Ocupado por estos días en la difusión del segundo tomo de sus memorias, “Esclavos de la consigna”, el escritor Jorge Edwards sorprendió hoy al revelar el diario “El Mercurio” que había decidido ingresar a militar en Evópoli.

Su determinación se materializó después de reunirse en su casa, el lunes pasado, con el presidente del partido, Hernán Larraín Matte; el diputado Luciano Cruz-Coke; el economista Ignacio Briones y el ex embajador Óscar Godoy.

Edwards trabajó en el servicio exterior hasta 1973. En esa labor hizo amistad con el poeta y ex diplomático Pablo Neruda (PC). Luego, a fines de la dictadura integró el Comité de Elecciones Libres y un grupo de “Independientes por el No” y, tras el retorno a la democracia, fue embajador en la Unesco del gobierno del Presidente Frei Ruiz-Tagle y en Francia, durante el primer gobierno del Presidente Piñera. Con 87 años, hasta hoy nunca militó en un partido político.

—¿Por qué Evópoli?

—Porque dentro de lo que ha sido la transición chilena me parece un partido democrático, razonable y con gente con la que se puede conversar. No tengo más razones, ése es el resumen.

—¿Por qué militar en un partido después de una larga vida como independiente?

—Nunca en mi vida he militado en ningún partido político y éste es un pequeño partido con el cual puedo estar razonablemente de acuerdo. No sé si voy a estar siempre de acuerdo, pero sé que voy a poder conversar y dar mi opinión de las cosas. Además, esto ocurre para el aniversario del No. En esa época yo presidí un comité de libertad de expresión, donde había escritores, periodistas y hombres de letras que hicimos algo para que se abrieran resquicios en una expresión muy controlada por la censura que había en Chile. Además, fui miembro del Comité de Elecciones Libres, donde estuve junto a una selección de gente políticamente independiente y artistas como Nemesio Antúnez, un hombre de ciencia como Igor Saavedra y políticos como Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Sergio Molina. Me sentí cómodo en ese lugar y ahora con Evópoli me siento en lo mismo, no demasiado diferente, y espero estar de acuerdo en muchas cosas. Además, el grupo de Evópoli es sensible a los temas de la cultura y en Chile hay mucho que hacer en ese aspecto.

—¿No ve la misma sensibilidad en los partidos de centroizquierda?

—El tema de la cultura incomoda a más gente de la que se piensa aquí en Chile. Pienso que es bueno estar ahí y recordar que se puede llegar al desarrollo pensando con equilibrio y con justicia. Me parece interesante que los chilenos aprendan a ver y respetar otros puntos de vista y otras visiones.

—Ud. era más bien de una cultura política de centroizquierda y hoy entra a militar en un partido de centroderecha liberal.

—Sí, pero también he tenido un gran realismo. Fui la primera persona en el mundo latinoamericano e hispánico que vio que esto de Cuba era peligroso, porque era una dictadura, y una perfecta dictadura. Yo lo denuncié a tiempo y eso me significó polémicas políticas intensas , de lo que salí intelectualmente vivo.

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Si trabajara en una empresa tradicional estaría de jefe de departamento en un proyecto bien fome”. Osvaldo Mena, 29, jefe de tecnología.

Desde el día uno Matías Martínez, curicano, 24, con un semestre de ingeniería informática en la U. de Talca; Osvaldo Mena, oriundo de Río Bueno, y Cristopher Oyarzún, de La Calera —ambos de 29 e ingenieros civiles informáticos de la Federico Santa María en Valparaíso— desarrollaron las aplicaciones de Cornershop junto a los tres socios fundadores.

Gracias al vesting, el mecanismo de retención de cerebros en el ecosistema del emprendimiento, recibirán una parte de los US$225 millones que acordó pagar Walmart por la plataforma de compras en línea.

Parecido a las opciones de acciones que se ofrece a los principales gerentes de las empresas tradicionales, el vesting está asociado a un tiempo mínimo de permanencia. Por lo general, son cuatro años a cambio de un porcentaje de la propiedad que oscila entre un 0,1% y 1%.

A sus jóvenes bolsillos entrarán, por tanto, entre US$225 mil y US$2,25 millones. Pero ellos no sueltan palabra al respecto.

—Daniel Undurraga, uno de los fundadores de Cornershop, al ejemplificar su éxito, dijo: “Tengo un socio sueco, me instalé en México donde no conocía a nadie y los tres ingenieros más importantes son de Curicó, Río Bueno y La Calera”. ¿Cómo se describen ustedes?

—Osvaldo (O): Quiere decir que no somos de familias acomodadas ni tenemos contactos.

—Cristopher (C): Aquí la gente entra por meritocracia.

—Matías (M): Me halaga mucho que diga que soy uno de sus mejores ingenieros. Me defino como un diseñador de productos. Me gusta inventar soluciones fáciles que pueda usar un niño o mi abuela.

El correo que le cambió la vida

Los tres llegaron en marzo de 2015 a trabajar a Cornershop. Habían pasado por Seahorse, el emprendimiento anterior de los tres socios fundadores Daniel Undurraga, Juan Pablo Cuevas y el sueco Oskar Hjertonsson, que almacenaba fotos y cerró.

Matías, quien desde quinto básico programaba videojuegos y en cuarto medio hacía desarrollos web para agencias de publicidad, recuerda que aterrizó en la desaparecida startup por un correo de Oskar que, de paso, lo terminó alejando para siempre de la U. de Talca. “¿Te interesa hablar conmigo? Me dijeron que eras el mejor desarrollador de IOS (sistema operativo de iPhone) de Chile”, le escribió el sueco desde San Francisco. Sin haber salido nunca de Chile, Matías partió a Silicon Valley a los 17 años con permiso notarial de sus padres y no volvió más a la universidad.

Compañeros en la Santa María, Osvaldo y Cristopher compitieron en una feria de software de la universidad. Ganaron conguitarboost, un videojuego para aprender a tocar guitarra eléctrica, y conocieron a Camilo Vera, quien concursaba con otra startup. Al cabo de dos años, guitarboost luchaba por sobrevivir ante el cobro de derechos de autor y le dijeron a Camilo que se les acababa la plata. A los pocos días, los contactó con los dueños de Cornershop que, en 2012, buscaban ingenieros para Seahorse.

—¿Cuáles son las ventajas de trabajar en una startup, además del vesting?

— O: No hay muchas trabas burocráticas. Si trabajas en una empresa de retail, dependes de la firma de diez gerentes para hacer un cambio.

—C: Si veo que algo anda mal en otra área, puedo decir qué hacer para mejorarlo.

—M: Cada persona tiene mucha responsabilidad y eso quiere decir que uno puede crecer haciendo su trabajo.

—¿Tenían contrato indefinido, isapre y AFP cuando entraron?

—Desde el principio —responden.

Cuentan que hay clases de yoga, boxeo e inglés gratis, cuatro semanas de vacaciones y horario que puede ser flexible.

No piden CV

Al hablar de contrataciones, “no pedimos CV, no nos interesa. Les hacemos preguntas y nos muestran lo que quieran mostrar. Hay un mes de entrevistas y una prueba técnica”, explica Matías, el diseñador jefe a cargo de todas las aplicaciones (clientes, shoppers, tiendas) y hasta de las coloridas bolsas estampadas en las que entregan los pedidos. Imposible no reparar en su cara de niño que, según él, no es tema en este ambiente, “aunque cuando tomo Uber me preguntan si voy al colegio”.

Ingeniero jefe de las aplicaciones móviles de los clientes que compran a través de Cornershop, Cristopher dice que le gusta contratar autodidactas.

Jefe de tecnología y responsable de que el desarrollo del software sea el mejor, Osvaldo calcula que han postulado 1.500 personas a las áreas de desarrollo de software desde que partió Cornershop. Solo han contratado a 32.

—¿Qué le falta a la gente que postula y no queda?

—O: Ganas de crear productos.

—M: Muchas veces llegan ingenieros que quieren que les digamos qué hacer y esperan que nosotros les demos órdenes. Buscamos personas que quieran sentirse dueñas de lo que están haciendo.

—¿En una compañía tradicional, qué cargos ocuparían?

—M: Probablemente no tendría pega. Sería free lance, porque la mayoría de las compañías tradicionales piden estudios.

—O: Estaría de jefe de departamento en un proyecto bien fome.

—C: Yo también.

—¿Cómo celebraron la venta a Walmart ustedes que son pequeños accionistas de Cornershop?

—M: El día que salió la noticia estábamos en el paseo del 18 en Paine, haciendo un asado, con juegos chilenos. Yo era jurado de cueca.

Le bajan el perfil a su calidad de pequeños propietarios de la empresa. Bromean con que ha sido “sudor y lágrimas”, pero más sudor, porque, más que nada, lo han pasado bien en la pega.

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El 23 de agosto, Andrónico Luksic publicó en su cuenta de Twitter una encuesta flash que consultaba: “¿Has tenido alguna vez una buena idea de emprendimiento, que finalmente nunca impulsaste?”. El 73% de los 13.375 que contestaron respondieron: “Sí, pero me faltó apoyo”. Al día siguiente, el empresario agradeció y respondió con un enigmático: “Seguiremos pensando en iniciativas q puedan contribuir con ese impulso que tanto buscan”.

Es que desde fines de julio tenía la idea de un concurso para reforzar el emprendimiento. Coincidentemente, salió la mayor noticia de emprendedores tecnológicos locales de los últimos años: que Walmart compraba Cornershop (ver nota aparte), la idea de dos ingenieros chilenos y uno sueco, en US$225 millones.

En este escenario nació “Impulso Chileno”, un concurso que busca premiar con financiamiento y capacitación a 30 ideas de emprendimiento. Luksic lo lanzó ayer miércoles 3 a las 9 de la mañana y a las 23:28 se cerró porque se coparon las 4 mil postulaciones previstas.

“Estoy sorprendido por la rápida respuesta de los participantes. Durante los meses en que preparamos esta iniciativa siempre estuve convencido del empuje emprendedor que existe en todo Chile. Pero francamente no pensé que en tan pocas horas se iban a llenar todos los cupos para postular”, dijo esta mañana Luksic a La Segunda vía e-mail. “Esto demuestra que en Chile hay muchas ideas, muchos proyectos y muchas ganas de jugarse por ellos. Lo que necesitan es un primer impulso, y es ahí donde pretende aportar Impulso Chileno”.

—¿Por qué apostar por el emprendimiento y no por otra actividad?

—Esta iniciativa surgió luego de escuchar muchas historias en redes sociales, y conocer cara a cara a personas que lo han intentado todo, pero que no han podido emprender. La mayoría se ha topado con problemas no sólo de falta de financiamiento, sino también con la lejanía de los centros urbanos o la falta de apoyo técnico en la etapa inicial. Por eso queremos entregar a los ganadores no sólo financiamiento, sino un buen acompañamiento y capacitación para que esos proyectos tengan las mejores posibilidades de concretarse.

—Con el cierre de anoche, ¿no habrá opciones para más interesados?

—Ampliaremos la cantidad de postulaciones lo antes posible. Queremos que puedan participar personas de los diferentes rincones de Chile, especialmente quienes no hayan tenido antes oportunidades para desarrollar sus proyectos. Me encantaría ver muchas ideas de regiones entre las finalistas.

Luksic contó que habrá un jurado encargado de definir a los ganadores que integran Alejandra Mustakis (Asech), Gabriel Gurovich (emprendedor Cuponatic Latam), Arturo Soto (emprendedor social de Antofagasta, Budeo), Verónica Oliva (emprendedora, RedAlmacen), Paula Broitman (MBA UC) y Hernán Rojas (conductor de radio y emprendedor, Great Place 2 Rock)

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