Fotos claudio cortes

A la izquierda la sala Grez. A la derecha, Shakespeare en uno de los frescos mejor conservados.

Una escultura de Tótila Albert en el hall central.

Cerca de 300 personas pasan sus días como pacientes del hospital psiquiátrico Dr. José Horwitz, ajenas a que —desde el pasado día del Patrimonio Nacional, en mayo de este año— ha sido incorporado al circuito de visitas guiadas. “El morbo es la principal motivación”, dice Daniela Cid, historiadora, fundadora de “Santiago a pata” y nuestra guía en esta cita.

Al comenzar el recorrido nos advierten: “no se puede ver a los internos, tampoco fotografiarlos ni hacer ruidos”. Y nos explican cómo ha ido evolucionando la mirada de las enfermedades mentales en nuestra sociedad. “En la Colonia, el loco era la vergüenza de la familia, la promiscuidad se asociaba a la locura y la manera de enfrentar clínicamente a eso era el encierro. Las mujeres a los conventos, los de mejor suerte se iban a un manicomio en Lima y también hay registros de enfermos mentales encerrados en sus propias casas y asilos. Después del siglo XIX, la beneficencia pública se hace cargo de estos enfermos. Se profundizó en estudios psiquiátricos, y en 1852 se funda la Casa de Orates de nuestra señora de Los Ángeles que estaba en el barrio Yungay. Dos años más tarde comenzaría la construcción del actual terreno en la Av. La Paz”, nos dice.

Más adentro, donde el ruido de la calle no llega, está el teatro Grez. La construcción del año 1897 parece una pequeña capilla y fue protagonista en la vida del hospital. “El inglés, especialista en enfermedades mentales, William Benham, trajo de Europa el ‘tratamiento moral', que se basaba en que las personas en estado de locura conservaban un porcentaje de razón. Se entendía que, a través del trabajo y actividades recreativas era posible retomar esa parte de razón con talleres de música, pintura y teatro como un aporte a su tratamiento”, cuenta Daniela.

La estructura principal del teatro mantiene 12 murales. Son retratos de Homero, Virgilio, Shakespeare, Moliere, Lope de Vega, Dante, Calderón de la Barca y Goethe, y dos musas de la mitología griega: Erato y Terpsícore. Se cree que los pintó Pedro Lira, amigo del benefactor del teatro, don Manuel Silvestre Grez, y también que Lira pudo ser paciente del hospital, fruto de una depresión.

Actualmente, el teatro se utiliza para actividades internas, como la cuenta pública, pero oficialmente está en proceso de apertura a la comunidad para diferentes actividades culturales.

15 toneladas de ropa al mes se lavan en el psiquiátrico.

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