqueline van Rysselberghe e Iván Norambuena, Ximena Ossandón, RN, y el DC Jorge Sabag); otros se consideran cercanos. También integran el movimiento el ex ministro del Interior de Bachelet Mario Fernández (DC); el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín (UDI), y el ex senador Carlos Larraín (RN). Aunque éste último se autodenomina más como un “asilado”, dice: “En el Opus Dei se cultiva la libertad con una intensidad insólita. Por ejemplo, yo nunca he sintonizado políticamente con Lavín. No lo digo por hacerme el Tarzán, tenemos distintos enfoques políticos, y eso es una demostración de cuánto se cuida la libertad”.

¿Por qué no hay abusos?

Hace dos semanas, en su columna dominical en El Mercurio, Carlos Peña destacó que el Opus Dei no cuenta con denuncias de abusos sexuales. Efectivamente, hasta ahora no hay casos que involucren directamente a sus sacerdotes.

La única situación que se investiga es la de un numerario profesor de Religión del colegio Gaztelueta en Vizcaya (España), que por estos días se ventila en la Audiencia provincial. Sin embargo, respecto a ese mismo caso, el Papa en octubre de 2010 cerró la causa eclesiástica y la justicia canónica ordenó “restablecer el buen nombre y la fama” del acusado.

Peña afirmó que el Opus Dei “parece disciplinar mejor a sus miembros. Hay en ella énfasis en el rito, ascesis, disciplina del cuerpo y del deseo”.

García-Huidobro considera que “no tiene sentido considerar al Opus Dei como una especie de reserva moral de la Iglesia Católica. Sus miembros tenemos los mismos defectos que el resto de los católicos (…) Que hasta ahora no se hayan dado esos casos, no significa que no puedan presentarse”, dice. Asegura que las medidas que puedan tomarse son ciertamente muy importantes y necesarias, “pero basta que una persona se descuide para que el peligro exista. Esto vale para la Iglesia y para cualquier otra institución”.

Larraín comenta que “los sacerdotes de la Obra pasan por una larga preparación para que su vocación esté firme y todos tienen una vida interior muy fuerte. La buena doctrina ha permitido pasar por este bache horroroso”. Añade como factor importante que “se respeta la libertad. Porque la virtud impuesta no es virtud”.

Van Rysselberghe, presidenta de la UDI, afirma que “esperamos y gracias Dios ninguno ha sido acusado de nada, justamente por medidas adoptadas por prudencia”. Alude a que “en el caso de los sacerdotes, salvo una extremaunción, es muy raro que vayas a ver a un sacerdote solo con una mujer. No tanto porque el sacerdote o alguien pueda hacer algo incorrecto, sino por prudencia prefieres evitar que la gente interprete cosas. Eso viene desde que se fundó el Opus Dei”.

El Pontífice junto a Fernando Ocáriz, a quien nombró como prelado en enero de 2017.

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