El volvió hace como dos años, pero no estaba jugando”.

Ismael Araya

Presidente del club deportivo

Fundado el 13 de marzo de 1944, del Club Deportivo San Joaquín de Renca se podía decir, hasta ahora, que fue la cuna de Rafael Celedón, un crack del fútbol profesional que sólo los iniciados conocen, con campañas en Melipilla, Cobreloa o San Marcos de Arica. No es una institución tan reconocida como Estudiantes de la Punta de Renca, en que partió Eduardo Vargas, o Lourdes, que fue el origen de Nicolás Castillo. Pero desde ahora, según la información policial, la sede del CD San Joaquín podrá ser recordada por algo distinto: ahí partió, a inicios de septiembre, una cadena de hechos que llevó a uno de los más macabros crímenes ocurridos en Renca.

Jorge Alvarez Bustcovich (29) desde niño vistió la camiseta del club y a los 25 años llegó a ser una de sus figuras. El presidente del club, Ismael Araya, recuerda que antes de que Jorge tuviera “su tema con la droga”, solía anotar más de un gol por partido. Jugador «de la mitad para adelante», el 10 del equipo, era un animador regular de los partidos que se hacían en el parque Las Palmeras de Renca. Fue justo ahí donde un hasta ahora indeterminado grupo de hombres le prendió fuego la noche del domingo 9 de septiembre, en venganza por una presunta «quitada» de drogas. Murió seis días después, el sábado 15, a causa de las quemaduras en 90 por ciento de su cuerpo.

“El volvió hace como dos años al club, pero no estaba jugando al fútbol, porque se encontraba metido en su problema. También estuvo un tiempo jugando en un club que se llama Matucana, que está como a media cuadra. Pero cuando regresó ya no era una persona interesada en el fútbol. Jugó un par de partidos y nunca más”, cuenta Araya. “Iba harto a la sede. La gente le tenía cariño, porque no era ni agresivo ni atrevido. Pedía una moneda tal vez, limpiaba vidrios, hacía aseo si alguien se lo pedía”, añade. Y afirma que él no conocía a ninguna de las personas involucradas en la muerte de Alvarez.

De acuerdo con la inspectora de la Brigada de Homicidios (BH) de la PDI Patricia Rivera, la eventual «quitada» de Alvarez ocurrió en la sede del CD San Joaquín. Fue ahí donde el joven le habría sustraído una mochila con drogas y dinero a José Barrera (48), alias «El Chuncho», un presunto narco de la población Salvador y cuyo hijo de 19 años es uno de los dos formalizados por el caso.

Parte del historial de «El Chuncho» se encuentra en el 2° Juzgado de Garantía de Santiago, que en 2014 lo condenó a tres años y un día de libertad vigilada por tráfico de drogas, más 541 días por porte de arma de fuego. En febrero de ese año, Barrera había amenazado a una mujer diciéndole “te voy a pegar unos balazos c…”, lo que condujo a una búsqueda en el auto donde iba: le hallaron una pistola a fogueo modificada para disparar balas verdaderas calibre 38, y 53 bolsas de cocaína, que sumaban 223,7 gramos.

Un informe que Gendarmería elaboró en octubre de 2016 para ver qué tal le iba con la condena, indica que «El Chuncho» trabajaba como ayudante de mecánico en un taller que arreglaba grúas. También se dice que había dejado de consumir drogas «duras» —el documento las denomina dopaminérgicas— y que tomaba sólo con fines recreacionales. Pero dos años después las cosas variaron. Cuando su hijo fue detenido hace casi dos semanas por el crimen de Alvarez, contó a la policía que el 1 de septiembre pasado él fue a buscar a su padre al CD San Joaquín porque estaba ebrio. En el camino de vuelta —relató— su padre se quejaba porque “este pastero me robó y le estuve dando de tomar toda la noche y me paga así”. Se supone que aludía a Alvarez.

La rabia le duró varios días. Incluso habría ido a preguntar por Jorge Alvarez a la casa de sus padres de forma amenazante. Así las cosas, el 9 de septiembre «El Chuncho» le pidió a su hijo que lo llevara en su auto, un Kia Morning. Al anochecer se encontraron con Alejandro Cisternas Cubillos (53), alias «El Alfie». Como en el caso de «El Chuncho», «El Alfie» también tiene un pasado en el narcotráfico. En 2006 fue condenado por el 7° Juzgado de Garantía de Santiago a tres años y un día de libertad vigilada en un procedimiento abreviado por infringir la Ley 20.000. El 22 de diciembre de 2005, a él y a otros tres tipos los habían atrapado en una parcela de Padre Hurtado con un remolque frigorífico que tenía escondido 536 kilos de marihuana.

La noche final

Todavía está en investigación qué fue con exactitud lo que pasó la noche del 9 de septiembre. Una versión, la del hijo de «El Chuncho» que iba manejando al auto, dice que él y su padre dejaron a «El Alfie» en Las Palmeras con un bidón lleno de bencina y fueron a dar una vuelta hacia el sur. Cuando volvieron, «El Alfie» le habría dicho a su padre que se había mandado un «condoro» mientras se distinguía que alguien se estaba quemando.

En cambio, según «El Alfie», a Jorge Alvarez lo subieron al auto en 14 de la Fama y lo llevaron al parque Las Palmeras. Ahí, aparentemente, «El Chuncho» le tiró bencina en las piernas y luego prendió un fósforo. Esta versión, sin embargo, fue cuestionada por su propia defensa debido a la situación en que se registró. Cisternas es el otro formalizado del caso.

El viernes 14 de septiembre en el club organizaron un evento para reunir fondos en ayuda de Alvarez. Al día siguiente, el muchacho falleció en el Hospital San Juan de Dios, donde habían establecido que en casos como el suyo apenas la mitad sobrevivía. Hasta ahora, la investigación sigue caratulada como homicidio frustrado.

Jorge Alvarez, en una foto con la que sus amigos lo despiden en redes sociales.

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